Esta es la historia de Kratos, un furioso semidios espartano de piel ceniza que atravesó todo tipo de adversidades y retos completamente fuera de la comprensión de mortales como nosotros. Su travesía incluye desde matar bestias del inframundo hasta arrancarle la vida a dioses olímpicos que conocemos de páginas de mitología antigua. La trágica pérdida de su primera esposa e hijo lo obligaron a convertirse en una figura amargada y sombría cuyo único objetivo es la venganza.

Después de la avalancha que fue resultado de secuelas, precuelas e historias paralelas en el mundo de los videojuegos, la saga de la vida de Kratos se ha vuelto tan enredada y compleja como los cuentos míticos que inspiraron el mundo en el que habita. Aquí intentaré explicar la historia completa y cómo se llegó a moldear al querido antihéroe de God of War.

La profecía de un Dios temeroso

Kratos nació en la ciudad-estado griega de Esparta. El semidiós era fruto de uno de los muchos amoríos de Zeus con mujeres mortales. Fue criado en una sociedad altamente bélica, desde muy chico recibió entrenamiento riguroso para convertirse en arma humana al igual que la mayoría de hombres espartanos. El único familar que tenía era un hermano llamado Deimos. El muchacho creció sin saber absolutamente nada de su herencia olímpica.

Al mismo tiempo que Kratos era adolescente, en el Olimpo, Zeus se enteró de una profecía que afirmaba que uno de sus hijos finalmente lo mataría, tal y como él mismo había asesinado a su padre, el Titán Cronos. Para prevenirlo, envió a dos de sus hijos, Atenea y Ares, para encontrar cualquier amenaza y deshacerse de ella. Finalmente, los dos hermanos determinaron que Deimos era la opción más probable, debido a las marcas extrañas en su cuerpo, lo secuestraron y entregaron a Thanatos, el dios de la muerte. En el proceso, le hicieron a Kratos una cicatriz distintiva en el ojo cuando intentó detenerlos.

Kratos y Deimos
Kratos y Deimos

Pasó algo de tiempo, Kratos se casó y tuvó un hijo. Su apetito por la gloria y tácticas despiadadas en la batalla le valieron la aclamación de sus superiores y el miedo de las legiones enemigas. Con el tiempo reunió su propio ejército bajo la bandera de Esparta.

Sin embargo, incluso los grandes ejércitos pierden batallas y los suyos finalmente se vieron dominados por los bárbaros del Oriente. Con la derrota a la vista, Kratos juró fidelidad a Ares, el mismo dios de la guerra que había tomado a su hermano, para cambiar el rumbo de la batalla. Impresionado por la crueldad de su medio hermano, Ares le otorgó a Kratos las Espadas del Caos, un conjunto de espadas forjadas en el inframundo que se encadenaron literalmente a sus antebrazos como un recordatorio del juramento hecho. Con este nuevo poder, Kratos derrotó a toda la fuerza de oposición él solo, deleitándose en el derramamiento de sangre.

La cólera que marcaría la vida de Kratos

Kratos deambulaba por el campo, matando a soldados e inocentes indiscriminadamente. Aunque su esposa e hijo intentaban mantenerlo en la cordura, trayéndolo constantemente de vuelta al camino de la rectitud y ayudándolo a ordenar sus pensamientos.  

Ares consideró oportuno tramar un plan para evitar que esto siguiera ocurriendo. Transportó a la familia espartana a un templo cercano que se encontraba en el centro de una aldea alborotada. Demasiado ciego de rabia para reconocer a sus seres queridos, Kratos entró al templo y los masacró a todos. Al tranquilizarse, se dio cuenta del engaño de Ares y su terrible error, rompió su juramento y juró venganza. El oráculo del pueblo lo maldijo obligándole a llevar las cenizas de su familia asesinada en su piel para siempre. Esto le dio el tono pálido como distintivo de deshonra, inspirando el apodo de «Fantasma de Esparta».

Aunque Kratos deseaba una retribución por los terribles actos, matar a un dios no es una cuestión menor, incluso para un descomunal semidios espartano. Había retirado su juramento, pero liberarse de Ares no era tan simple. Tendría que encontrar al guardián del juramento que sostenía el vínculo entre él y el dios, y de alguna manera lograr acabar con ellos.

Las verdaderas intenciones de Ares

Antes de derrotarlos, Kratos se enteró de que Ares había descubierto en el pasado que él era el niño destinado a derrocar al Olimpo y no su hermano Deimos. Por lo tanto, Ares permitió que Kratos le sirviera por su propio interés, su principal plan era que una vez que Kratos derrotara a Zeus, Ares lo traicionaría y tomaría el trono por sí mismo.

Ares, Dios de la Guerra
Ares, Dios de la Guerra

Sin embargo esto no fue así. Kratos finalmente derrotó al guardian del juramento y se vio libre de su voto. Aunque como resultado de sus acciones, terribles visiones de sus fechorías pasadas comenzaron a atormentar su sueño, lo que duplicó su deseo de venganza contra Ares.

Durante la próxima década, Kratos realizó varias labores para los dioses del Olimpo, como la derrota del basilisco y el rescate del dios del sol, Helios, de las crueles manos del Titán Atlas. Aunque nunca titubeó en su servicio, Kratos comenzó a mostrar indicios de  resentimiento contra los dioses por la dependencia hacia su fuerza, mientras maldecía su falta de progreso para cumplir su venganza.

Sin embargo, Atenea finalmente accedió a tomar acciones, era hora de que el Fantasma de Esparta hiciera un movimiento en contra de Ares, ya que este estaba levantando ejércitos en contra de su ciudad, Atenas. Con la guía de la Diosa, Kratos se abrió paso por la ciudad. Al llegar a su destino utilizó la legendaria Caja de Pandora en contra de Ares, acercándose más que nunca a su objetivo de venganza. Pero el atisbo de victoria no duró mucho tiempo, ya que Ares lo empaló finalmente y sin piedad en un enorme pilar de piedra, robándole la vida al implacable espartano.

El nuevo Dios de la guerra

Defnitivamente ahí no terminó la historia. La muerte no es impedimento para un hombre de convicciones como Kratos, que escapó del inframundo como Orfeo antes que él para enfrentar a Ares en un combate cuerpo a cuerpo.

Ares despojó a Kratos de sus cuchillas encadenadas e intentó usar la culpa de Kratos para obtener ventaja, incluso yendo tan lejos como para asesinar versiones etéreas de su familia una y otra vez. Kratos finalmente y después de tanto tiempo consiguió ganar, logró atravesar a Ares con una espada masiva que sacó de una estatua cercana. Sin embargo, con Ares muerto, las pesadillas aún no cesaron y, harto de esta vida, Kratos intentó suicidarse saltando desde un acantilado sobre el mar Egeo.

Atenea lo atrapó en el último momento y le dio un nuevo propósito, el puesto vacante en el Monte Olimpo. Al no tener nada más por lo que vivir, Kratos aceptó la oferta y se convirtió en el nuevo Dios de la Guerra.

Kratos, God of War

Como una deidad, Kratos volvió a sus antiguas costumbres, librando batalla tras batalla en nombre del Olimpo. Mientras ejercía el puesto, descubrió que su madre y su hermano seguían vivos. Ella atrapada en el Templo de Poseidón de la ciudad de Atlantis, él torturado en la tierra de Thanatos, el dios de la muerte.

Durante todo este tiempo, Atenea había borrado el recuerdo de Kratos sobre el secuestro de su hermano a manos de Ares y la diosa. Probablemente para poder manipularlo a su antojo. Kratos recuperó esta parte de su memoria y sacó a Deimos de las manos de la Muerte, desatando la ira de Thanatos. Los hermanos lucharon valientemente para sellar a la Muerte en su propio reino, pero Deimos no sobrevivió a la batalla.

Después de esta nueva tragedia, Kratos se envolvió aún más profundamente en su papel de guerrero. Decidió, entre sus múltiples éxitos, conquistar la ciudad de Rodas con sus espartanos sin buscar el consejo de sus compañeros olímpicos. Debido a esta traición, Zeus se escabulló en forma de águila y mermó los poderes divinos del espartano, dándoselos al Coloso de Rodas.

Kratos destruyó al Coloso, pero fue gravemente herido y no pudo luchar contra Zeus, quien le pidió lealtad, temiendo un final como el de Ares. Cuando Kratos se negó, Zeus lo apuñaló con la Espada del Olimpo a través del corazón, descendiendo una vez más al inframundo.

Kratos y la traición que lo persigue

Esta vez, sin embargo, Kratos no se salvó de las garras de Hades, dios del inframundo. Fue el Titan Gaia quien curó su herida y lo ayudó a salir de allí. Gaia le dijo a Kratos que, como Titán, veía a los dioses como arrogantes y lo alentó a regresar al Olimpo y terminar con el reinado de Zeus de una vez por todas.

Sin embargo, dado que Kratos ya no era un dios, Gaia lo instó a reclamar la Espada del Olimpo para sí mismo. Con este poder y después de derrotar a un gran número de héroes griegos, Kratos retrocedió en el tiempo para luchar contra Zeus una vez más.

Kratos luchando contra Zeus
Kratos luchando contra Zeus

Después de engañarlo con teatro de afecto paterno, Kratos parecía listo para acabar definitivamente con la vida de su padre, lástima que Atenea se manifestó y suplicó misericordia. Cuando Kratos se negó, ella defendió a su padre y recibió un golpe mortal, permitiendo que Zeus escapara. Ante el fracaso de Kratos en su intento por matar al dios, Gaia lo arrojó al inframundo por tercera vez.

Perdido en la oscuridad, Kratos encontró el espíritu de Atenea. Le suplicó que se vengara de Zeus, alegando que su muerte le había traído una nueva perspectiva sobre el conflicto. Como muestra de confianza, ella le dio a Kratos las Espadas del Exilio, mismas que él usó para escapar del inframundo y luchar contra los Dioses que lo aguardaban.

Aunque Kratos había matado dioses en el pasado, quiso evitar el conflicto directo con los olímpicos tanto como fuera posible. Con un nuevo vigor, Kratos comenzó matando a Hades, Helios y Hermes en una nueva era de venganza.

La venganza insípida de un antihéroe

Finalmente, el espartano se encontró en el final del mundo, enfrentándose cara a cara con Zeus una vez más cuando la estructura misma del universo se derrumbaba a su alrededor.

El titán Gaia intentó emboscarlos a ambos pero Kratos logró vencerlos, así como a su propio pasado atormentado. Usó el poder de la esperanza contenida en el fondo de la Caja de Pandora, aquella que abrió por primera vez para derrotar a Ares tiempo atrás. Tras la victoria frente a sus enemigos, Kratos contempló el mundo en ruinas a su alrededor y se dio cuenta de la inutilidad de su venganza, incluso con todos los olímpicos muertos.

El fantasma de Atenea apareció y le pidió como pago la caja de Pandora para reconstruir el mundo. Agotado por lo sucedido, Kratos decidió suicidarse, destripándose con la Espada del Olimpo y liberando el poder de la caja.

Atenea estaba decepcionada de Kratos, pero a él no parecía importarle. Como todo antihéroe realmente no murió, sino que escapó a Escandinavia, dejando que El Olimpo se pudriera en el eterno crepúsculo.

Kratos luchando contra dioses nórdicos de Escandinavia
Kratos luchando contra dioses nórdicos de Escandinavia

Una vez en tierras nórdicas y heladas, Kratos dejó atrás su legado de ira y comenzó de nuevo, casándose con una mujer y criando a su hijo, Atreus. Cuando la historia parece haber llegado a un punto de calma, su esposa muere. De pronto, se ve envuelto en las disputas de los dioses nórdicos, donde deberá tomar las armas una vez más. En esta ocasión, con su hijo al lado, deberá luchar con los demonios de su pasado colérico y aprender a criar a Atreus para que sea un gran guerrero y, sobre todo, un mejor hombre que él.

COMPARTIR: