Desde 1947, la junta directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, mantiene y analiza el llamado Reloj del Juicio Final o Reloj del Apocalipsis. Una analogía que mide estadísticamente lo cerca que está la humanidad de autodestruirse. De acuerdo a las fechas, esta iniciativa respondió en un inicio a la amenaza de una posible guerra nuclear global tras la II Guerra Mundial, durante la Guerra Fría. Sin embargo, con el paso del tiempo, se han considerado otros factores de igual o mayor importancia para la subsistencia del planeta y de nuestra especie, que han movido las manecillas del reloj más cerca hacia el final.

En esta metáfora apocalíptica, la medianoche representa el fin del mundo. Y tras los acontecimientos internacionales durante el 2020 y lo que va del 2021, se adelantó a 100 segundos para las 12.

El cálculo simbólico del tiempo en el Reloj del Juicio Final

El Reloj del Juicio Final fue el símbolo más representativo del peligro nuclear durante el siglo XX. Cuando se creó la analogía, se optó por un reloj por su fácil asimilación con el concepto de urgencia y cuenta atrás. El objetivo del Boletín era generar esa percepción de peligro inminente y se decidió colocar la aguja a 7 minutos de la medianoche.

A partir de esa equivalencia figurativa, las manecillas comenzaron a actualizarse en 1949 en función de los acontecimientos más trascendentales a escala mundial.

Los momentos más lejanos y más cercanos de la medianoche

La vez que más lejos se encontró el reloj de la hora punta fue en 1991, a 17 minutos, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética firmaron los tratados de reducción de armamento. En contraste, las pruebas nucleares de ambas potencias en 1953 llevaron las manecillas a los 2 minutos.

Los años presentes, 2020 y 2021 son en los que la humanidad se ha visto más cerca de la autodestrucción, exactamente a 100 segundos.

Esto se debe a varios factores que se están considerando en los algoritmos aplicados. Por un lado, los arsenales nucleares alrededor del mundo y los progresos que ha habido en el desarrollo de armamento de este tipo. Paralelamente, las tensiones políticas derivadas de estos avances. Por otro lado, el cambio climático y los efectos cada vez más notables sobre nuestro planeta.

La posición actual del reloj, a 100 segundos de medianoche
La posición actual del reloj, a 100 segundos de medianoche
Fuente de la imagen: ABC

Los acontecimientos que influyen en la actualización de las manecillas del reloj

Pero más allá de las relaciones políticas internacionales y el calentamiento global, hay muchos otros aspectos que se tienen en cuenta en la actualización anual del Reloj del Juicio Final, que se hace cada enero.

Entre los acontecimientos más recientes, por ejemplo, la elección de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, así como su regreso al Acuerdo de París sobre el Cambio Climático entre otras decisiones administrativas, favorecieron el estancamiento del reloj simbólico. Por el contrario, la ocupación hostil del Capitolio en Washington, después de las elecciones, influyó negativamente en el devenir de la humanidad. La pandemia del coronavirus y sus nefastas consecuencias sanitarias, sociales, políticas y económicas, tuvieron mucho que ver en la aceleración general del reloj. También lo hizo el exceso de información y desinformación, las fake news y el caos social que desencadenan.

Portada de The New York Times tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos
Portada de The New York Times tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos
Fuente de la imagen: The New York Times

Todos estos sucesos, de mayor o menor escala, influyen significativamente en el futuro de la humanidad. El uso de la tecnología como herramienta social propulsó la propensión humana a dejarse engañar, a creer información falsa (a veces deliberada) y a reaccionar impulsiva y violentamente ante ella. Las consecuencias de estas situaciones convulsas desestabilizan la población, generando revueltas y muertes innecesarias. Y tienen más repercusiones y más graves a medio y largo plazo.

2020 fue, además, un año lleno de impactos ambientales. Ciclones tropicales, fuertes lluvias, incendios masivos, crecimiento del nivel del mar, destrucción de arrecifes de coral, etc. Cada uno de estos hechos influye en los cálculos de la Universidad de Chicago y mueve a favor o en contra las agujas de un reloj alegórico. Una cuenta atrás implacable que también mide lo bien o mal encaminados que vamos como especie.

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