Gracias al crecimiento de Internet, el anime es mucho más popular que antes a nivel internacional. Cada vez más personas pueden acceder y consumir programas de televisión que en el pasado solo estaban disponibles en sus paises de origen, en este caso, Japón. Sin lugar a dudas dentro de esta amplia gama de contenido nipón, la serie de anime más rentable en la historia del género es Dragon Ball.

Creada por Akira Toriyama, impresa por primera vez en 1985 y adaptada a la televisión al año siguiente, Dragon Ball logró un éxito desmedido en Japón y fue una de las primeras series de anime de los 80 en ser recogida por las manos occidentales. La enorme fama obtenida por la franquicia catapultaría la historia tarde o temprano a la gran pantalla y en el año 2009, lo hizo. Lamentablemente y muy a pesar de la audiencia fanática, no fue a través de las personas adecuadas.

La premisa de Dragon Ball

La serie trata de las aventuras de Goku, quien proviene de una poderosa raza de guerreros llamada Saiyan. Esta especie disfruta pelear y conquistar otros planetas para luego venderlos o explotarlos, razón por la que Goku fue enviado a la Tierra cuando era niño.

Goku junto a los personajes principales de Dragon Ball
Goku junto a los personajes principales de Dragon Ball

Pero él no recuerda nada de eso. Su nave se estrelló de golpe al aterrizar y Goku fue rescatado y adoptado por un hombre testigo del accidente. Es ahí donde empieza la historia del héroe, quien aprende artes marciales y con el paso del tiempo se convierte en un gran peleador. Cuando muere su padre, Goku decide aventurarse al mundo y en el camino conoce a una joven muy peculiar llamada Bulma. Juntos emprenden un viaje en busca de las 7 bolas del dragón, un tesoro que si se logra reunir, podrá cumplir cualquier deseo.

En el transcurso de la historia, el protagonista sigue un duro entrenamiento, lucha en numerosos torneos y logra forjar diversas amistades.

El éxito de la historia

Debido al éxito tan grande que tuvo la primera etapa de la serie, los creadores decidieron continuarla creando varias secuelas: Dragon Ball Z, Dragon Ball GT y, la más reciente, Dragon Ball Súper. Todos estos lanzamientos tuvieron un gran recibimiento por parte del público.

Dragon Ball supuso el inicio de una era en el entretenimiento occidental, fungiendo como el ticket de entrada para otras series del género como Naruto, Bleach y One Piece. A partir de aquí, muchas empresas europeas y americanas comenzaron a importar contenido masivo de series japonesas a principios de los años 90. Desde entonces, el fandom ha crecido sustancialmente, convirtiendo el anime en uno de los géneros más consumidos en todo el mundo.

En todo este tiempo, Dragon Ball ha conservado el estandarte principal dentro del género, incluso durante los años de inactividad total. La franquicia de Akira Toriyama llegó al cine con una gran cantidad de películas animadas. La más reciente, Dragon Ball Super: Broly, alcanzó números masivos en la taquilla internacional, lo que demuestra que la historia de Goku y sus amigos mantiene indiscutiblemente el éxito que alcanzó en sus orígenes.

Dragon Ball Evolution

Dragon Ball Evolution fue la adaptación live action de Dragon Ball. Es decir, una filmación interpretada por actrices y actores reales, en vez de la producción en animación tradicional.

Lo cierto es que esta película llegó en un momento casi perfecto, los fanáticos todavía eran jóvenes y recordaban perfectamente las historias contadas en las series de Dragon Ball y Dragon Ball Z. Las expectativas eran enormes, por fin había llegado el producto por el que muchos suplicaban y todos esperaban con ansia el momento del estreno para comprar sus entradas.

Finalmente y teniéndolo casi todo a su favor, la producción cinematográfica terminó siendo apocalípticamente desastrosa. La decepción de la audiencia fue tan exorbitante que Dragon Ball Evolution se convirtió en una mera burla, un chiste mal contado que arrastraría a todo un género a los rincones más oscuros de Hollywood. Por culpa de este caso, se hizo popular la idea de que las adaptaciones del anime al mundo real estarían condenadas por siempre al fracaso.

Después de todo, si Dragon Ball puede transformarse en un basura, cualquier otra cosa terminaría siéndolo.

Escena terrible de la adaptación cinematográfica
Escena terrible de la adaptación cinematográfica

La falta de fidelidad a la historia original

A menudo escuchamos a los fanáticos del anime quejarse apasionadamente cada vez que una adaptación de live action viene en camino. Reaccionan como una turba enfurecida, antorcha en mano. Y la verdad, no les culpo. Dragon Ball Evolution es, en parte, el máximo responsable de ese odio e incredulidad.

El director de la película, Stephen Chow, no estaba muy familiarizado con la franquicia mientras trabajaba en la película y eso es muy evidente. El producto final apenas se parece a la historia original, lo que supuso una terrible traición para todos los seguidores.

Prácticamente todas las partes de la mitología esencial están deformadas, incluso cuando el nuevo planteamiento no tiene ningún propósito ni sentido. Pero no es solo la historia de Dragon Ball Evolution lo que está mal, sino toda la escenografía, los efectos especiales, los actores, la fotografía y la música. No hay nada rescatable en este producto.

Dragon Ball es un universo de planetas increíbles, razas alienígenas inimaginables y un sinfín de batallas emocionantes con ataques de energía y poderes extraordinarios. Los creadores de la película tomaron todo el valiosísimo material y lo despreciaron, escupiendo en la cara a toda una comunidad que lleva siendo fiel al título por más de 30 años.

El ejemplo más claro podemos encontrarlo en cómo representaron el poder más conocido de Goku, la onda vital ó kamehameha. Un rayo de energía poderoso y abrumador, que transformaron en algún tipo de soplido de viento lamentable y bochornoso. En cualquier caso, los fanáticos pudieron haber perdonado los terribles efectos visuales si la historia auténtica hubiera estado allí. Pero tampoco lo estaba.

Un casting inadecuado

Definitivamente Dragon Ball Evolution no seleccionó a los actores adecuados.

La caracterización de Goku es completamente errónea. El héroe de acción en vivo carece de la calidez, la inocencia, la habilidad y la naturaleza tranquila del original. El encanto de Goku radica en ser un niño felizmente ignorante, pero el Goku de Dragon Ball Evolution no tiene absolutamente nada que ver con eso. Por no hablar de la absurda interpretación del peinado característico del personaje. Es tan lamentable que parece una parodia de sí mismo.

Comparación entre el Goku adulto original y la caracterización en Dragon Ball Evolution
Comparación entre el Goku adulto original y la caracterización en Dragon Ball Evolution

Chi-Chi tiene solo dos cosas en común con su contraparte original, el nombre y algunas habilidades de lucha decentes. Aparte de eso, nada más.

A Yamcha, uno de los mejores amigos de Goku en el anime, nos lo cambiaron por un motociclista rebelde estereotipado. El Maestro Roshi es una suerte de Mr. Miyagi de Karate Kid y Bulma, bueno, ni siquiera vale la pena mencionarlo.

Además de esta terrible incongruencia entre las características de los personajes de la película y sus versiones originales, los productores se inventaron las edades de los protagonistas sin ningún tipo de criterio. Retrataron una saga de la historia original donde Goku era un niño de no más de 12 años que buscaba con ahínco las esferas del dragón. En Dragon Ball Evolution Goku tiene 16 y enfrenta sus problemas para conseguir novia.

El Maestro Roshi pasó de ser un sabio legendario de más de 300 años, a convertirse en el típico hombre de mediana edad que te puedes encontrar en el supermercado. Yamcha cambió de los 16 a los 30, y así con todos los demás.

De un mundo mágico a una historia de adolescentes

Tal vez el pecado capital de Dragon Ball Evolution fue el contexto de historia de secundaria estadounidense. Por alguna razón decidieron convertir a Goku en un adolescente, cambiando las historias por salvar el mundo por discusiones de patio de recreo.

El estudio de 20th Century Fox identificó claramente el mercado meta de Dragon Ball y razonó, erróneamente, que esos adolescentes estarían buscando una película que reflejara sus propias vidas, algo que abarcara los problemas cotidianos de la escuela secundaria, jóvenes enamoradizos y dilemas de cómo encajar en una «fiesta teen genial».

El error fatal de la productora fue no darse cuenta de por qué los fanáticos estaban fascinados por la franquicia. Pero pese a todo el mal desencadenado por esta terrible adaptación, todavía hay esperanza.

Las últimas adquisiciones de Disney incluyen los derechos fílmicos de Dragon Ball, que por fin están en manos de las personas adecuadas. Viendo el increíble trabajo que el estudio hizo con los comics de Marvel, llevando a la franquicia a lo más alto, el fandom de Goku ha recuperado en cierto grado la confianza en Hollywood.

Por primera vez, un estudio con experiencia puede hacer algo digno con la historia de Dragon Ball. Solo es cuestión de tiempo saber si la maldición de las adaptaciones del anime persiste o se rompe para siempre.

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