Detroit become human llegó en 2018 a manos del estudio Quantum Dreams. Este videojuego de toma de decisiones tiene una narrativa muy peculiar.

El foco de la trama se basa en controlar el destino de 3 androides que existen en un mundo distópico donde las máquinas forman parte de la vida humana. Como una sub-sociedad que coexiste paralelamente, debe afrontar una inferioridad impuesta de servidumbre en la que no siempre recibe el trato más justo.

El videojuego permite reflexionar sobre la desigualdad de clases, esta vez representada entre humanos y robots, y muestra varias perspectivas, llevando al jugador a tomar complejas decisiones que de otra forma nunca se hubiese planteado.

Esta entrega de Playstation 4 ha generado mucha polémica teniendo en cuenta la enorme carga moral que incluye. Genera diversas cuestiones y planteamientos éticos que involucran los conceptos de identidad individual, identidad social, conciencia y alma.

La historia de Detroit become human y el enfoque moral

El videojuego nos sitúa en el año 2038. Detroit se ha convertido en el centro de la revolución tecnológica, donde la corporación CyberLife es líder mundial en la fabricación de androides. A través de varios modelos con diferentes niveles de capacidades y autonomía, la comunidad de robots completa gran parte de la rama laboral de la sociedad.

Algunos de ellos han comenzado a rebelarse en contra del sistema, llegando a expresar emociones humanas y, en algunos casos, actuando como criminales violentos por razones desconocidas. Una revolución que se está gestando en el horizonte como el anuncio de que el mayor logro de la humanidad podría ser también el origen de su caída.

Más allá de la historia, excelentemente desarrollada, de Detroit become human, uno de los principales valores del videojuego es la toma de decisiones. Como es habitual en este género, de una decisión dependen muchísimos factores dentro de la historia, tanto para bien como para mal. En este caso, la enorme cantidad de variables que el videojuego plantea casi sin que el jugador se dé cuenta, es abrumadora. A medida que el juego avanza, va mostrando un bosquejo de todas las bifurcaciones y ramificaciones consecuentes. Un enorme universo de situaciones posibles que da lugar a que cada vez que se juega una partida, se experimente una historia totalmente diferente. Las decisiones pueden llevar incluso a perder a alguno de los personajes casi al principio de la trama, por lo que obliga al jugador a sopesar concienzudamente cada resolución prácticamente desde el inicio.

Decisiones en Detroit become human

Los cuestionamientos morales y la presión sobre el jugador

Para ejercer presión sobre estas elecciones, el juego plantea dicotomías en torno a emociones, sentimientos, conceptos como los derechos humanos aplicados a un androide, la conciencia individual, el poder de las palabras, los discursos, la influencia social, la insurrección, el inconformismo frente a la opresión y la resistencia a las adversidades.

En este contexto tan interesante, Quantic Dream propone un reto complejo y altamente profundo al jugador. Incluso antes de comenzar el juego, ya sabe que va a exponerse a la decisión principal: posicionarse con los humanos o con los androides. Dejando de lado quiénes son los opresores y quiénes los insurgentes, el jugador tendrá que deslindarse de su propia naturaleza para enfrentarse a la dualidad moral entre el bien y el mal. Liderar y ejecutar una revolución libertadora o mitigar estos esfuerzos y sostener firme la empuñadura del sistema.

Esto sucede cuando una inteligencia artificial llamada Chloe se dirige expresamente al jugador mientras sujeta los controles momentos previos al inicio de la historia. Mediante preguntas breves y entre elementos de configuración, empieza a cuestionar su propia naturaleza, sus actuales puntos de vista y sus percepciones ante lo el mundo distópico que le aguarda en el videojuego.

Detroit become human a través de tres personajes y tres historias

Una vez planteado el ambiente de tensión entre humanos y robots, el videojuego pone a disposición del jugador a tres personajes protagonistas.

Kara, un androide de servicio doméstico que debe enfrentar el maltrato de un dueño despiadado y aborrecible. Connor, uno de los modelos más avanzados destinado a la investigación policial, que experimenta la dicotomía entre servir a la sociedad castigando a los androides insurrectos o sumarse a la rebelión. Y Markus, el personaje principal, encargado de liderar la revolución o mantenerse sumiso ante las injusticias impuestas por los humanos.

Kara y la lucha por la supervivencia

Kara es un androide domestico encargado de atender el hogar y cuidar a una niña llamada Alice. Su padre es un hombre desdeñado, cruel y desalmado que lleva una vida desordenada y las maltrata a ambas. Ante varias situaciones de violencia, Kara debe decidir entre la sumisión y la lucha por su vida y la de la niña.

Kara y Alice

Si elige romper los paradigmas de su programación, entraría en un conflicto interno que el videojuego plantea como «hacerse divergente». Literalmente atravesaría la barrera de la conciencia, dejando de servir y ejecutar órdenes para tomar sus propias decisiones. Esta transición estará representada por cada personaje a su modo y en su propio contexto.

Cuando Kara traspasa esa frontera, emprende un viaje de huida con Alice en el que tendrá que enfrentar varias realidades a las que antes era ajena. Entre ellas, descubre que la niña en realidad es otro androide, supuestamente clonado de la hija muerta de aquel hombre. Un hallazgo inesperado que derivará en multitud de decisiones y que finalmente determinará el destino de ambos personajes.

Connor y el sentido del deber

Connor representa uno de los ejes principales del videojuego, al existir desde el principio sobre la línea divisoria entre humanos y androides. Como robot al servicio de la policía, su labor es investigar y analizar evidencias en los casos de androides insurrectos que comienzan a mostrar conciencia propia. Todo ello bajo la obligación de servir y proteger a la sociedad humana, considerando a los rebeldes peligrosos y perversos.

Connor en Detroit become human

El desarrollo de este personaje se va complicando a medida que el jugador comprende su naturaleza. Al tratarse de un robot policial, cuenta con reemplazos inmediatos en caso de muerte o accidente, hecho que explora por un lado la practicidad de los androides para las fuerzas policiales, o la fácil sustitución de los mismos.

En este sentido, esta parte de la historia refleja un personaje que con el tiempo va comprendiendo el conflicto entre las dos especies. Va desarrollando una memoria que permanece con los reemplazos, una conciencia que sobrevive a sus propias vidas. Una especie de alma, que termina contradiciendo los principios robóticos replanteando el sentido de «estar vivo» como ser tecnológico. Al final, depende del jugador hacia dónde se inclinen las preferencias de Connor ante el conflicto y la interpretación de su deber hacer. Definitivamente un personaje que desde el principio navega entre dos aguas.

Markus y la revolución por la libertad

Sin lugar a dudas, Markus es el personaje principal de Detroit become human. Este androide comenzó su historia siendo el más privilegiado de los 3 personajes. Su trabajo es cuidar y acompañar a un hombre de edad avanzada, de posición económica acomodada, que lo instruyó como a un hijo. En la convivencia, compartió con él todo tipo de enseñanzas sobre cultura y arte, haciendo de Markus un androide sensible con un potencial enorme, mayor a ningún otro.

Markus en Detroit become human

Un enfrentamiento con su hijo biológico provoca la muerte del anciano, quedando Markus como único culpable injustamente. Hecho que lo convierte en un despojo desechable, abandonado y maltratado en un basurero de máquinas. Esta situación lo hace levantarse ante el abuso en una de las escenas más épicas del juego, un símbolo de insubordinación que marcaría el progreso de la historia. A partir de aquí, estaría en manos del jugador el destino de las máquinas, desde la propaganda y las insignias de la revuelta hasta el trasfondo filosófico y moral.

En definitiva, Detroit become human propone situaciones no tan alejadas de la realidad, quizá nunca vistas para el jugador, que esta vez tendrá que decidir por el futuro de una civilización completa. Entre decisiones complejas y absolutamente tensas, el videojuego se luce con multitud de escenas grandiosas e inolvidables. Que van desde la fraternidad o la sensibilidad artística, hasta el liderazgo de todo un movimiento guerrillero. Una obra de arte hecha videojuego.

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