En comparación con nosotros, los humanos, lentos y torpes, los felinos poseen habilidades que van más allá de lo ordinario. Probablemente la imagen que tengan de nosotros sea esa, la de gatos grandes poco hábiles a los que deben echar una mano. Sin embargo, ellos nacen con capacidades asombrosas que a nuestros ojos están a la altura de los superpoderes de cualquier historieta.

Su instinto depredador y su gran destreza de movimiento contrastan con esa apariencia tan dulce que encandila a cualquiera. Pocos pueden resistirse a los encantos de los gatos, que con el tiempo terminaron siendo la mascota favorita de mucha gente y un gran compañero de vida.

De hecho, los gatos empezaron a domesticarse hace unos diez mil años y, desde entonces hasta el día de hoy, no dejan de sorprendernos con sus fascinantes habilidades y superpoderes.

Un sentido del olfato altamente agudizado

Los gatos tienen una estructura en el techo de la boca llamada órgano vomeronasal, que les permite esencialmente saborear todo lo que huelen.

Si tu gato se queda a veces con la boca abierta, puede estar exponiendo olores, como feromonas. Esta capacidad les sirve además para identificar su entorno: enemigos, personas y territorios marcados por ellos mismos u otros gatos.

Los bigotes de los gatos como receptores sensoriales

Los bigotes de los gatos son más gruesos que los pelos comunes. Tienen raíces más profundas y proporcionan una cantidad de información sensorial importante. Son tan sensibles, que perciben cambios en el flujo de aire y no necesitan tocar un objeto para que el gato detecte movimiento a su alrededor.

Para verificar si hay signos de vida en las presas, los gatos pueden rotar hacia abajo los bigotes largos y rígidos que sobresalen lateralmente del hocico.

Estos bigotes también ayudan a medir espacios reducidos para verificar y decidir si pueden pasar. Los pelos detrás de las patas delanteras pueden sentir a sus presas, mientras que los que se encuentran sobre los ojos actúan como sensor de distancia, provocando un reflejo parpadeante que protege los ojos si un objeto se acerca demasiado.

Los bigotes de los gatos

La agilidad de sus patas

Algunas razas de gatos pueden alcanzar una velocidad de 50 kilómetros por hora en distancias cortas. Los gatos, al igual que el resto de felinos, son grandes cazadores y biológicamente están preparados para perseguir a sus presas con suficiente ventaja.

Poseen una agilidad de movimiento que se sale de las proporciones normales del reino animal, una habilidad que les permite cambiar de dirección súbitamente durante la carrera, así como detenerse de inmediato si detectan algún peligro. De hecho, el guepardo o cheetah lleva más allá estas competencias convirtiéndose en el animal terrestre más rápido del mundo, alcanzando velocidades superiores a los 90 km/h.

Al realizar saltos y movimientos de arranque, los gatos sostienen gran parte de su cuerpo sobre las patas traseras. Una de las peculiaridades que más nos llama la atención a los humanos sucede justo antes de ese movimiento, cuando mueven su trasero con el fin de medir distancias y firmeza en su despegue.

La cola del balance y el equilibrio

La cola de los gatos es, junto al pelaje del lomo y las orejas, uno de los elementos más importantes para entender su estado de ánimo y lo que intentan comunicar. Según su posición o lo erizado de su pelo, podemos saber si el gato está relajado y tranquilo, enfadado, asustado o a la defensiva.

En términos fisiológicos, la cola les otorga balance y equilibrio en sus desplazamientos. Facilitándoles moverse por las alturas en lugares estrechos y angostos, sin asumir ningún riesgo.

Gato saltando

El excepcional oído de los gatos

Los gatos pueden captar sonidos y movimientos hasta cinco veces más lejos que los humanos, gracias a la forma y composición de sus orejas y oídos. Con esta habilidad, pueden determinar la ubicación exacta de sus presas, de nosotros mismos o de cualquier objeto de su entorno. Una especie de radar bastante confiable que les da información suficiente para anticiparse a cualquier peligro.

A menudo mantienen su audición alerta mientras están dormidos o relajados, por lo que es bastante frecuente observar el movimiento de sus orejas en sus largas siestas o durante la noche.

El control total sobre el entorno

Los gatos son grandes observadores y controladores. Uno de sus entretenimientos favoritos es situarse a lo alto de una habitación y ver a su alrededor.

Los cambios en el entorno o cualquier elemento desconocido es algo que puede llegar a perturbarlos, por eso siempre analizan cada detalle hasta conocer todos los rincones del espacio. Marcándolos como su propio territorio y sin dejar ninguna esquina fuera de su alcance.

Una lengua multiusos

Las papilas gustativas de los gatos son otra de sus características más curiosas. Son pequeños ganchos que apuntan hacia atrás en la superficie de la lengua, que en realidad contienen queratina, esa sustancia resistente que también se encuentra en las uñas humanas.

Estas papilas permiten que la lengua de un gato actúe como un peine, ayudándoles para deshacer los alimentos y facilitando sus procesos digestivos.

Es sabido que los gatos son animales altamente higiénicos, tanto por gusto como para evitar ser percibidos por otros gatos enemigos. Por eso utilizan su lengua para limpiar y desenredar el pelaje durante el aseo. Los largos baños que ellos mismos se proveen también les ayuda a aliviar la ansiedad, el miedo y el nerviosismo, lo que explica por qué los gatos se preparan vigorosamente a sí mismos después de una disputa con otro gato o un aterrizaje fallido tras un salto.

La lengua de los gatos

La increíble flexibilidad felina

La lengua de los gatos no sería tan útil para el aseo si no tuvieran, además, una enorme flexibilidad en su columna y extremidades.

El estar de pie, arquearse y estirarse con frecuencia ayuda a mantener las 30 vértebras espinales del gato flexibles y resistentes, sin incluir las vértebras de la cola. La forma y tamaño de los omóplatos les permite una amplia gama de movimientos y, la falta de una clavícula, hace que los gatos se contraigan para caber en espacios altamente reducidos.

Muchas veces nos encontramos con chistes de que los gatos son líquidos y pueden filtrarse por casi cualquier agujero. Bueno, esto se debe a la flexibilidad y a su capacidad para adaptar su anatomía al entorno. Estas características son las que también les permite caer de pie sea cual sea la altura. En el tiempo en que su cuerpo cae, les da tiempo a girar su espalda con la ayuda de la cola, pudiendo preparar sus patas para recibir el impacto con la mayor amortiguación. Esta habilidad fascinante les dio la fama de las siete vidas. Y es que los gatos son animales increíblemente resistentes, capaces de salir ilesos de situaciones bastante peligrosas.

La tracción de las huellas de los gatos

La capa externa de piel en las almohadillas de las patas es considerablemente más gruesa que la piel de otras partes del cuerpo.

La almohadilla grande en la parte posterior de la pata delantera a menudo sirve como freno después de saltar hacia adelante. Las otras redondeadas en las patas, debajo de los huesos de los dedos, amortiguan el movimiento y los aterrizajes en saltos de gran amplitud.

Tal vez haya dejado de lado muchos superpoderes de los gatos. Las singularidades de su carácter y su conducta, la forma en que se comunican entre ellos y con nosotros y otros aspectos más allá de lo físico que se les atribuyen, hacen de los felinos unos animales fascinantes, dignos de estudio y análisis profundo.

Como menciona Robert De Niro en la película de comedia Meet the Parents, los gatos nos hacen trabajar por su afecto. No «se venden» como los perros. Esto, de alguna forma, nos hace ver su atención y cariño como algo más gratificante.

Unos animales algo extraños, que nos miran de vez en cuando con cierta sabiduría y hasta desdén, pero con una magia inconfundible que cada vez enamora a más personas.

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