De la vida cotidiana de la Grecia Antigua se han heredado multitud de costumbres y hábitos. Muchos más de lo que parece. Sin embargo, hay ciertas actividades que se perdieron por varias razones, por la influencia de otras culturas o porque simplemente desaparecieron. Entre ellas se encuentra el cótabo, una forma de divertimento ocioso entre los griegos. Un entretenimiento bastante curioso que servía para demostrar habilidad y destreza, a la par que elegancia y distinción.

El cótabo en los simposios griegos

El cótabo era un juego de habilidad que se practicaba habitualmente en los simposios. Es decir, las reuniones que se celebraban en forma de banquete para festejar eventualidades diversas, con un carácter casi litúrgico. Una de las descripciones más célebres del simposio corre a cargo del mismísimo Platón en su diálogo El banquete, datado entre los años 385 al 370 a.C.

El cótabo se originó en Sicilia alrededor del año 600 a.C. y se desarrolló como actividad lúdica hasta el siglo III a.C. Era costumbre en determinados lugares públicos, además del simposio, como los baños y otros establecimientos. Formaba parte inseparable de las celebraciones y las bacanales, las comilonas y la embriaguez como tal. En la Grecia Antigua, este tipo de guateques eran de suma importancia social, y el divertimento era la pieza fundamental de toda la velada.

Representación del cótabo
Representación artística de la práctica del cótabo
Fuente de la imagen: Vivanco

La mecánica del juego

Antes de adentrarnos en el funcionamiento del cótabo es necesario comprender en qué consistían los simposios.

Comenzaban con las llamadas libaciones, ritos consistentes en derramar un líquido (normalmente vino) en un altar ofrecido a un dios (normalmente Dioniso, dios del vino y la fertilidad) mientras se pronunciaba una oración. En algún momento de estas celebraciones, se hizo popular la práctica de lanzar la última gota de la copa de vino hacia un punto fijo en vez de al suelo.

Se cree que inicialmente esta práctica era una especie de brindis para invocar la fortuna en las relaciones amorosas. Dependiendo del éxito en la puntería el presagio favorable o desfavorable en el amor.

El cótabo se realizaba del siguiente modo. El bebedor debía postrarse en un diván, apoyando su brazo izquierdo sobre un cojín para mantener su postura semi erguida. Con la otra mano sujetaba la copa, sosteniendo una de las asas con el índice. Una vez adoptada esta postura, realizaba un movimiento de muñeca para volcar la copa con la mano por encima del hombro, haciendo salir la gota de vino disparada hacia el blanco. La copa era un recipiente de bronce con forma de tapadera.

Aunque esta era la forma simple de jugar al cótabo, durante sus años de esplendor existieron muchas variantes tanto en materiales como en mecánica. Los premios del vencedor podían ser de todo tipo, desde dulces, frutas y otros alimentos, hasta prendas, joyas y adornos.

El cótabo era un juego en el que se juzgaba la habilidad, la puntería, pero también la clase y elegancia con que se ejecutaban los movimientos. De alguna forma, una práctica bastante descriptiva de cómo era la vida cotidiana en la Grecia Antigua.

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