Todos hemos escuchado historias sobre el Rey Arturo de Camelot, quien según la leyenda medieval dirigió las fuerzas británicas junto a los Caballeros de la Mesa Redonda en la batalla contra los invasores sajones a principios del siglo VI d.C. Pero, ¿realmente existió este personaje o simplemente es un héroe de la mitología celta?

Los origenes de la leyenda

Aunque el debate se ha prolongado durante siglos, los historiadores no han podido confirmar que el Rey Arturo existiera realmente. La única fuente contemporánea que sobrevive al día de hoy y que describe los eventos sajones más reelevantes de la Antigüedad, no lo menciona. En ella, el monje celta Gildas habla de numerosas batallas importantes, la mayoría alrededor del año 500 d.C., pero no hay ningún indicio del mítico caballero.  

Varios cientos de años después, Arturo aparece por primera vez en los escritos de un historiador galés llamado Nennius, quien enlistó 12 batallas que supuestamente libró el rey guerrero. Todas extraídas de la poesía galesa, estas trifulcas tuvieron lugar en tantos tiempos y regiones diferentes que hubieran sido imposibles para un solo hombre. Pero la época y situación, más que desgastada por los conflictos, ameritaba la creación de un héroe.

Muchos escritores galeses que aparecieron años más tarde basaron su obra en el trabajo de Nennius, y la fama del popular caballero de Camelot se extendió más allá de Gales y el mundo celta. Especialmente después de la conquista normanda de 1066, que conectó Inglaterra con el norte de Francia, alcanzando así una repercusión global. 

El Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda
Fuente de la imagen: Rabbies

El nacimiento formal del Rey Arturo

El escritor britanico Geoffrey de Monmouth escribió en el Siglo XII Historia de los reyes de Gran Bretaña, la primera mención formal de la vida de Arturo. El libro habla e la espada mágica Caliburn, más tarde conocida como Excalibur, su caballero de confianza Lancelot, la reina Ginebra (o Guiniviere) y el famoso mago Merlín. Una mezcla irresistible de mito y realidad que se basó en un supuesto manuscrito celta perdido, que sospechosamente solo Geoffrey pudo examinar.

Posteriormente, una serie de romances del poeta francés Chrétien de Troyes dieron a la leyenda de Arturo un motivo espiritual: la búsqueda del Santo Grial. Aunque el rey de la mesa redonda no fue una persona real, su poder mítico se hizo más fuerte a medida que pasaron los siglos. Varios gobernantes ingleses, desde Enrique VIII hasta la reina Victoria, se apropiaron de la leyenda con fines políticos. Mientras que innumerables escritores, pintores, fotógrafos, cineastas y otros artistas, han producido sus propias versiones para la posteridad.

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