El Conjuro es una cinta dirigida por James Wan, una de las mejores películas de terror del siglo XXI. Se ve increíble, juega con los peores temores del público y además se basa en una historia real. Existen muchas películas que supuestamente se basan en casos reales solo para obtener el susto adicional. Pero esas afirmaciones rara vez cumplen las expectativas de la audiencia cuando se enteran de los hechos. Este caso es terrorificaménte diferente.

A lo largo de los años 70, la familia Perron conformada por un matrimonio y 5 hijas, afirmó haber vivido la peor experiencia humana posible. Fueron acosados, empujados, pellizcados, golpeados, arrojados de sus camas, besados en medio de la noche, y fueron atacados por un particular espíritu maligno de una bruja llamada Bathsheba Thayer.

La familia Perron ciertamente cree que fue perseguida por algo macabro mientras vivía en una granja de Rhode Island en Estados Unidos. Incluso, los eventos crecieron a tal nivel que se pusieron en contacto con Ed y Lorraine Warren, los investigadores paranormales que ayudaron a convertir a la casa de Amityville en un caso popular, llegando a causar escalofrios en personas de todo el mundo. Independientemente de si la inquietud ocurrió de la manera que fue retratada en la película, algo muy real parece haberle sucedido a la familia Perron. Su terror continuó por muchos años, ayudando a crear una de las películas más aterradoras del género.

Los primeros sucesos en la casa de El Conjuro

Antes de mudarse, los Perron recibieron un consejo, una advertencia por parte de sus vecinos: «Dejen las luces encendidas todas las noches«.

No pasó mucho tiempo después de recibir ese misterioso anuncio cuando los Perron se encontraron con la primera entidad paranormal. Al igual que en otros casos de fantasmas y experiencias de este tipo, todo comenzó con sucesos desconocidos que todavía no se podían explicar como fenómenos extraños. Por el momento todo se relacionaba con la condición antigua y avejentada de la casa.

Algunas cosas se movían y cambiaban de posición, hecho que al principio asociaban al carácter juguetón de algún miembro de la familia. Pero poco tiempo después averiguaron que no se trataba de eso.

Semanas más tarde de su llegada, comenzaron a percibir insólitas interacciones de fantasmas que parecían ser benévolos. Usualmente besaban la frente de las niñas por las noches, las arropaban o jugaban con objetos en la casa. Algunas de ellas podían recordar un aroma de mujer durante estas experiencias, un olor a flores y frutas que no se relacionaba al que caracterizaba a su madre. En este punto, los Perron empezaron a darse cuenta de que vivían en un lugar que albergaba no solo una, sino varias entidades desconocidas aparentemente benignas.

Fotografía real de la familia Perron
Fotografía real de la familia Perron

La llegada de las entidades malignas

La familia afirma que los fantasmas malévolos comenzaron a manifestarse con el paso del tiempo y terminaron reemplazando a los buenos, a los que ya se habían acostumbrado. De alguna forma, habían aprendido a convivir con aquellos seres que no les hacían ningún mal. Pero el ambiente pacífico no tardaría mucho tiempo en desaparecer.

Las niñas afirman que su primer encuentro con las entidades malignas fue en el granero. Allí se sintieron atacadas una noche por algo invisible que les hablaba sobre los cuerpos de siete soldados emparedados en los muros de la casa. Este evento sería el primero de una serie de terroríficas y espeluznantes experiencias.

Describían un olor nauseabundo a carne podrida que inundaba toda la casa a las 5:15 de la mañana. Un hedor tan fuerte y desagradable que uno a uno los iba sacando de la cama. En esas noches, un fantasma masculino acechaba a las niñas, perturbando su sueño con torturas indescriptibles que ni siquiera ellas se atrevían a detallar.

La presencia más poderosa de la casa

Mientras la familia Perron sufría estas terribles experiencias paranormales durante su estancia en la casa, Carolyn Perron, la matriarca, parecía haber estado más expuesta a lo que allí estaba pasando. Afirma que sabía que algo andaba mal cuando una mujer vestida de gris apareció al lado de su cama gritando: “Sal. Sal. Te expulsaré con muerte y tristeza«.

La mujer del vestido gris era Bathsheba Thayer, el espíritu de una bruja que se consideraba la dueña de la casa y que haría todo lo posible por recuperar su propiedad.

Tumba de Bathsheba
Tumba de Bathsheba, ubicada en los jardines de la casa

Los Perron alegan que los ataques de Bathsheba comenzaron como una actividad poltergeist inofensiva. Pellizcos, golpes y hasta empujes de una fuerza invisible. Pero poco después, la situación empeoró y los fenómenos se hicieron cada vez más agresivos. El fantasma quería que abandonaran la granja y el modo en que decidió conseguirlo fue torturando a Carolyn. Tras algún tiempo de constantes agresiones físicas, Bathsheba poseyó su cuerpo para multiplicar su poder sobre ella y sobre toda la familia. En este punto de la historia, la madre se encontraba en una situación de salud muy débil y agotada emocionalmente.

La llegada de los Warren, la trama de El Conjuro

Algunas versiones cuentan que un amigo de la familia acudió a los Warren, mientras estaban dando una charla en Putnam, Connecticut. Les habló acerca de los eventos ocrurridos y los investigadores acudieron para ofrecer su ayuda inmediatamente.

Lorraine Warren afirma que sintió una presencia oscura en la casa desde el primer momento que pisó la entrada. Los Warren limpiaron la casa y realizaron una sesión de espiritismo con Carolyn en el sótano. Una sesión que no salió según lo planeado y, a diferencia de lo que describe la película El Conjuro, empeoró todavía más la situación.

Los Warren visitaron a los Perron de manera intermitente en el transcurso de la década, pero jamás pudieron solucionar nada. Lorraine nunca hizo público lo que sucedió durante aquella sesión, pero afirma que la perturbó hasta lo más profundo de su ser. Una de las niñas pudo colarse en el evento y describió cómo su madre hablaba un idioma que no era de este mundo, con una voz que no era la suya. Su silla levitaba en medio de aquel cuarto y voló con fuerza al otro lado de la habitación, chocando contra el muro.

Ed y Lorraine Warren
Ed y Lorraine Warren

La economía de la familia Perron

Una de las preguntas más habituales en torno al caso de la familia Perron es por qué no se fueron de aquella casa. La familia vivió en su granja de Rhode Island durante nueve años, de 1971 a 1980, y en todo ese tiempo sufrió lo inimaginable acosada por todos aquellos fenómenos paranormales.

La razón de su resignación ante tal acoso era la incapacidad financiera de trasladarse a otro lugar. Los eventos ocurrieron durante el final de la administración de Nixon hasta la llegada del presidente Carter. Una etapa en la que la economía estaba destrozada y afectaba a gran parte de la sociedad.

Además, el valor de la propiedad se devaluaba cada día y no fue hasta 1980 que los Perron pudieron venderla. Tan pronto como se firmaron los papeles, se dirigieron a Georgia para nunca mirar atrás.

La vida después de lograr escapar de la casa de El Conjuro

Según los Perron, Bathsheba todavía los persigue aún habiendo abandonado aquella casa. Durante el rodaje de El Conjuro, toda la familia fue invitada al set. Al principio todos iban a ir, pero en el último momento, Carolyn cambió de opinión.

No quería hacer el viaje a causa de una extraña inquietud y un mal presentimiento. Una de las hijas comentó que, mientras estaban siendo entrevistados, un fuerte viento inexplicable entró en las instalaciones, azotando y derribando las cámaras, luces y todo el material que los rodeaba. No fue hasta que regresaron a su hotel aquella noche que supieron que su madre se había caido y se había roto la cadera, justo en el mismo momento exacto en que aquello había sucedido.

Cuando la vieron, su madre les dijo que era la maldición de Bathsheba, que la bruja no quería exponerse. Todos los que después han vivido en la casa de El Conjuro han experimentado eventos aterradores. Algunos han huido gritando y corriendo por sus vidas, dejando todas sus posesiones atrás. Otros nunca se mudaron y la casa permaneció vacía durante años.

A día de hoy su dueña actual trata de alejar a la gente curiosa, ya que el éxito de la película convirtió el lugar en una especie de atracción turística para los fanáticos del horror. Nadie puede poner en duda los eventos de aquella casa y su terrorífica historia. Forma parte del misterioso expediente Warren y de su larga lista de casos todavía por resolver.

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