El robo de 300 millones de yenes ocurrió el 10 de diciembre de 1968 en Tokio, Japón. Un hombre que se hacía pasar por un oficial de policía en una motocicleta detuvo a unos empleados de un banco que estaban transfiriendo dinero y logró robar 294 millones de yenes. Aproximadamente 10 millones de dólares hoy en día. Fue el atraco más grande en la historia de Japón en quel momento. Medio siglo después, el caso sigue sin resolverse.

La sucesión de acontecimientos del hurto

En la mañana del 10 de diciembre de 1968, cuatro empleados de la sucursal de Kokubunji del Nihon Shintaku Ginko (Nippon Trust Bank) transportaron 294,307,500 yenes en el maletero de un automóvil de la empresa. Las cajas de metal contenían bonos para los empleados de la fábrica Fuchu de Toshiba. Fueron interceptados en una calle al lado de la prisión de Tokio Fuchū por un joven oficial uniformado en una motocicleta de la policía. Estaban a solo 200 metros de su destino.

El supuesto oficial les informó de que la casa del gerente de su sucursal había sido volada y habían recibido una advertencia de bomba en el vehículo de transporte. Los cuatro empleados salieron de él mientras el oficial se arrastraba por debajo para localizar el explosivo inexistente. Momentos después, los empleados notaron humo y llamas saliendo del automóvil y el oficial se alejó gritando que estaba a punto de estallar. Cuando los cuatro hombres se retiraron hacia los muros de la prisión, el oficial de policía subió al automóvil y salió huyendo.

La investigación del robo de 300 millones de yenes

Los empleados del banco creyeron la historia sobre la bomba porque el banco ya había recibido cartas amenazantes de antemano. El humo y las llamas eran de una bengala que el ladrón prendió bajo el auto. Después de su huida, transfirió el botín de un vehículo a otro hasta en dos ocasiones, dejando 120 elementos de prueba en la escena del crimen. Entre ellos, una moto pintada de blanco para aparentar ser de policía.

Sin embargo, las evidencias era principalmente objetos cotidianos comunes, esparcidos a propósito para confundir la investigación policial.

Fotografía de la moto del ladrón
Fotografía de la moto del ladrón
Fuente de la imagen: Vintag

El primer sospechoso fue el hijo de un policía, un hombre de 19 años, que murió por envenenamiento con cianuro de potasio cinco días después del incidente. El dinero no se encontró y su muerte se consideró un suicidio. Fue declarado finalmente inocente según el registro oficial.

Poco después se inició una búsqueda masiva, publicando 780,000 imágenes de montaje en todo Japón. La lista de sospechosos incluía 110,000 nombres y 170,000 policías participaron en el proceso. La investigación más grande en la historia de Japón. Tras comparar individualmente seis millones de huellas dactilares archivadas, no se encontraron coincidencias.

El 12 de diciembre de 1969 apareció un nuevo sospechoso de 26 años. Fue arrestado por un cargo no relacionado, pero tenía una coartada. El robo ocurrió el día que estaba tomando un examen supervisado. Como el arresto se realizó con falsos pretextos, el oficial de policía que lo detuvo fue acusado de abuso de poder.

El caso inconcluso

Después de siete años de investigación, la policía anunció en diciembre de 1975 que el robo de 300 millones de yenes había prescrito. A partir de 1988 todo tipo de contacto con el caso fue cesado.

La información del caso salió a la luz en el 2001 en el programa Project X, una serie del canal nipón NHK-TV que se centra en logros japoneses a lo largo del tiempo. El episodio describió el avance de los especialistas en huellas dactilares y muchas otras técnicas desconocidas para la época. A día de hoy, en el año 2022, todo sigue siendo un misterio y el país completo cree que siempre lo seguirá siendo.

COMPARTIR: