Los origenes del chocolate se remontan muchos siglos atrás, a las antiguas civilizaciones olmecas y mayas, ubicadas al sur de México.

La palabra «chocolate» puede evocar imágenes de golosinas dulces y deliciosas trufas, pero lo cierto es que el que comemos hoy se parece muy poco al original. A lo largo de gran parte de la historia, el chocolate era más una bebida amarga que el dulce masticable y cremoso que conocemos actualmente.

El origen del chocolate en América Central y del Sur

El chocolate se elabora con el fruto de los árboles de cacao, nativos de América Central y del Sur. Los frutos se llaman vainas y cada una de ellas contiene alrededor de 40 granos de cacao. No se sabe exactamente cuándo fue descubierto y por quién, pero se han encontrado vasijas olmecas que datan del año 1500 a.C. con restos de teobromina, un compuesto estimulante que se encuentra en el chocolate y el té.

Antiguamente, los olmecas usaban el cacao para crear una bebida ceremonial, según algunas teorías. Sin embargo, dado que no hay escritos de esta civilización, las opiniones difieren mucho sobre si usaron granos de cacao en sus brebajes o con otros fines.

El chocolate en la cultura maya

Sin duda, los olmecas transmitieron su conocimiento del cacao a los mayas, quienes no solo consumían chocolate, sino que lo veneraban.

A diferencia de la olmeca, la historia de la civilización maya sí cuenta con registros. Menciona que las bebidas de chocolate se utilizaban en celebraciones sociales, generalmente para concluir algún tipo de transacción o negociación relevante.

A pesar de la importancia del chocolate en la cultura maya, este no estaba reservado solo para poderosos y altas jerarquías, sino que estaba disponible para casi todos. En muchos hogares mayas el chocolate se disfrutaba con cada comida como un elixir espeso y espumoso, a menudo combinado con chiles, miel o agua.

Granos de cacao

Los granos de cacao como moneda de cambio en la cultura azteca

El grano de cacao siguió avanzando a través del tiempo hasta alcanzar a la cultura azteca, quien llevó la admiración por el chocolate a otro nivel.

Los aztecas creían que el cacao era un regalo venido directamente de los dioses. Al igual que los mayas, disfrutaban del toque de cafeína de las bebidas de chocolate con especias, calientes o frías, en recipientes ornamentados. Pero también usaban los granos de cacao como moneda de cambio para comprar alimentos y otros bienes. En la cultura azteca, los granos de cacao se consideraban más valiosos que el oro.

El chocolate en esta cultura era más elitista. Se consideraba una extravagancia de la clase alta, aunque las clases bajas lo consumían ocasionalmente en bodas u otras celebraciones. Quizá el amante del chocolate más destacado de todos los aztecas fue el poderoso gobernante Moctezuma II, quien supuestamente lo bebía por galones cada día para obtener energía y también como un efectivo afrodisíaco.

La llegada del chocolate a Europa

Hay diversos informes contradictorios sobre el momento exacto en el que el chocolate hizo su primera aparición en Europa. Una de las teorías menciona que Cristóbal Colón fue el primero que introdujo los granos de cacao en España tras uno de sus viajes a América en el año 1502.

Otro relato cuenta que fueron los aztecas los que mostraron los secretos del chocolate al conquistador Hernán Cortés. Después de regresar a España con este nuevo fruto, se supone que mantuvo sus conocimientos recién adquiridos bien guardados. Solamente reveló dicha información para el deleite de un círculo muy cercano.

Una tercera versión afirma que los frailes que presentaron los mayas guatemaltecos a Felipe II de España en 1544 se quedaron los granos como regalo.

La verdad es que no importa cómo llegó el chocolate al país Europeo, a finales del siglo XVI se había convertido en un capricho muy querido por la corte española. Tras esto, España comenzó a importar chocolate de manera habitual a partir del año 1585. Y con el paso del tiempo, otros países como Italia y Francia visitaron partes de América Central, aprendieron directamente sobre el cacao y lo incorporaron a sus propias recetas.

El chocolate se extendió rápidamente por Europa, pero los paladares a este lado del Atlántico todavía no estaban satisfechos con la receta tradicional de bebida amarga. Tras varias experimentaciones, empezaron a elaborar sus propias variedades de chocolate caliente con azúcar de caña, canela, otras especias y aromas comunes usados en la época.

El poder del cacao

Cuando el chocolate apareció por primera vez en Europa, era un lujo solo al alcance de unos pocos. Pero en 1828, el químico holandés Coenraad Johannes van Houten descubrió una forma de tratar los granos de cacao con sales alcalinas para hacer un chocolate en polvo que era más fácil de mezclar con agua. Este desarrollo se conoció como «proceso holandés» y el chocolate producido se llamó cacao en polvo o «cacao holandés».

Van Houten también inventó, supuestamente, la prensa de cacao, aunque algunos informes afirman que fue su padre. Este artilugio separaba la manteca de los granos tostados para producir cacao en polvo de forma económica y sencilla. Se utilizó para crear una amplia variedad de deliciosos productos de chocolate.

Prensa de cacao original de van Houten
Prensa de cacao original de van Houten

Tanto el procesamiento holandés como el desarrollo de esta prensa ayudaron a que el chocolate fuera accesible para todo el mundo. A partir de ese momento se inició la producción masiva e industrializada.

La evolución del chocolate hasta el que conocemos hoy en día

Durante gran parte del siglo XIX, el chocolate se seguía disfrutando como bebida, pero a base de leche en lugar de agua.

En 1876, el chocolatero suizo Daniel Peter agregó leche en polvo a la mezcla para crear el chocolate con leche. Pero no fue hasta varios años después que trabajó con su amigo Henri Nestlé y crearon la empresa Nestlé Company, con la que llevaron este producto al mercado masivo.

El dulce había recorrido ya un largo camino durante este siglo, pero aún era muy duro y difícil de masticar. En 1879, otro chocolatero suizo llamado Rudolf Lindt, inventó una máquina que mezclaba y aireaba el chocolate. Esta técnica le dio la consistencia suave y cremosa que conocemos hoy en día, que se derrite en la boca y mezcla muy bien con otros ingredientes.

A finales del siglo XIX y principios del XX, las empresas Cadbury, Mars, Nestlé y Hershey arrancaban su producción masiva de dulces de cacao. El mercado empezaba a diversificarse para satisfacer la creciente demanda de una población cada vez más antojadiza.

Una de las primeras presentaciones de chocolate con leche en barra de Nestlé
Una de las primeras presentaciones de chocolate con leche en barra de Nestlé

La mayor parte del chocolate moderno es altamente refinado y producido masivamente, aunque algunos expertos todavía hacen sus creaciones a mano y mantienen los ingredientes lo más puros posible.

Después de la evolución y el aprendizaje adquirido por los maestros chocolateros del mundo para emplear este delicado ingrediente en sus recetas, el chocolate terminó consolidándose como uno de los dulces más consumidos en todas partes. Uno de los componentes más versátiles de la repostería y un antojo inevitable para todos los amantes de este exquisito manjar.

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