Hércules, conocido en griego como Heracles o Herakles, es uno de los héroes más populares de la mitología griega y romana.

Su vida, nada parecida a la contada por Disney, no fue nada fácil. Soportó muchas pruebas y completó muchas tareas desalentadoras. La recompensa por todo el sufrimiento fue la promesa de que viviría para siempre entre los Dioses en el Monte Olimpo.

Los turbios orígenes del semidios

Hércules tenía un complicado árbol genealógico. Según la leyenda, su padre era Zeus, gobernante de todos los Dioses en el Monte Olimpo y todos los mortales en la tierra. Su madre era Alcmene, la nieta del héroe Perseo, de quien también se decía que era uno de los hijos de Zeus, que decapitó a la Medusa Gorgona de pelo de serpiente.

Zeus se disfrazó del esposo de Alcmene para poder entrar en sus aposentos y sostener relaciones maritales, era de esperarse que 9 meses más tarde se anunciara la llegada del semidios más famoso de la mitología.

La venganza de Hera

Hércules tenía enemigos incluso antes de nacer. Cuando la esposa legal de Zeus, Hera, escuchó que la amante de su esposo estaba embarazada, perdió la cabeza.

Es bien sabido que los Dioses de la mitología griega no eran buenos para disimular sus celos. Zeus había declarado que su hijo bastardo heredaría el reino de Micenas, hecho que desató los intentos de venganza de Hera hacia el futuro rey. Usó sus poderes sobrenaturales para evitar esta sucesión, quedando en manos del débil Eurystheus, quien más tarde se convertiría en el líder.

Cuando Hércules nació finalmente, Hera envió dos serpientes para asesinarlo en la cuna. Sin embargo, el bebé era inusualmente fuerte y valiente y estranguló a las serpientes antes de que pudieran hacerle algún daño.

Las pretensiones de Hera no habían hecho más que empezar. Cuando su hijastro era un adulto joven, le lanzó una especie de hechizo que lo enloqueció temporalmente y causó que asesinara a su esposa y a sus dos hijos. La historia de Kratos en God of War está basada en estos acontecimientos.

Culpable y desconsolado, Hércules buscó a Apolo, Dios de la verdad y la curación y otro de los hijos de Zeus. Al encontrarlo, le rogó que lo castigaran por lo que había hecho.

Las 12 pruebas de Hércules

Después de escuchar las súplicas de Hércules, Apolo entendió que el crimen no había sido culpa suya. Las acciones vengativas de Hera no eran un secreto, pero aun así insistió en que el joven hiciera las paces con ella.

Para expiar sus pecados, le ordenó que realizara 12 «trabajos heroicos» precisamente para el Rey de Micenas, Eurystheus. Solo una vez que Hércules completara cada una de las tareas, declaró Apolo, sería absuelto de toda culpa y alcanzaría la inmortalidad.

Así tuvieron lugar las 12 pruebas de Hércules, doce desafíos que solo un semidios podría enfrentar.

El león de Nemea

Primero, Apolo envió a Hércules a las colinas de Nemea para matar a un león que estaba aterrorizando a la gente de la región.

Algunos narradores cuentan que esta bestia mágica también había sido engendrada por Zeus, al parecer tenía mucho tiempo libre.

Hércules atrapó al león en su cueva y logró asesinarlo al estrangularlo con sus fuertes manos. Durante el resto de su vida, usó la piel del animal como capa y como símbolo personal de su determinación y su valentía.

La Hidra

En su segunda prueba, Hércules viajó a la ciudad de Lerna para matar a la Hidra de nueve cabezas, una criatura venenosa y con forma de serpiente que vivía bajo el agua, protegiendo la entrada al Inframundo. La Hidra era temida por generar dos cabezas cada vez que se le cortaba una, lo cual implicaba un enorme esfuerzo para poder vencerla.

Para esta tarea, Hércules contó con la ayuda de su sobrino Lolaus. Cortó cada una de las cabezas del monstruo mientras Lolaus quemaba y cauterizaba las heridas con una antorcha. De esta manera, terminaron con la criatura.

El ciervo de astas doradas

Hércules se dispuso a capturar la mascota sagrada de la Diosa Artemisa, un ciervo con astas doradas y pezuñas de bronce. Eurystheus eligió esta tarea para su rival porque creía que la Diosa mataría a cualquiera que tratase de robar a su mascota.

Hércules completó la tarea y de regreso se encontró a Artemisa, le explicó la situación y ella permitió que siguiera su camino al percibir que no era directamente culpable.

El jabalí de Erimanto

Hércules había visitado a Quirón, un famoso centauro que según las leyendas fue maestro de Aquiles, con el fin de obtener consejos sobre cómo atrapar al jabalí de Erimanto, el objetivo de la prueba número cuatro.

Quirón le aconsejó que llevase al animal hacia la nieve espesa para allí asestarle un golpe mortal, lo que indica que este trabajo se tuvo que hacer a mediados de invierno.

Después de atrapar con éxito al jabalí, Hércules lo ató y lo llevó de vuelta a Eurystheus. Cuando el Rey lo vio en persona, se asustó indecorosamente, rogándole a Hércules que se deshiciera de la bestia de inmediato. Esta escena fue un tema muy popular para los pintores y artistas de jarrones, quedando retratada para la posteridad.

Reproducción de la escena en la que Hércules presenta el jabalí de Erimanto al Rey Eurystheus en un jarrón
Reproducción de la escena en la que Hércules presenta el jabalí de Erimanto al Rey Eurystheus en un jarrón

Los establos de Augeas

Se suponía que la quinta tarea de Hércules en los establos de Augeas era humillante e imposible.

El héroe tenía que limpiar todo el estiércol de las enormes cuadras del Rey Augeas en un solo día. Sin embargo, Hércules completó la tarea fácilmente, inundando el granero y desviando toda la podredrumbre a dos ríos cercanos.

Los pájaros de Stymphalos

La sexta prueba de Hércules fue bastante sencilla, tuvo que viajar a la ciudad de Stymphalos y ahuyentar a la enorme bandada de pájaros carnívoros que se habían establecido en sus árboles.

Esta vez, fue la Diosa Atenea quien acudió en ayuda del héroe. Le dio un par de matracas de bronce, forjadas por el Dios herrero Hefesto, que Hércules usó victoriosamente.

El toro de Creta

Hércules viajó a Creta para capturar un toro furioso que había embarazado a la esposa del Rey de la isla. Más tarde dio a luz al Minotauro, una criatura con el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro.

Escultura del toro de Creta
Escultura de Hércules luchando con el toro de Creta

Hércules mató al toro en cuestión de minutos y se lo llevó de regreso a Eurystheus, quien lo lanzó a las calles de Maratón para mostrarlo a su pueblo.

Los caballos de Diómedes

El octavo desafío de Hércules fue capturar a los cuatro caballos devoradores de hombres del Rey Tracio Diómedes.

Los llevó de vuelta a Eurystheus, quien dedicó los caballos a Hera y los liberó tan pronto llegaron. Si me preguntan a mi, fue un desperdicio de tiempo.

El cinturón de Hipólita

La novena tarea fue más complicada, robar un cinturón blindado que pertenecía a la Reina amazona Hipólita.

Al principio, la Reina le dio la bienvenida a Hércules y aceptó darle el cinturón sin pelear. Sin embargo, la problemática Hera se disfrazó de guerrera amazónica y difundió el rumor de que Hércules tenía la intención de secuestrar a la Reina.

Para proteger a su líder, las amazonas atacaron la flota del héroe, temiendo por su seguridad. Hércules mató finalmente a Hipólita y le arrancó el cinturón de su cuerpo sin vida.

El ganado de Geryon

Para su décima labor, Hércules fue enviado a África para robar el ganado del monstruo de tres cabezas y seis patas Geryon.

Una vez más, Hera hizo todo lo posible para evitar que el héroe tuviera éxito. Pero Hércules, previendo las artimañas de la Diosa y con algunas complicaciones, finalmente triunfó y regresó a Micenas con las vacas.

Las manzanas de las Hespérides

Eurystheus envió a Hércules para robar el regalo de bodas de Hera a Zeus, un conjunto de manzanas doradas custodiadas por un grupo de ninfas conocidas como las Hespérides.

Esta tarea fue de las más difíciles, ya que Hércules necesitó la ayuda del mortal Prometeo y el Dios Atlas para llevarla a cabo. Después de conseguirlas mostrárselas al Rey, las devolvió al jardín de los Dioses al que pertenecían.

Cerbero

Para su desafío final, la prueba número doce, Hércules viajó al Inframundo para secuestrar a Cerbero, el perverso perro de tres cabezas súbdito del Dios Hades.

Cerbero

Hércules no mató al perro, pero sí logró capturarlo usando su fuerza sobrehumana, luchando por días y noches, hasta que prevaleció sobre la bestia.

Después de llevarlo para que todo mundo viera que había completado el reto, Cerbero regresó ileso a su puesto en la entrada del Inframundo.

La inmortalidad de Hércules

Después de haber superado con éxito las 12 pruebas impuestas por Apolo, la vida de Hércules estaba lejos de acabar. Vivió muchos años más y completó innumerables aventuras, entre las que destacan el rescate de la princesa Helena de Troya o la lucha por el control del Olimpo para defender a su padre, Zeus. Al final, ninguna de sus aventuras posteriores fue tan difícil como las doce que tuvo que enfrentar para redimirse.

Años más tarde, llegó el día en que Hércules, como cualquier mortal, falleció. En ese momento todas las promesas que se le habían hecho en vida se cumplieron.

Atenea bajó del monte y lo llevó a casa en su carroza celestial. Según la leyenda, Hércules pasó el resto de la eternidad viviendo en tranquilidad con los Dioses del Olimpo.

COMPARTIR: