A finales del 2019 y bajo la dirección y producción de Sam Mendes, se estrenó la película bélica 1917. Un guión basado en la historia que su propio abuelo le contó tras haber participado en la I Guerra Mundial.

La cinta describe una misión encomendada a dos soldados británicos durante el conflicto. Entregar un mensaje para cancelar un ataque abocado al fracaso a la Línea Hindenburg, un sistema de trincheras en el noreste de Francia, durante la Operación Alberich en 1917.

Uno de los elementos más significativos que presentó esta película, sino el que más, fue el plano secuencia. Gracias al uso de este recurso narrativo, la audiencia fue partícipe en primera persona del transcurso de la misión, de principio a fin.

Las dificultades técnicas derivadas de este planteamiento y su brillante resolución, llevaron a 1917 a ganar tres Oscar: mejor fotografía, mejor sonido y mejor efectos visuales. Además, obtuvo otras siete nominaciones: mejor película, mejor dirección, mejor guión original, mejor banda sonora original, mejor edición de sonido, mejor diseño de producción y mejor maquillaje y peluquería.

En conjunto, 1917 se posicionó como una de las mejores películas del género, distinguiéndose de otras al ofrecer un punto de vista diferente de una guerra sin precedentes que destruyó gran parte de Europa.

El director y productor de 1917, Sam Mendes, con los actores protagonistas
El director y productor de 1917, Sam Mendes, con los actores protagonistas

El plano secuencia como recurso narrativo

El plano secuencia es una técnica de rodaje basada en la grabación de una toma completa sin cortes durante un tiempo determinado. Para llevar a cabo este procedimiento, se utilizan muchos sistemas como travellings, cámaras steadicam, diferencias de plano, ángulos y modelos de seguimiento a los personajes. La perfecta combinación de estos elementos, permite el desarrollo de escenas bastante complejas, narrativamente impactantes.

Desde el punto de vista de la producción, el plano secuencia es una técnica complicada ya que involucra muchos factores que deben coordinarse de manera adecuada, como la iluminación, el tiempo y la interpretación del guión. Al eliminar la posibilidad de realizar cortes en la cinta, si hay algún error imprevisto se debe empezar de cero.

En consecuencia, el plano secuencia resulta mucho más costoso y difícil de elaborar que otras técnicas. Pero si la ejecución es buena, el resultado es sensacional.

Cómo se hizo el plano secuencia en 1917

La técnica del plano secuencia no es el único elemento diferenciador excelentemente ejecutado de la película 1917. Pero sin lugar a dudas, es el más destacado tanto por la audiencia como por la crítica. El filme está considerado como todo un logro cinematográfico, que alcanzó lo sublime gracias al arduo trabajo desarrollado por el genio de la fotografía Roger Deakins.

Él, junto con el director Sam Mendes, es el responsable de la magnificencia del título, convirtiendo una historia extremadamente específica y con solo dos protagonistas, en una travesía agónica envuelta de momentos inolvidables.

Behind the scenes de 1917

La preparación del proyecto

La película nos muestra de principio a fin un plano secuencia enorme, casi infinito, que nos ahoga cada vez más fuerte a la par que la intensidad del guión aumenta. Para que esto fuera posible, todo el trabajo partió de un enorme y detallado proceso de planificación inicial, que incluyó maquetas y modelos, para probar y organizar cada milímetro de las escenas.

Esta planificación pasó por programar meticulosamente las dimensiones de los planos y los espacios junto con los tiempos de interpretación. El plano secuencia debía coincidir con el tiempo que tardasen los protagonistas en atravesar el set de grabación. Toda una ciencia de precisión absolutamente compleja y abrumadora.

En este sentido, algunas partes de los escenario, fueron previstas con paredes y decorados desmontables. Esto permitió el movimiento entre bambalinas de parte del equipo que debía transformar de manera simultánea algunas escenografías.

En total, se destinaron cuatro meses de producción para realizar ensayos de localización. Pruebas entre equipo, cámaras, actores y atrezzo, que se organizaron de manera excelente para conseguir la mayor sofisticación posible. Y lo lograron.

La fotografía de 1917

Si 1917 recibió el Oscar a la mejor fotografía, fue por el trabajo de Roger Deakins.

El británico acumula la experiencia de haber trabajado en otros títulos como The Shawshank Redemption, Fargo, A Beautiful Mind, The Village, No Country for Old Men y Blade Runner 2049, entre otras.

En 1917 incorporó el uso de material de filmación con características específicas, que permitieron grabar en todas las condiciones y durante el tiempo necesario. La producción estuvo, más que nunca, sujeta a las inclemencias del clima. En una cinta grabada en plano secuencia, todo debe estar bajo el control de un ojo clínico, y así evitar cualquier detalle inoportuno.

Roger Deakins planificando una escena de 1917
El director de fotografía Roger Deakins planificando una escena de la película

El montaje

Uno de los procesos más cuidados y perfeccionados de la película y que dieron como resultado el producto majestuoso que todos conocemos, es el montaje.

A partir de una técnica llamada «corte invisible», los planos secuencia que fueron configurando la película completa pudieron unirse sin perder la sensación de continuidad que ofrece la técnica narrativa. Momentos en los que algunos objetos y otros personajes se cruzaban frente a la cámara permitieron esas bocanadas de oxígeno al equipo de producción, que fusionaron exquisitamente con el plano siguiente para ofrecer la ilusión de secuencia completa.

Esto solucionó algunas cosas y complicó otras, ya que unir dos piezas de varios minutos cada una es sumamente difícil, dada la naturaleza de un plano secuencia. Cualquier error en este sentido sería demasiado notable y echaría por tierra todo el trabajo.

En resumen, para ejecutar y pulir esta película hizo falta el empeño y perseverancia de todas las áreas involucradas en la producción cinematográfica. Una labor exorbitante que trajo como consecuencia una de las mejores creaciones en la historia del cine.

A los ojos de la audiencia, 1917 fue una experiencia literalmente a pie de guerra. Un sufrimiento exasperante desde el principio que se disfruta a niveles inalcanzables. Una historia que nos ubicó directamente en el centro de las trincheras, y nos llevó a batalla entre el ansia y la asfixia. Una vez en los títulos de crédito, el alivio. El momento de reflexión para analizar la fantasía que se acababa de ver. El arte entre la técnica y la historia, la música y las luces y sombras. Una danza perfecta que culminó en el cine más metódico y extraordinario.

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