Es muy dificil creer que The legend of Zelda: Ocarina of Time cumple 22 años desde su lanzamiento. A día de hoy sigue siendo para mucha gente, así como para mi, el mejor y más influyente videojuego de todos los tiempos. Incluso dos décadas después.

Este clásico de Nintendo, que cuenta con una versión remasterizada para la consola DS, es una obra de arte que define a una generación entera. Un juego que informó e inspiró a la industria durante todo este tiempo.

En 2020 se publicó una clasificación de los 50 mejores juegos de la historia, compilada por jugadores profesionales en la revista Business insider. Esta lista coloca a Zelda en el primer lugar, casi como cualquier otro ranking del mundo.

No conozco a nadie que lo haya jugado y no se haya quedado con la boca abierta cuando descubrieron la Espada Maestra por primera vez. O que hubiera contenido las lágrimas cuando los créditos finales llegaron a un mundo que por fin estaba libre de maldad. Ese mundo en el que habíamos pasado docenas de horas perfectamente invertidas, gracias en gran parte a la forma magistral en que Nintendo presenta y ordena la narrativa. Una manera excepcional en la que nos muestra a los personajes y el crecimiento que experimentan con el tiempo.

El inicio de la historia de Zelda: Ocarina of Time

Nintendo dividió la historia del juego en dos líneas del tiempo. Esta partición nos distingue entre la versión joven de Link, el personaje principal, y su versión adulta, algo que funciona maravillosamente desde el punto de vista del diseño y la historia.

Todo empieza en un primer capítulo con Link, un niño aldeano del bosque que tiene un enorme destino por delante y es necesario encaminarlo lo más pronto posible para que éste se cumpla. Nuestro personaje principal es contactado por Navi, un hada magica que solicita su ayuda para emprender un viaje que tiene como objetivo final salvar el mundo de Hyrule.  

El pasado

El primer capítulo trata de la formación Link y hay que completar tres mazmorras fáciles de manejar. Todo esto le da al jugador una pequeña muestra y experiencia en el manejo de puzzles mentales, así como la oportunidad de mejorar sus habilidades con los controles. Es una breve introducción que ayuda a enamorarte de los personajes que habitan este fantástico mundo durante el recorrido inicial por la tierra, haciendo que el giro sorprendente del final de esta parte sea aún más impactante.

Link de joven
Link de joven

El futuro

En la segunda parte, Link se despierta de un aletargado sueño siete años más tarde. Ya no es un niño sino un adulto, y comienza el capítulo dos de Ocarina of Time. En este punto, el objetivo del jugador es explorar esta versión futura, oscura y retorcida de Hyrule y deshacer todo lo que el archienemigo de Link, Ganon, ha hecho en ese tiempo. El juego se vuelve mucho más complejo, se agranda considerablemente, incluye mazmorras laberínticas, puzzles mucho más desafiantes y jefes terriblemente retorcidos.

Link de adulto
Link en su versión adulta

Posteriormente, el juego nos da la posibilidad de viajar en el tiempo devolviendo la Espada Maestra a su lugar de descanso. Cambiando entre Link joven y adulto y explorando dos mundos casi idénticos, pero muy diferentes entre sí.

En mi opinión, este fue un movimiento que generó inspiración, uno que mejoró aún más las horas que pasamos como el Link más joven en una versión de Hyrule que no estaba en ruinas. Nos hizo apreciar el tiempo que pasamos conociendo a todos los personajes, desde la princesa Zora Ruto hasta los habitantes extraños y adorables de la ciudad del castillo de Hyrule. Nos dio una razón para preocuparnos, una razón muy personal para destruir a Ganon y restaurar el mundo. Al menos, yo no solo estaba interesado en devolver Hyrule a la normalidad porque era lo que tenía que hacer. Me había encantado el Hyrule pacífico, divertido y colorido. Me sentí con una responsabilidad muy real de arreglar las cosas.

El concepto de Zelda: Ocarina of Time y lo que supuso para la industria

Cuando Zelda: Ocarina of Time se lanzó en 1998, el mundo nunca había visto algo así. Simplemente no estabamos listos y nos tomó por sorpresa. Nintendo tomó la fórmula del Zelda que habían refinado con el clásico de Super Nintendo y lo tradujeron a un entorno 3D. Esto supuso un enorme logro técnico y creativo ya que nadie había hecho algo así antes. Como resultado final, se lanzó el que fue el primer videojuego de mundo abierto de la historia, un género que a día de hoy lidera todas las listas de ventas en la industria.

Shigeru Miyamoto, el creador de Mario bros y Zelda, reveló que el plan original era crear un juego de Zelda más en línea con Super Mario 64: usando el castillo de Ganon como un mundo central, Link viajaría a diferentes mazmorras y niveles a través de una serie de pinturas alrededor del castillo. En el «peor de los casos», dijo Miyamoto, «Link no hubiera podido salir del castillo».

Link y Epona
Link con Epona, su caballo

Al final, la decisión se centró en crear un mundo abierto de 3D adecuando el deseo de Miyamoto de que Link tuviera libertad espacial y pudiera montar un caballo, algo que obviamente no podría haber hecho en un castillo. El resultado final fue icónico, por supuesto. Quién puede pensar en Ocarina of Time sin recordar la primera interacción con Epona, el fiel corcel de Link.

Este concepto fue toda una innovación en 1998 para Nintendo. Hizo que el mundo se percibiera mucho más masivo y real. Así es esta primer entrega de Zelda 3D con Nintendo. Un logro técnico imponente, un juego asombrosamente ambicioso que trajo un sinfín de novedades. Que desafió mentalmente y que, sobre todo, nos deleitó.

Honestamente, me niego a pensar que algún jugador no se hubiera enamorado de Zelda: Ocarina of Time. Ya sea por la música, los personajes, los enemigos, o incluso montar a caballo a través del campo de Hyrule.

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