Los Huevos de Fabergé son una colección de 69 joyas artesanas creadas por Carl Fabergé bajo los encargos de los dos últimos zares de Rusia y otros miembros de la burguesía, entre 1885 y 1917. Se consideran desde entonces obras maestras de la joyería, y han pasado a convertirse en mito por su altísimo valor y por la subsecuente dispersión de la serie después de la Revolución Bolchevique.

Hoy en día representan uno de los tesoros más lujosos de la historia contemporánea, cuya tasación sería incalculable y el paradero de algunos de ellos, desconocido.

Peter Carl Fabergé como uno de los orfebres más importantes del mundo

Fabergé es el responsable de la creación de los Huevos, así como de muchas otras joyas de alto valor en la orfebrería. El arte de trabajar con piedras y metales preciosos y otras aleaciones.

Tras heredar una empresa familiar de joyería en San Petesurgo en 1870, construyó una reputación impecable con su artesanía, dejándose influir por estilos antiguos y modernos como el griego, el Renacentista, el Barroco, el Rococó, el Neoclásico y el propio ruso clásico.

En el año 1885 recibió el primer encargo del zar Alejandro III, un huevo de Pascua para su mujer, la zarina María de Dinamarca. La magnificencia de su obra llevó al zar a solicitar un nuevo encargo cada año, tradición que heredó Nicolás II hasta recopilar una colección de 52 Huevos de Fabergé.

El primer Huevo de Fabergé elaborado en 1885 para el zar Alejandro III, el Primer Huevo Imperial de Gallina
El primer Huevo de Fabergé elaborado en 1885 para el zar Alejandro III, el Primer Huevo Imperial de Gallina

Los Huevos de Fabergé

Según el calendario de la Iglesia ortodoxa rusa, la Pascua es la fiesta más importante del año, fecha que se celebra con el intercambio de Huevos de Pascua entre familiares y conocidos. Esta costumbre es el origen de la creación de la colección de joyas, un legado que sin ninguna duda multiplicó su cotización con el paso del tiempo.

Los Huevos están diseñados en diferentes combinaciones y aleaciones de oro, platino, plata, cobre, níquel, paladio y acero, para conseguir variedad de colores en el aspecto exterior. Los detalles ornamentales de cada pieza son el resultado de una técnica de grabado sobre el metal llamada guilloché. Que mostró patrones simétricos complejos alrededor de la superficie del huevo. Para terminar las obras, Fabergé incluía minerales como jaspe, malaquita, ágata, lapislázuli, jade o cristal de roca. Y piedras preciosas como zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes.

En total, Fabergé creó durante 32 años 52 Huevos imperiales para los zares Alejandro III y Nicolás II. 7 Huevos para Alejandro Ferdinandovich Kelch, aristócrata y empresario en Siberia. Y 10 más bajo otros encargos de personalidades de la época como Alfred Nobel o los duques de Marlborough, entre otros.

El Huevo de la Coronación, creado en 1897 para el zar Nicolás II, considerado el más famoso de la colección
El Huevo de la Coronación, creado en 1897 para el zar Nicolás II, considerado el más famoso de la colección
El Huevo de la Coronación contiene una carroza en su interior como elemento sorpresa de Pascua
El Huevo de la Coronación contiene una carroza en su interior como elemento sorpresa de Pascua

La dispersión alrededor del mundo de los huevos de Fabergé

La Revolución rusa de 1917 impidió, de hecho, la entrega de los dos últimos huevos de Fabergé encargados por el zar Nicolás II. La caída del imperialismo ruso fue la causa principal de la dispersión y la pérdida de algunos de los ejemplares, que terminaron repartidos por todo el mundo.

Por lo que se sabe, 10 piezas son propiedad del Kremlin de Moscú. 9 estuvieron bajo la custodia de la familia Forbes, que más tarde los vendería a un acaudalado ruso por un valor entre 80 y 120 millones de dólares. Otras piezas cayeron en las manos de la Reina de Inglaterra, museos y otras instituciones americanas y europeas. De la colección de 69 huevos, 8 se encuentran en paradero desconocido, de los cuales hay 3 de los que no se sabe absolutamente nada.

Algunos de los Huevos de Fabergé expuestos en el museo del Kremlin
Algunos de los Huevos de Fabergé expuestos en el museo del Kremlin de Moscú

La historia de los Huevos de Fabergé pasó a convertirse en leyenda. Nació como una tradición en el seno de la familia Romanov y se extendió, literalmente, por todas partes del mundo. Dando lugar a misterios, especulaciones, búsquedas insaciables y encubrimientos de tesoros. Leyendas que alimentaron multitud de películas y cuentos, de dónde estarán los Huevos de Fabergé.

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