El pueblo de Woolpit es una pequeña localidad ubicada en el condado de Suffolk, en Inglaterra. En el año 1100 tuvo lugar un suceso que para muchos no es más que una leyenda. Pero para otros, es uno de los misterios más extraños jamás conocidos. Según algunos libros y crónicas, dos niños verdes (con la piel de ese color), aparecieron en aquel lugar durante la época de cosecha, hablando un idioma ininteligible y sin que nadie pudiera entender su procedencia, su familia o el porqué de su llegada.

La historia se describió por primera vez, según los registros, en la obra Historia rerum Anglicarum de William de Newburgh en el año 1189. Más tarde en Chronicum Anglicanum de Ralph de Coggeshall en 1220. En 1586 en el libro Britannia de William Camden. En 1638 en la novela The Man in the Moone de Francis Godwin. Y finalmente en 1935 en el libro The Green Child de Herbert Read. Esta última mención fue la que popularizó el suceso y la divulgó a nivel internacional.

La aparición de los niños verdes de Woolpit

Tal y como se describen los acontecimientos en el libro Historia rerum Anglicarum, durante la época de cosecha a principios del siglo XII, los vecinos de un pueblo llamado Woolpit se encontraron a dos niños, hermano y hermana, en los alrededores de la zona. Junto a unas trampas para lobos, observaron que los niños tenían la piel de color verde y no podían comprender el idioma en que hablaban. Su apariencia era de lo más extraña, vistiendo ropa rudimentaria y desarreglada.

Según las crónicas, uno de los aldeanos acompañó a los niños para ofrecerles ayuda y darles de comer, pero se negaban a consumir cualquier alimento durante varios días. Lloraban de desesperación y hambre pero la falta de entendimiento entre ellos y los pobladores era difícil de solventar. Después de algunas insistencias, los niños aceptaron solamente algunas verduras y legumbres y, poco a poco, fueron adaptándose a una alimentación más completa. Con el tiempo, al parecer, ambos perdieron el tono verde de su piel pero el varón murió poco después de que los dos fueran bautizados.

A partir de aquí las historias difieren un poco. Pero coinciden en que la niña pudo adaptarse un poco más, aprender a hablar inglés y llegar saludablemente a su etapa adulta.

Cuando pudo comunicarse con fluidez, la niña describió su lugar de origen como un mundo que nadie lograba identificar. Aseguró, según las crónicas, que venía de un país con enormes paisajes subterráneos, donde la noche era eterna y un paso de agua separaba su mundo de otro que sí estaba iluminado. Explicó que el día que fueron encontrados, paseaban con su padre mientras pastoreaba. Siguieron un ruido extraño a través de una cueva y, cuando salieron de ella, se hallaban en el pueblo de Woolpit.

Las posibles explicaciones a la extraña historia

Pese a que los elementos que componen esta historia son bastante extraños, pudieran tener cierta explicación.

El color verde en la piel podría deberse a una enfermedad llamada clorosis, una forma de anemia que se caracteriza por entintar la piel de ese tono anormal. Pero esta conjetura no cuenta con el apoyo generalizado de quienes conocen la historia.

En cuanto al idioma extraño e ininteligible, hay quien sugiere que quizá se trataba de un dialecto flamenco, una variedad del neerlandés hablada en Flandes, al norte de Bélgica. Otros, en cambio, no apoyan la teoría debido a que en el siglo XII, el flamenco era ampliamente conocido en aquella zona por las rutas comerciales marítimas. Por lo que tampoco hay certeza absoluta acerca de esta parte.

La mucha o poca información registrada no concuerda en demasía y no existen otras fuentes para poder contrastar. Esta falta de precisión, aunada con el tiempo que transcurrió desde los supuestos acontecimientos, hace que la historia de los niños verdes no deje de ser un misterio y una leyenda. Un cuento extraño que, de alguna forma, sobrevivió con el paso de los siglos, aún sin saberse qué es lo que realmente sucedió.

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