Notre Dame es la dirección más sagrada de Francia y uno de los orgullos más importantes de París. Un faro que da la bienvenida a peregrinos de todos los rincones del mundo, abrazando a los débiles, cansados ​​y curtidos. Lo que no saben los visitantes es que tal vez están siendo guiados por el mismísimo Satanás. Resulta que un cuento oscuro y demoníaco gira alrededor de las hermosas puertas de la catedral y en su epicentro se encuentra un personaje medieval llamado Biscornet.

La construcción de la catedral de Notre Dame

Era el año 1300 y la construcción de Notre Dame en París estaba a punto de finalizarse. En la época, era común edificar primero la parte trasera de las iglesias para poner el altar en funcionamiento lo antes posible. Las fachadas y las entradas se agregaban en último lugar. En lo que respecta a las puertas de la catedral parisina, un joven herrero de apellido Biscornet convenció a la Iglesia de que él era el hombre indicado para completar la tarea.

El trabajo resultó abrumador, requiriendo meses de esclavitud en medio de los hornos ardientes de su taller. La obra finalizada fue presentada a las puertas como el último detalle de la catedral. Era una creación maestra, digna de alabanza, que dejó boquiabiertos a todos los parisinos. Nunca antes se había logrado semejante arte con un material tan mundano como el hierro. Con suma elegancia, fue el toque final perfecto para el majestuoso monumento cristiano.

Las puertas de Notre Dame
Las puertas de Notre Dame
Fuente de la imagen: Noticiero Universal

El rumor que se esparció por todo Paris

Pero tal vez las puertas fueran demasiado buenas para la gente. La magia y el mito empezaron a hacer mella en la mente del pueblo parisino. Los rumores eran tan reales como la propia piedra caliza y uno en específico resonó más fuerte. Aquel trabajo no podía haber sido realizado por manos mortales. Biscornet podría haber vendido su alma al diablo a cambio de la obra maestra.

Surgida la sospecha, comenzaron a contarse historias de ciudadanos que visitaron el estudio del artista durante la creación. Según los testimonios, lo encontraron inconsciente en el piso con el proyecto misteriosamente completado en un tiempo récord. Los sacerdotes de Notre Dame avivaron más las llamas alegando que las cerraduras de las puertas se negaban a funcionar…, hasta que las rociaron con agua bendita.

A pesar de insistir en que solo él era el artista, el joven herrero no pudo evitar la impía acusación. La historia afirma que el artífice murió poco tiempo después de concretar el trabajo. Lo que confirmó en la mente del pueblo que, para cumplir con el contrato, el diablo había regresado para reclamar su alma.

Al margen de los mitos y las supersticiones, es cierto que los expertos metalúrgicos de hoy no pueden explicar cómo se hizo ese trabajo en el hierro con las herramientas limitadas de la Edad Media. Además, cabe señalar que al desglosar el nombre Biscornet da lugar a un dato curioso. En francés bis significa “dos” y cornet significa “cuerno”, «el de dos cuernos».

La próxima vez que atravieses el umbral de Notre Dame, es posible que quieras presentar tus respetos a esta hermosa obra de arte, o tal vez mostrarle un crucifijo.

COMPARTIR: