La leyenda del clan caníbal Sawney Bean es una de las más arraigadas de Escocia. Tanto, que se remonta unos 800 años en el tiempo y se contó de generación en generación hasta nuestros días. Su protagonista, Alexander Sawney Bean, fue el líder de un temido clan que existió en algún punto entre los 1200 y 1300.

Según cuenta la historia, aquel hombre creó una familia de 48 miembros, producto de un monstruoso incesto con sus hijas y sus nietas. Los llevó al asesinato y al canibalismo, acumulando más de 1,000 víctimas, generalmente viajeros que pasaban por sus dominios.

Los inicios de Alexander Sawney Bean

Alexander nació a finales del siglo XIV en East Lothian, Escocia. Se crió en una comunidad agrícola, proveniente de una familia de trabajadores bastante pobre. Se decía que su vida hogareña era terrible, llena de violencia y abusos.

Con el paso del tiempo, Alexander intentaba complacer a su padre para ganarse su aprobación, asumiendo los deberes de la edad adulta y uniéndose a la fuerza laboral de la comunidad. Sin embargo, su imprudencia, rebeldía y odio por el trabajo lo llevaron a fracasar por completo en sus intentos de ganarse la vida, decepcionándolo una vez más.

Finalmente y tras algunos problemas, Bean desistió. Entabló una relación con una mujer llamada Agnes Douglas y huyeron de su tierra natal. Después de un tiempo, en su nueva vida, se toparon con la hostilidad de los lugareños, quienes acusaban a Agnes de bruja. La relacionaron con sacrificios humanos, canibalismo y conjuración de demonios y, a partir de aquel momento, se le conoció como «la bruja oscura de Lothian».

Ilustración de Alexander Sawney
Ilustración de Alexander Sawney
Fuente de la imagen: Cultura Colectiva

La primera vez que Alexander probó la carne humana

Bean y Douglas viajaron por el sur de Escocia robando a cualquiera que tuviera la mala suerte de cruzarse en su camino. Algunas versiones de la historia afirman que durante este viaje Alexander probó por primera vez la carne humana.

Siendo forajidos, era muy arriesgado entrar en las aldeas e intentar gastar su botín en comida y en el canibalismo, a lo que Agnes ya estaba acostumbrada, encontraron la solución.

Tratando de no llamar la atención, mantuvieron su hábito al mínimo. Solo comían cuando era absolutamente necesario y se deshacían de los restos de tal forma que pareciera que la causa de muerte había sido el ataque de un animal.

Hogar dulce hogar

Después de viajar y esconderse durante varios meses, la pareja terminó finalmente en la costa de South Ayrshire. Mientras inspeccionaban el área en busca de posibles víctimas, Bean y Agnes encontraron una cueva poco visible con vista al agua, que ocultaba su entrada con la marea. Las condiciones perfectas para crear un hogar escondido y formar una familia.

Poco después de establecerse, llevaron sus crímenes al siguiente nivel. Comenzaron a robar con asiduidad, seguros de que nunca dejarían un testigo. Tomaban a sus víctimas de una en una, llevándolas a su cueva y conservándolas en vinagre.

En aquel momento nadie en el área los conocía y podían gastar el efectivo robado en la ciudad para subsistir. Todos los bienes rastreables o fácilmente identificables se escondían en lo profundo de la cueva, sin dejar rastro alguno.

La endogamia y el canibalismo como estilo de vida

Bean y Agnes comenzaron a tener hijos hasta engendrar 8 niños y 6 niñas, todos ellos criados para ser parte del aterrador estilo de vida caníbal, parecido al de un culto. A medida que los niños crecían, se iban incorporando a las matanzas. A veces cazando como un grupo grande y otras dividiéndose en grupos reducidos, para cubrir más territorio y aumentar sus ganancias.

Con el tiempo, Bean quiso ampliar aún más la familia y animó a los niños a reproducirse entre ellos para así formar un ejército. Según la leyenda, estos actos incestuosos llevaron a Bean y Agnes a tener 18 nietos y 14 nietas, un total de 48 monstruos endogámicos.

La familia permaneció en las cuevas alrededor de 25 años, pero semejantes crímenes eran imposibles de mantener ocultos por mucho tiempo y pronto comenzaron los rumores y las sospechas.

Los rumores sobre el clan de Sawney Bean

Se decía que más de 1,000 personas habían desaparecido en el área durante ese lapso de 25 años. Los chismes de lo que estaba sucediendo abarcaban todo tipo de teorías, pero poco se sabía entonces de cuán escalofriante era la verdad.

Muchos sospechaban de los mesoneros locales, hasta el punto de verse obligados a abandonar sus negocios por temor a ser linchados. Otros hablaban de bestias malvadas de los bosques. Y como éstas, muchas otras historias.

Cueva con cráneos
Fuente de la imagen: Livemint

El comienzo del fin

Una noche en particular, la familia se dividió en varios grupos pequeños para cazar. Uno de ellos se encontró con una pareja que iba a caballo y parecía blanco fácil. Pero para sorpresa de los caníbales, no estaban dispuestos a morir sin luchar. El hombre estaba armado con espada y pistola y pudo salvar su vida después del enfrentamiento. La esposa, en cambio, no tuvo tanta suerte. La arrastraron lejos del caballo, la asesinaron y la devoraron allí mismo, mientras él seguía luchando.

Unas personas que iban por la carretera se encontraron de repente con el brutal escenario, justo a tiempo para ayudar al hombre. Cuando la familia vio a la multitud acercarse, se dispersaron en todas direcciones.

Tras recoger los restos de su esposa, el hombre y sus aliados regresaron a la ciudad para informar a las autoridades. La historia llegó rápidamente a oídos del rey de Escocia, quien se dice que envió a casi 400 hombres armados y perros sabuesos para perseguir al los criminales.

El castigo para la familia de Sawney Bean

Los perros lograron rastrear a los Beans hasta la entrada de la cueva, donde encontraron cientos de cadáveres en descomposición. Había partes de cuerpos colgando y sangre por todas partes, joyas y reliquias robadas, esparcidas por todo el suelo. Para sorpresa de los cazadores, el clan Bean se rindió sin oponer resistencia. 48 personas fueron capturadas aquel día y trasladadas a Edimburgo para esperar su ejecución.

Las mujeres y los niños terminaron colgados en estacas, donde los mantuvieron con vida solo para observar la masacre del resto de su clan. Finalmente, se les prendió fuego. En cuanto a los hombres adultos, cada uno de ellos fue desmembrado lentamente y murieron desangrados como reflejo de su propia crueldad.

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