Hay muchas series animadas que pese a su apariencia infantil no pueden etiquetarse como programas para niños. Algunas son directamente contenido para adultos y otras, sin caer en el lenguaje inapropiado u otras características limitantes, tratan narrativas absolutamente dramáticas y sobrecogedoras. En este último grupo, las historias japonesas producidas por el estudio Nippon Animation, Heidi, Marco y Remi, se recuerdan hasta el día de hoy como series que dejaron a una generación impactada de tristeza y depresión.

Dibujos que sin quererlo, o con querer, llegaron a traspasar algunos límites, y dejaron una huella dramática en muchos niños de los años 80 y 90.

Marco, del año 1976

Marco era un niño italiano que vivía feliz con sus padres y su hermano. Sin embargo, el trabajo de su padre no era suficiente para poder mantener a la familia. Por lo que su madre tuvo que viajar sola a Argentina en busca de nuevas oportunidades. A pesar de lo triste de su partida, la familia logra mantener la comunicación a través de cartas cada cierto tiempo, pero esto dura sólo un año. De pronto dejaron de llegar las cartas y nadie supo qué ocurrió con la mamá de Marco.

Marco yendo en busca de su madre
Marco yendo en busca de su madre
Fuente de la imagen: Nippon Animation

La canción del anime de por sí ya es triste, así que lo lógico es que la serie lo sea aún mas. Separar a un niño de su madre, que luego recorra el mundo solo para buscarla y encontrarla gravemente enferma tras 50 episodios, parece un juego retorcido con los sentimientos del espectador. En definitiva, Marco es considerada una de las series dramáticas más tristes de la televisión.

Remi, de 1977, una de las series dramáticas más trágicas de la historia

Esta animación está inspirada en la novela Sin Familia, una historia francesa del siglo XIX, que por su título no depara nada bueno. Todo comienza cuando Remi es vendido por sus propios padres y entregado a la fuerza a un músico ambulante que trabaja con tres perros y un monito.

Remi junto a sus perros y su mono
Remi junto a sus perros y su mono
Fuente de la imagen: Nippon Animation

Juntos recorren ciudades con su show artístico, pero Remi, que con el tiempo se había acostumbrado a su nuevo estilo y compañeros de vida, debe enfrentar la muerte en múltiples y dramáticas ocasiones. Primero la pérdida de los dos perros, que son asesinados brutalmente por lobos. Más adelante, la del monito, que muere por una rara enfermedad. Y finalmente, también la de su tutor, al que ya consideraba más que un padre.

Deambulando solo por el mundo y acompañado por el último integrante de su familia, el perro Capi, Remi conoce a Mattia. Otro niño italiano con aptitudes musicales pero un tanto rebelde, que en más de una ocasión lo metió en serios problemas. Luchando contra el hambre y el frío, Remi es otro personaje infantil que en solamente 51 capítulos conseguía desmoralizar a cualquiera.

Heidi, de 1974

Heidi es una niña huérfana suiza de 5 años, llevada a la fuerza a vivir con su abuelo en los Alpes porque su tía, quien estaba a su cargo, se fue a trabajar a Frankfurt. Su abuelo, de carácter huraño, no quería cuidarla ya que estaba acostumbrado a vivir solo. Pero con el paso del tiempo termina tomándole cariño a su nieta y a disfrutar de su compañía.

Heidi y su amiga Clara
Heidi y su amiga Clara
Fuente de la imagen: Nippon Animation

Cuando por fin Heidi se había aclimatado al campo, a su amigo Pedro y a su cabrita Copo de nieve, su insensible tía regresa para arruinarle otra vez la vida. La arrastra a vivir como dama de compañía de Clara, una joven enferma en silla de ruedas que vive bajo el escrutinio de la estricta institutriz Señorita Rottenmeier. La partida fue desgarradora tanto para Heidi como para el abuelo y Pedro. Finalmente y después de 52 tortuosos episodios, Heidi regresa a los Alpes y se reencuentra con su familia.

Series como estas en realidad no tenían intención de deprimir a nadie. Simplemente se produjeron con el afán de entretener y, al mismo tiempo, educar a toda una generación. El propósito principal era que sus pequeños espectadores valorasen todo lo que tenían en casa, desde la familia hasta lo material. En cierta manera el cometido se cumplió, aunque sí es cierto que se les fue un poco de las manos.

De cualquier forma, estas series dramáticas se recuerdan todavía como una parte muy importante de la vida de una audiencia hoy adulta, que agradecen de algún modo haberlas visto.

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