Por su etimología, la palabra «talión» deriva del término en latín tallos o tale, que significa «idéntico» o «semejante». Del que también deriva la palabra «tal» del castellano a los mismo efectos. La ley del talión (lex talionis) es la denominación del principio de justicia retributiva, uno de los pilares más importantes en los primeros conjuntos de leyes de la historia del hombre. Como definición intrínseca, se le relaciona con el concepto de «ojo por ojo y diente por diente», mencionado de esta manera, por ejemplo, en varios libros de la Biblia. Sin embargo, la primera vez que se recogió en una compilación de reglamentos y normas fue en el Código de Hammurabi. Un conjunto de 282 leyes inscritas por el rey de Babilonia del mismo nombre en el año 1750 a.C.

La ley del talión como solución ante la nueva diversidad social de Babilonia

Aunque el Código de Hammurabi no fue el primer código legal de la historia conocida, sí fue el más completo, conciso e influyente de la época, también para civilizaciones posteriores. Unificó por primera vez las leyes existentes en las ciudades del imperio babilónico, como el Código de Ur-Nammu, las Leyes de Esnunna y el Código de Lipit-Ishtar. La introducción de la ley del talión en esta primera unificación de preceptos fue uno de los grandes cambios de Hammurabi. Y entonces se consideraba necesaria debido a la diversidad que había adquirido la población mesopotámica frente a reinados anteriores.

En tiempos de sumerios y acadios las comunidades se establecían a través de vínculos casi familiares, bajo varios principios de igualdad en los que los conflictos se solucionaban, generalmente, a través de compensaciones justas y no de la venganza. Esta homogeneidad de la población facilitaba estos métodos, hecho que cambió bajo el reinado de Hammurabi. La unificación cultural llevó a una diversificación social muy positiva en muchos aspectos, pero que requería reflejar mayor precisión en el código de leyes para asegurarse de que todos podrían convivir bajo los mismos fundamentos.

El recelo entre comunidades distintas, entre ciudadanos y nómadas y hablantes de distintas lenguas era una inevitable fuente de conflictos y confrontaciones. Las revanchas y venganzas declaradas entre familias podrían desestabilizar el imperio, por lo que el rey decidió incorporar la ley de justicia retributiva.

Fragmento del Código de Hammurabi, grabado en piedra en 1750 a.C.
Fragmento del Código de Hammurabi, grabado en piedra en 1750 a.C.
Fuente de la imagen: Wall Street International Magazine

La ley de justicia retributiva

La ley de justicia retributiva, más tarde bautizada como ley del talión, hace referencia a la imposición de un castigo identificable según el crimen cometido, buscando un equilibrio o reciprocidad. No refiere tanto a una pena equivalente, sino a una idéntica.

La base ética y moral de esta norma es el concepto de «no pidas sin dar» y «no recibas sin gratitud». De nuevo se repite la etimología del término latín talis poniendo de manifiesto su significado «idéntico» como «recíproco».

El objetivo de esta ley es aplicar una proporcionalidad como castigo ante el daño ocasionado por el individuo, estableciéndose entonces un límite para la venganza. La ley del talión impuesta por Hammurabi en su código buscaba esta correspondencia o compensación exacta. Y se mantuvo tiempo después en ordenamientos jurídicos posteriores de Europa, Asia y África, tanto en la Edad Antigua como en la Edad Media.

Por ejemplo, la ley 197 del Código de Hammurabi establecía que si un hombre quebraba el hueso de otro, se le quebraría el mismo hueso al agresor. Del mismo modo y en otro contexto, las leyes 229 a 233 establecían el castigo equivalente al daño causado por un arquitecto cuyas construcciones se derrumbaban. Cuando el delito no consistía en un daño físico, el Código buscaba una compensación física lo más equivalente posible. Aunque en este campo de ambigüedad todo era mucho más subjetivo.

A ojos de cualquier código penal actual, la ley del talión está considerada hoy obsoleta y primitiva. Sin embargo, todavía existen ciertos resquicios de esta práctica jurídica en la sharía, el código de conducta islámico.

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