Sadam Huseín gobernó Irak desde 1979 hasta la invasión de Estados Unidos en 2003. Durante sus últimos años de poder llevó a cabo una tarea desconocida para muchos. Encargó la elaboración de un Corán de Sangre, escrito literalmente con su propio plasma. Esta copia de las sagradas escrituras del islam causó una enorme polémica en la comunidad musulmana por contradecir varios preceptos de la religión. Considerado en parte como una blasfemia, fue finalmente prohibido y se mantiene oculto de forma permanente.

La elaboración del Corán de sangre

En el Corán se compila una serie de textos escritos hace 1,400 años que detallan las supuestas palabras que el Arcángel Gabriel reveló al profeta Mahoma. Se trata de la obra más sagrada y representativa de la fe islámica, por lo que cualquier reproducción irregular sería objeto de controversia y hasta apostasía.

El Corán de Sangre es una copia escrita íntegramente con sangre del antiguo presidente iraquí, Sadam Huseín. El político habría encargado el libro en 1997, como parte de la celebración de su cumpleaños número 60. Para rellenar las 336 mil palabras y los 6 mil versos que contiene el Corán, se dice que Sadam donó unos 25 litros de plasma a lo largo de varios años.

A principios del año 2000, Sadam Huseín reveló que encomendó el libro como una forma de agradecer a Dios por su ayuda.

Mi vida estuvo llena de peligros en los que debería haber perdido mucha sangre… Como solo sangré un poco, le pedí a alguien que escribiera las palabras de Dios con mi sangre en forma de agradecimiento”.

La polémica en torno al libro

Evidentemente, la existencia del escrito desencadenó un mar de polémicas en Irak, tanto en la esfera religiosa como política. Según la sharía, la ley islámica, la sangre humana es impura desde una perspectiva ritual. Así que escribir la Palabra de Dios con ella se consideraría un pecado. Por si fuera poco, los musulmanes tienen estrictamente prohibido desfigurar, transformar o destruir el Corán.

En septiembre del año 2000, cuando el Corán de Sangre se entregó a Sadam Huseín, la obra quedó resguardada en la Mezquita Umm al-Ma’arik, en Bagdad. Curiosamente, este edificio se diseñó para conmemorar la victoria de Sadam en la Guerra del Golfo. Las páginas escritas estuvieron expuestas en un salón hexagonal forrado de mármol, ubicado en un lago artificial dentro de la propia mezquita. Y solo los invitados más confiables podían acceder a él.

Corán
Fuente de la imagen: Pexels

A finales del mismo año, las autoridades religiosas de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita condenaron la exposición.

La prohibición del Corán de Sangre

En 2003, Sadam Huseín fue derrocado por la invasión de Estados Unidos y el Corán de Sangre se retiró de la exposición y se guardó celosamente. Algunos dicen que el libro, página por página, se colocó en el interior de una caja de vidrio a prueba de balas ya que no puede ser destruido de ninguna forma. La tradición islámica dicta que el Corán es la Palabra de Dios y nadie puede deshacerla.

Sin embargo, la obra en sí constituye un pecado y una blasfemia, por lo que se encuentra en una especie de limbo teológico, una paradoja. Por esta razón se mantiene resguardado y oculto de forma permanente.

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