Red Dead Redemption 2 es uno de los videojuegos más laureados de los últimos años, y no es para menos. Es la precuela de su antecedente Red Dead Redemption y el tercero en la saga Red Dead, desarrollados por la más que conocida marca Rockstar Games, adalid del género mundo abierto.

Para dimensionar la repercusión real de este título hay que saber que durante los primeros nueve meses a la venta se distribuyeron más de 25 millones de copias en todo el mundo. Rockstar incrementó sus ingresos netos anuales en un 39% y alcanzó más de 540 millones de dólares.

Red Dead Redemption 2 recibió premios a la Mejor Interpretación, Mejor Diseño de Audio, Mejor Banda Sonora y Mejor Narrativa en la ceremonia de los Game Awards. Digamos que el equivalente en la industria a los Oscar o lo premios Grammy.

De qué se trata Red Dead Redemption 2

La historia nos lleva a los límites del siglo XIX, año 1899 en Estados Unidos. El Salvaje Oeste, representado como nunca entre nubes de polvo y tierra seca, paisajes majestuosos y las primeras consecuencias de la Revolución Industrial, entra en decadencia. Los tiempos de violencia, caos y cuatreros empiezan a flaquear ante una nueva estructura dirigida por el orden y las fuerzas de la ley. Los forajidos son perseguidos, cazados, y si no acaban claudicando a la presión judicial, son asesinados.

En este contexto convulso entra a escena Arthur Morgan y la banda de Dutch Van der Linde. Tras un intento de atraco fallido y desastroso en la ciudad de Blackwater (del que no se nos cuenta nada desde el principio), son obligados a huir para salvar sus vidas y lo poco que rescataron en la retirada.

A partir de aquí, da inicio una de las historias mejor diseñadas, mejor construidas y mejor contadas de esta era de videojuegos.

Una estructura en forma de libro que desgaja en capítulos el sinfín de aventuras entre agentes federales, cazarrecompensas, civiles y bandidos; momentos de tensión épica e insoportable inmersos en robos, corrupción y contrabando; la búsqueda indebida de la supervivencia al más puro estilo de Maquiavelo (todo sea por el plan); y de trasfondo, un trasfondo que poco a poco emerge a la superficie, el dilema eterno entre el bien y el mal, los principios y la lealtad, las luces y sombras de Arthur Morgan.

Arthur Morgan
Arthur Morgan

Arthur Morgan

No existe una manera de jugar Red Dead Redemption 2 sin desarrollar un vínculo extraordinario con Arthur Morgan.

He jugado otros títulos donde la inmersión en la historia es altísima y te involucra en dualidades morales importantes, como Detroit: become human o Beyond 2 souls. Pero en ningún caso te empujan hacia un abismo de introspección tan profundo como hace este título de Rockstar.

Empiezas manejando un Arthur rudo, huraño, ácidamente sarcástico, individualista e independiente. Regido por un gran sentido de lealtad a la banda a la que pertenece y a Dutch, su mentor. Más tarde se entiende esa lealtad como la que será una enorme limitación de sus decisiones.

Su interacción con otros personajes, excepcionalmente diseñados y descritos en el desarrollo de la historia, va mostrando un hombre de pocas palabras que con el tiempo se descubre a sí mismo. A través de pensamientos en su diario y bocetos de las cosas que lo sorprenden, incluso insinúa una inesperada sensibilidad artística. Arthur es mucho más que un bandido.

Uno de los elementos fundamentales del juego es el honor. El honor como gran concepto de dignidad, respeto y nobleza. Y por primera vez para mí, medidor literal de reputación en la historia. La preferencia entre el bien y el mal y la definición última de la identidad de Arthur Morgan caen esta vez en las manos del jugador. Y eso es sublime.

Yo fui un Arthur canalla, vil, sin escrúpulos y sin contemplaciones. Arranqué su historia siendo el forajido más experto y hábil para las fechorías de entonces. Pero a medida que la historia avanzaba, que él mismo con sus reflexiones me iba contando el trasfondo de su personaje, le di sentido al título de redención, a la catarsis de la tuberculosis y al entender que las acciones no definen a una persona del todo. Al menos no tanto como la salvación de ellas.

Por suerte para mí, pude leer con el pasar de los capítulos cuál era la verdadera naturaleza de Arthur. Eso me permitió tener el mejor de los finales.

Arthur es la evolución perfecta de un personaje (si el jugador lo permite). Representa la belleza del crecimiento y la transformación personal. El juego, además, te regala este progreso tan satisfactorio envolviéndolo de forma abrumadora en aún más belleza, con cinemáticas y escenas extraordinarias. Un gusto exquisito de combinaciones de luces y paisajes preciosos con efectos y gráficos insólitos. Música que derrite columnas de piedra, que genera un clímax de emociones culminando muchas veces, por supuesto, en llorar.

1 de enero de 1900

Al final, en mi final, Arthur se va como el héroe de su propia historia. Como el hombre que se hizo a sí mismo y que supo encaminar su vida encontrándole un propósito. Un hombre para el que fue demasiado tarde, pero lo intentó, e hizo que otros merecedores lo intentasen y lo lograsen. Que aceptó todas sus consecuencias y se liberó por fin del lastre de la villanía.

«May I stand unshaken amid, amidst a crashing world» suena mientras Arthur, habiendo cumplido sus últimos objetivos, descansa su espalda sobre la piedra alta de la montaña y observa por última vez el amanecer.

Y tras eso, silencio.

Arthur Morgan final

Recuerdo haber estado días enteros reviviendo esa escena en mi mente. Escuchando una vez tras otra la misma canción. Leyendo cómo otros hacían lo mismo. Viendo cómo éste es el mejor personaje jamás creado, y cómo todos llegamos a quererlo y a sentirlo como algo propio.

Sé leal a lo que importa.

Arthur mORGAN

No me queda más que secarme las lágrimas de nuevo, porque no pude evitar emocionarme otra vez escribiendo estas cosas. Seguramente será algo tonto para muchos, pero la sensación de esta tristeza es tan intensa y delicada, que se llega a echar de menos con el tiempo.

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