Por mucho que nos pese a los espectadores, hay series que no terminan de cuajar en la audiencia masiva y acaban siendo canceladas. Nuestro punto de vista como consumidores dista mucho de entender, en la mayoría de los casos, las causas que derivan en estas decisiones. Por lo que solo nos queda resignarnos o, como mucho, firmar alguna que otra petición en Internet. Una de las series que sufrió este súbito destino pese a tener una increíble calidad, a juicio de muchos televidentes, es Lie to Me, de Fox.

La serie se estrenó en el año 2009 y llegó a emitir solamente 48 episodios en tres temporadas hasta su cese. Fox decidió cancelarla en 2011 habiendo planeado dos temporadas más, que nunca llegaron a producirse. Aunque no tuviese bajos ratios de audiencia, por lo visto no eran suficientes para satisfacer las expectativas.

El argumento de Lie to Me

Lie to Me está inspirada en el trabajo de investigación del psicólogo Paul Ekman y su teoría de las microexpresiones. Este científico es uno de los más destacados del siglo XX en el estudio de las relaciones entre las expresiones faciales involuntarias y las emociones humanas. Este tema, sumamente interesante, es la base a partir de la que se creó la historia del Doctor Cal Lightman, protagonista de la serie, y su equipo.

Junto con otros especialistas del gremio y personas con habilidades sociales, Lightman analiza el comportamiento de varios individuos tratando de interpretar sus gestos faciales. Especialmente los micro gestos que no son perceptibles a simple vista, sino que quedan filmados en cámara. Con estas deducciones, Lightman puede concluir si el individuo miente o dice la verdad. Y con esta lectura, apoyar investigaciones policiales, fiscales, privadas o de cualquier índole.

Microexpresiones relacionadas con la ira, según Lie to Me
Microexpresiones relacionadas con la ira, en Lie to Me

El argumento de la serie lleva al siguiente paso las teorías de Paul Ekman, dándole una vuelta de tuerca y agregándole un evidente componente de ficción. En conjunto, la serie pudo destacarse del género policiaco por estos métodos distintivos, poco ortodoxos y muy lejanos de los tradicionales. Además de la sublime interpretación de Tim Roth del personaje protagonista.

Cuando la calidad no es suficiente

Por mucho que cualquier fanático de la serie, entre los que yo me encuentro, podamos defenderla a capa y espada, nada podemos hacer por devolverla a la antena. Los criterios de las productoras para dar luz verde a los proyectos televisivos son muy amplios y se escapan a nuestro total conocimiento. Y así debe ser, no hay que confundirse.

Pero en ocasiones, no basta con tener una buena aceptación por parte de la audiencia, como ocurrió en este caso. Las productoras se marcan unos objetivos y unas expectativas de acuerdo a múltiples factores como los contratos publicitarios. Si estas metas no se cumplen y existen otras inconveniencias, como segundos proyectos que se cruzan en el camino, desacuerdos en la misma productora, asuntos sociopolíticos externos y hasta las exigencias de la cadena emisora, la serie puede cancelarse.

Entre todas estas posibilidades es fácil entender la enorme cantidad de filtros que ha de atravesar una producción de televisión, o de cualquier plataforma de streaming. En este contexto, lo único que nos queda a los fans es repasar los capítulos que sí lograron emitirse, si es posible. O contentarnos con que tarde o temprano saldrá algo parecido. Por suerte la oferta de entretenimiento cada vez es mayor, y podemos aplicar el dicho de «a rey muerto, rey puesto».

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