A día de hoy no es ningún misterio, pero en su momento El Secreto de M. Night Shyamalan fue toda una revelación para los cinéfilos y seguidores de este peculiar director. Ese fue el título de un falso documental que Shyamalan publicó en el pre lanzamiento de su película The Village en 2004.

Para ponernos en situación, recordemos que un falso documental o mockumentary es un género que sigue los patrones cinematográficos de los documentales pero tratando información ficticia. Habitualmente esta información se presenta como veraz, revelando en algún momento que no lo es. Todo ello con algún tipo de objetivo satírico o cómico, e incluso agregando partes de improvisación en su desarrollo.

M. Night Shyamalan como director

Particularmente (y esto es una opinión personal), Shyamalan es uno de los mejores directores para contar historias que se quedan a medio camino entre el terror, el misterio y lo fantástico.

Su forma de adentrarse en el terreno psicológico de los personajes, la manera de envolver ambientes fantasiosos en un realismo muy admisible y la intriga sigilosa que acompaña toda su narrativa, lo ha convertido en uno de mis favoritos para el género sobrenatural.

No por nada es el responsable de algunos de los títulos más pesados en la industria como El sexto sentido, Señales, El bosque, El incidente y la trilogía de El protegido, Split y Glass.

M. Night Shyamalan con Bruce Willis
Behind the scenes M. Night Shyamalan con Bruce Willis

Está claro que en gustos no hay nada escrito y no es que yo tenga un conocimiento extraordinario en estos asuntos para sentenciar nada. Pero pese a otros fracasos en taquilla como The Last Airbender o After Earth, Shyamalan es uno de los exponentes más importantes en su género.

El Secreto de M. Night Shyamalan

En su momento, y aquí tengo que incluirme, todos nos creímos el documental. Se trataba de un making of de la película The Village, en el que Shyamalan nos permitía a los espectadores adentrarnos en su biografia, su historia de vida y su supuesta realidad a través de varias entrevistas cada vez más perturbadoras.

A medida que él desvelaba algunos hipotéticos eventos de su infancia, parecía que todo iba tomando forma. Todas las historias que le sucedieron en esta narración ficticia tenían relación de una u otra forma con las películas que lo encumbraron como guionista y director. La muerte clínica momentánea cuando era niño a causa de un ahogamiento, el despertar posterior de habilidades comunicativas con el más allá, el contacto con extraterrestres, una misteriosa vivienda… Mis primeras conclusiones por aquel entonces eran que en eso se habían basado El sexto sentido, Señales o El protegido (recordemos que la única debilidad de Bruce Willis en esta última era el agua). Y me pareció memorable.

Al terminar de ver el documental, todo espectador se quedaba un poco consternado. La imagen que M. Night Shyamalan daba de sí mismo en aquellas entrevistas era, cuando menos, inquietante. Pero parece ser que el resultado obtenido no fue el deseado.

La controversia del falso documental

El halo de misterio que envolvió el rodaje de The Village a raíz del documental fue enorme. Todo el mundo, prensa y otros medios de comunicación hablaban de la posible paranoia de Shyamalan y estaban casi obsesionados por ver la película. Pero al poco tiempo se descubrió la verdad, y es que todo se trataba de una estrategia publicitaria para darle más empuje al lanzamiento.

Fotografía mostrada en el falso documental aludiendo a las supuestas capacidades paranormales de M. Night Shyamalan
Fotografía mostrada en el falso documental aludiendo a las supuestas capacidades paranormales de M. Night Shyamalan

Esta treta no sentó bien ni a críticos, ni a cineastas ni al público. De hecho, significó un notable declive en la carrera del director, del que parece que se está recuperando en los últimos años.

Por lo visto no hay cosa peor para la masa enfurecida que hacerle ver que fue engañada.

Pero esta no fue ni la primera vez ni la última que alguien recurre a estrategias publicitarias poco convencionales para lanzar algún título. Y he de decir que su ejecución fue bastante buena. Hacer falsos documentales no es nada fácil y, en este caso, había una muy buena historia inventada por detrás, que de algún modo hilaba y daba sentido a la filmografía de Shyamalan. Tan es así que todo el mundo se la creyó.

A mi juicio, nada malo le debería haber pasado al director. Y a pesar de que muchos criticaron el documental como poco más que una pieza ególatra, los que se ofendieron a tal punto fueron los mismos egos que no pudieron admitir que este sí fue un buen engaño.

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