Margaretha Zelle, conocida como Mata Hari, fue una bailarina exótica y agente encubierto que aceptó una misión francesa para espiar a Alemania en 1916, durante la I Guerra Mundial. No mucho después, sin embargo, fue acusada de ser un agente doble y ejecutada por un pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917, en París. El día de su muerte, rechazó que le pusieran una venda en los ojos y, según algunos informes, sonrió incluso a sus verdugos.

Mata Hari ha sido retratada como un arquetipo de mujer fatal y una de las más grandes espías de la historia. Su vida ha inspirado películas, musicales, libros y hasta un ballet.

Los primeros años de Mata Hari

Mata Hari nació como Margaretha Geertruida Zelle en Leeuwarden, Holanda, el 7 de agosto de 1876. Su padre, Adam Zelle, fue un comerciante de sombreros fracasado que abandonó a su familia. Su madre, Antje Zelle, enfermó y murió cuando ella tenía 15 años.

A temprana edad, decidió que la sexualidad era su boleto para sobresalir en la vida. A mediados de los 1890, respondió a un anuncio en prensa en el que se buscaba una novia para Rudolf MacLeod, un capitán militar que vivía en las Indias Orientales Holandesas. Le envió una foto de sí misma y, a pesar de una diferencia de 21 años, se casaron el 11 de julio de 1895, cuando ella tenía apenas 19. Tuvieron un matrimonio tortuoso de nueve años, eclipsado por los celos y los excesos de alcohol de MacLeod. Concibieron dos hijos, uno de los cuales murió envenenado cuando era muy pequeño en un suceso hasta hoy misterioso.  

Fotografía de Mata Hari con Rudolf MacLeod
Fotografía de Mata Hari con Rudolf MacLeod
Fuente de la imagen: History

A principios de los 1900, el matrimonio se había deteriorado. Su esposo huyó con su hija y ella decidió mudarse a París. Allí, se convirtió en la amante de un diplomático francés que la convenció de convertirse en bailarina.

La popularidad de la bailarina en Francia y Europa

El París de 1905 fue el entorno perfecto para que Mata Hari destacase por el simbolismo cultural y el estilo de su danza exótica aprendida en las Indias. Se caracterizó por su fuerte personalidad y su confianza en sí misma, y con sus recursos comenzó a anunciarse como artista hindú. Perfiló su indumentaria y su apariencia seductora y acuñó su apodo artístico Mata Hari, que significa «ojo del día» en dialecto indonesio.

Su nombre se extendió rápidamente por todo París y de ahí a otras ciudades, ampliando su popularidad. Un periodista de Viena la describió como «esbelta y alta, con la gracia flexible de un animal salvaje y el pelo negro azulado«. Su rostro, escribió, «deja una extraña impresión extranjera«.

Sin embargo, con el paso del tiempo su fama comenzó a deteriorarse hasta recurrir a vender su cuerpo por dinero. A pesar de la creciente tensión en Europa poco antes de la I Guerra Mundial, Mata Hari tenía amantes en varios de los países que más tarde estarían enfrentados. Cuando estalló la guerra, tuvo cierta libertad como ciudadana de la Holanda neutral y la aprovechó viajando de un país a otro sin ningún problema. No obstante, en poco tiempo atrajó la atención de las inteligencias británica y francesa, que la pusieron bajo vigilancia.

Mata Hari como bailarina exótica
Fotografía de la bailarina exótica
Fuente de la imagen: Biography

El papel de Mata Hari como espía durante la I Guerra Mundial

Cerca de los 40 años, Mata Hari se enamoró de un joven capitán ruso, Vladimir de Masloff, en 1916. Durante su noviazgo, Masloff fue enviado al frente, donde una lesión lo dejó ciego de un ojo. Decidida a ganar dinero para ayudarlo. Ella aceptó una lucrativa asignación de espionaje para Francia con Georges Ladoux, un capitán del ejército que asumió que sus contactos cortesanos serían útiles para la inteligencia francesa.

Planeaba usar sus conexiones para seducir a algún alemán de alto mando y así obtener secretos que entregar a los franceses, pero nunca llegó tan lejos. Conoció a un general alemán y trató de intercambiar información, con la esperanza de recoger algún dato de interés.

Aunque no se sabe a ciencia cierta, muchos historiadores creen que los alemanes sospechaban de sus intenciones y le tendieron una trampa. Enviaron comunicados a Berlín en los que se referían a ella como espía alemana, algo que se supone no era. Cuando los franceses interceptaron el mensaje, arrestaron a Mata Hari en París por espionaje, el 13 de febrero de 1917. La encerraron en una celda infestada de ratas en la prisión Saint-Lazare, donde solo se le permitía recibir visitas de un abogado, que casualmente también fue su amante.

Durante largos interrogatorios, declaró una confesión explosiva. Al parecer, una diplomática alemana le había pagado una vez 20,000 francos para reunir información de inteligencia sobre sus frecuentes viajes a París. Pero juró a los investigadores que nunca cumplió el trato y siempre se mantuvo fiel a Francia.

El juicio y la muerte de la espía más famosa del mundo

El juicio de Mata Hari se produjo en un momento en que los aliados no lograban hacer retroceder los avances alemanes. Tanto los espías reales como los falsos eran chivos expiatorios convenientes para explicar las pérdidas militares, el arresto de Mata Hari fue uno de muchos. La evidencia en su contra se construyó para parecer mucho más implicatoria. El tribunal militar deliberó durante menos de 45 minutos antes de emitir su veredicto de culpabilidad.

Mata Hari fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917. Vestida con un abrigo azul, llegó al lugar de ejecución en París con un ministro y dos monjas. Tras despedirse de ellos, se colocó en la posición correspondiente, se volvió hacia el pelotón, se quitó la venda de los ojos y les lanzó, sonriendo, un beso a los soldados. Tras el disparo unísono de los fusiles, murió en el acto.

Fotografía del fusilamiento de Mata Hari
Fotografía del fusilamiento de Mata Hari
Fuente de la imagen: History

El trágico final de la bailarina exótica inspiró todo tipo de biografías, adaptaciones cinematográficas y otras obras. Una de las más populares fue la película Mata Hari, de 1931, protagonizada por Greta Garbo. El misterio sobre su faceta como espía y su supuesta doble bandera, continúa tan vivo como su memoria.

COMPARTIR: