Desde el siglo XVIII se han registrado supuestamente alrededor de 200 casos de combustión espontánea humana. Un fenómeno muy discutido por la ciencia debido a su naturaleza extraña, difícil de explicar. En términos generales, se trata de la incineración repentina en personas vivas, sin una fuente de ignición externa. Este suceso despierta el terror y la curiosidad a partes iguales, generando todo tipo de hipótesis para dar sentido a su existencia, todavía cuestionada por muchos.

Las teorías que circulan en torno a este insólito suceso van desde la química y la física hasta la parapsicología. Un espectro muy amplio de interpretaciones que todavía se mantienen en el aire, ante el juicio personal de cada uno.

El fenómeno de combustión espontánea humana

La combustión espontánea humana es un fenómeno en el que el cuerpo de una persona arde total o parcialmente, de manera repentina y sin una fuente concreta de calor o ignición externa. Estas características inusuales quedan evidenciadas en el lugar donde sucede el incendio. En la mayor parte de los casos, se encuentran los restos del cuerpo calcinado sin que ningún otro elemento a su alrededor, o la habitación misma, presenten el mínimo daño.

La descripción de estas escenas son radicalmente distintas a los accidentes de incendio doméstico. En un incendio «normal», la víctima aparece completa y en estado carbonizado, conservando tejidos y la integridad general del cuerpo. Sin embargo, en los casos de combustión espontánea humana, los cuerpos se presentan literalmente hechos cenizas, sin dejar más rastro que alguna parte que no se hubiera quemado, como brazos o piernas.

Ante esta clara distinción, lo primero que puede uno plantearse es que suceda una reacción química diferente a la que el fuego causa de forma natural. No obstante, los casos de combustión espontánea registrados a lo largo de la historia cuentan con varios elementos comunes que mantienen vivo el misterio.

Por ejemplo, nunca hay testigos oculares del suceso en sí. Sino que siempre se encuentra el cuerpo tiempo después de los hechos. Las víctimas suelen ser personas mayores con problemas de movilidad o incapacidad. Y casi nunca se cuenta con investigaciones forenses detalladas que reúnan información suficiente para esclarecer la causa del suceso.

Imágenes de los restos de un supuesto caso de combustión espontánea humana
Imágenes de los restos de un supuesto caso de combustión espontánea humana
Fuente de la imagen: Los 40

Casos registrados en la historia

Aquellos que defienden la existencia del fenómeno, consideran alrededor de 200 casos de combustión espontánea humana desde el siglo XVIII. Sin embargo, al no haber una fuente fiable que enumere y describa estos casos, muchas personas se mantienen escépticas.

Se cree que una de las primeras menciones al suceso consta en un artículo del siglo XIX publicado por Paul Rolli en The Philosophical Transactions of the Royal Society of London. En él, se recopilan algunos casos de gente incinerada sin fuente de ignición.

Por lo visto, en aquel entonces la teoría más extendida defendía la posibilidad de combustión a partir de elementos químicos del cuerpo humano, en reacción con fluidos gástricos, alcohol y los procesos digestivos normales. Aunque para la ciencia, esto no es suficiente.

Las posibles explicaciones científicas del fenómeno

En 1965, D. J. Gee propuso la explicación científica del efecto mecha. Un fenómeno en el que la ropa de la víctima entra en combustión por alguna fuente externa, quema la piel de la víctima y la grasa subcutánea, que termina siendo absorbida por la ropa y se prende como una mecha.

Sin embargo, y aunque este efecto explique el origen del fuego, quedan muchas preguntas acerca de la quema total de los huesos, algo realmente difícil de conseguir incluso en crematorios actuales que trabajan a 900º.

Para tratar de dar sentido a este misterio un experto forense en incendios, llamado J. D. De Haan realizó un experimento para la BBC y National Geographic Channel. En él, envolvió el cuerpo de un cerdo en una manta y generó un fuego a partir de gasolina impregnada, en una habitación simulada. Después de siete horas de quema, el derretimiento de la grasa subcutánea del cerdo mantuvo el fuego vivo hasta reducir el cuerpo a cenizas. Como resultado de la prueba, se logró reproducir en términos generales el escenario de un caso de combustión espontánea humana: un fuego altamente localizado, un cuerpo con quemaduras severas y un entorno libre de daños y evidencias.

Reproducción de una escena de combustión espontánea
Reproducción de una escena de combustión espontánea
Fuente de la imagen: Gizmondo

La combustión espontánea humana como suceso paranormal

A pesar de todos los intentos de la ciencia por explicar este extraño fenómeno, existen otras teorías, menos ortodoxas, que tratan de dar sentido a su existencia. Desde la intervención divina o el misticismo energético, hasta el consumo excesivo de alcohol. Este tipo de conjeturas se corresponden evidentemente con los siglos pasados. Sin embargo, hoy en día sigue habiendo cierto vínculo entre la combustión espontánea y los sucesos paranormales.

Algunas de las hipótesis que se pueden encontrar después de varias lecturas se respaldan en una interpretación aparentemente fantástica de algunos preceptos científicos, ordenados convenientemente para tener cierto sentido. Razonamientos que en todo caso pierden lógica con un mínimo de análisis y estudio.

Después de todo, la escasez documental del fenómeno y la particular falta de evidencia visual durante el hecho en sí llevan a la incredulidad del público general. Especialmente de la ciencia, que por el momento lo considera prácticamente un mito, al menos como suceso espontáneo sin causa aparente.

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