A Confucio se le atribuyen un sinnúmero de frases, reflexiones y proverbios que de un modo u otro trascendieron en la historia como modelos filosóficos imperecederos. Pero más allá de las modas marketinianas y la sabiduría popular, la recopilación de su doctrina original le valió el reconocimiento de ser uno de los pensadores más importantes de la humanidad. Así como el surgimiento del confucionismo, tras su muerte, a partir del conjunto de sus dogmas. Dentro de este sistema de pensamiento, existen las llamadas Analectas de Confucio. El mayor trabajo antológico de la filosofía confucionista, que reúne parte de la obra del pensador y mantiene su influencia vigente tanto en China como en otros países asiáticos.

El confucionismo como la doctrina de los eruditos

El significado de la palabra confucionismo es tan amplio como la magnitud de la propia doctrina.

En algún sentido, podría entenderse como un modelo ético social y humanista, enfocado en el desarrollo de las personas como individuos y sus relaciones interpersonales. Estudia y define el desempeño del sujeto consigo mismo y con su entorno a varios niveles, teniendo en cuenta generaciones y rangos sociales, padres o incluso el Estado.

Como tal, es un sistema filosófico práctico que comprende desde ejercicios rituales y morales hasta religiosos. Atravesando todos los aspectos de la vida y determinando ciertos conceptos trascendentales en su dogma. Uno de ellos es el Cielo, considerado también en otras escuelas filosóficas como el mohismo y el taoísmo.

El confucionismo, de acuerdo a su propio fundador, tiene el objetivo último de alcanzar la sabiduría y el autoconocimiento. No de la «salvación», como sucede en otras creencias. Su doctrina se centra en tres pilares principales. El culto y adoración a los antepasados, cuyas almas castigaban o beneficiaban al individuo en función a su conducta moral. La comprensión de la muerte y los ritos funerarios. Y la búsqueda de armonía con el cosmos, el Cielo, mediante introspección y estudio. De esta práctica se derivan numerosos términos que se atribuyen a las grandes virtudes confucionistas: la lealtad, el perdón, la fidelidad, la compasión, etc. Fundamentos que derivan en los buenos principios y la justicia y que llevan al individuo a ascender en la escala jerárquica de la doctrina hasta convertirse en un hombre superior.

Estatua de Confucio
Estatua de Confucio
Fuente de la imagen: Pixabay

Las Analectas de Confucio

Habiendo repasado las nociones básicas del confucionismo, las Analectas de Confucio son una de sus obra mayores y más representativas en la historia.

Se trata de la compilación de los aprendizajes que el propio Confucio trasladó a sus discípulos a través de discusiones y debates transcritos a lo largo de su vida. Por su traducción original del chino, significa «discusiones sobre las palabras». Y aunque se clasifica en capítulos, no lleva un orden específico de temas o cuestiones, sino que se desarrolla tan azarosamente como la vida misma.

Las Analectas se redactaron durante un periodo llamado las Primaveras y otoños, que comprende desde 771 y 476 a.C. Se le llama así por la crónica Anales de primavera y otoño, que describe los acontecimientos del Estado Lu (en la dinastía Zhou de la China antigua) durante el mismo tiempo.

A lo largo de la historia, las Analectas de Confucio formaron parte del programa de estudio de las escuelas chinas como guía de aprendizaje moral e intelectual indispensable para el desarrollo individual. El contenido de la obra se consideraba incluso un imprescindible en los exámenes imperiales que los funcionarios de la corte debían superar para desempeñar sus cargos.

Junto con el budismo y el taoísmo, el confucionismo integra gran parte de la tradición ética y religiosa china, que más tarde se expandió por Asia y sentó las bases de los diferentes conjuntos de creencias y corrientes de pensamientos tan importantes para la cultura oriental.

COMPARTIR: