No hay nada más decepcionante para el espectador que una serie excelentemente bien llevada pero con un pésimo final. Para desgracia de los fanáticos de las noches de sofá y televisión, es un auténtico drama que la calidad no sea una constante en la ficción. Que tras temporadas excepcionales todo culmine en desastres de guión, de lógica y de historia. Como si los creadores hubieran llegado tan lejos con su inventiva, que de repente no supieran qué hacer. Y terminan convirtiendo el que fue su éxito en un fracaso fulminante, a veces hasta de sus carreras. Muchas veces esto pasa por no saber cuándo darle un cierre a las tramas. Alargan tanto las series por la abundancia que cosechan, que tratan de estirar el chicle hasta que se rompe y ya no hay vuelta atrás. En este artículo repasaremos cuatro de los peores y más decepcionantes finales de series. Considerado así por la misma audiencia y por la crítica.

Y lo peor de todo, es que mil temporadas impecables desaparecen de la memoria de la audiencia si solo el último capítulo es ignominioso. No hace falta más para destruir un imperio en este mundo del entretenimiento. Aunque hace falta mucho para levantarlo.

Two and a Half Men, la prioridad de la venganza

El caso de Two and a Half Men es particular. No se trata tanto de una desorientación repentina de los guionistas, sino de las consecuencias del profundo desacuerdo entre la producción y el protagonista. Las desavenencias entre Charlie Sheen y el director del programa, Chuck Lorre, hicieron que el actor abandonase la serie en su momento más álgido. Los creadores decidieron continuarla cuatro temporadas más, sin su personaje estrella, intentando salvarla del modo que sea, aún cayendo en el absurdo, solo por seguir ganando dinero.

El descenso fue evidente. Pero la producción hizo un último esfuerzo en su capítulo final por «vengarse» de Sheen en unas cuantas escenas. Preocupándose más por denostar y ofender al actor que por darle cierre a su propia historia, ya en decadencia.

Escena final de Two and a Half Men, donde el director "mata" a Charlie
Escena final de Two and a Half Men, donde el director «mata» a Charlie
Fuente de la imagen: CBS

How I Met Your Mother, la desazón hecha final

Lo que mantuvo en vilo a buena parte de la audiencia de How I met Your Mother era eso mismo, la historia de cómo el protagonista conoció a la madre de sus hijos, que tanto se preocupó la serie por recalcar. Desde el título hasta el hilo argumental y pasando por todos y cada uno de los capítulos. Pero cuando se crea tanta expectativa en el espectador, es muy difícil satisfacerlo al final. Y eso fue lo que sucedió.

Después de 208 capítulos de incertidumbre, resultó que la madre había muerto. El primer garrotazo para la audiencia. Pero no fue el único, ya que después de contar semejante letanía de anécdotas, algunas más prescindibles que otras, resultó que ni siquiera fue una historia de amor romántica. Sino algo de lo que el protagonista escapó para regresar con quien ya tuvo sus asuntos a lo largo de la serie. Un final decepcionante que hizo sentir a la audiencia que todo ese misterio y toda esa tensión, no sirvió para nada.

Lost, la eterna incertidumbre

El final de Lost no fue decepcionante por ser un mal cierre, sino por no ser un cierre. La serie fue probablemente una de las primeras de su categoría, que empezaron a hacer tendencia el consumo de este tipo de contenido, manteniendo a millones de espectadores fieles a su pantalla durante seis temporadas.

Y logró esta lealtad con un thriller de suspense muy bien llevado. Una historia llena de misterios que abría más incógnitas de las que cerraba con el paso de los capítulos. Pero esta misma estructura encadenada fue la que la llevó al fracaso. Quizás este sea uno de esos finales de series en los que los guionistas se meten en berenjenales de los que no saben salir. Y esta vez, lo dejaron sin resolver.

El final es tan confuso como la serie. El problema es que durante la historia el espectador permite el sinsentido, pero al final no. Cuando más se necesitaban despejar las dudas y encontrar certezas, menos las hubo. Y el final abierto, en este caso, no hizo más que crear especulación desesperada y la necesidad imperiosa por encontrar respuestas. Respuestas que ni los guionistas tenían, que nadie tenía. Una serie que fue tan buena, que se hirió a sí misma.

Escena final de Lost
Escena final de Lost
Fuente de la imagen: Buena Vista Televisión

Game of Thrones, el peor caso de finales de series decepcionantes

El caso más flagrante de finales de series decepcionantes se lo lleva Game of Thrones. No existe duda alguna.

Se sabe que la última etapa no tuvo la supervisión ni la orientación del creador de la historia, R. R. Martin. Que los guionistas, enemigos número uno de la industria desde entonces, se apresuraron a terminar su obra por otros intereses con Disney. (Fraguados finalmente por su falta de profesionalidad). Se sabe también que nadie esperaba un final feliz. Pero sin embargo, la serie alcanzó tantas cimas, que la caída de su última temporada fue terriblemente estrepitosa.

La decepción de la audiencia fue tal, que muchos terminaron odiando la serie completa, aún reconociendo la excelencia de la mayor parte de su desarrollo. Subtramas inconclusas, personajes absolutamente destrozados, cierres sin sentido ni lógica y desprecio total por lo construido durante 6 o 7 temporadas.

Esta vez, los guionistas no solo se metieron en berenjenales, sino que les prendieron fuego para salir rápido de ellos.

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