Generalmente, en cualquier pueblo o aldea viven por lo menos 100 o 200 personas. Pero hay una lugar en el mundo donde vive una sola. Se trata de Monowi, un poblado del condado de Boyd, Nebraska, en Estados Unidos. Según los censos poblacionales, cuenta con un solo habitante, una mujer llamada Elsie Eiler. Debido a esta circunstancia, ella misma ejerce de alcaldesa, bibliotecaria y regente del único restaurante, por lo que ha sido objeto de varias historias de interés público.

El estilo de vida de Elsie Eiler

El pueblo tiene un área total de 0,54 km2. De acuerdo a un informe, en la década de 1930 tenía una población de 150, pero la cifra fue mermando con el paso del tiempo. En 1980, bajó a 18. Veinte años después, solo quedaron dos, Elsie Eiler y su esposo Rudy. Este último murió en 2004, dejando a Elsie como la última habitante a sus 84 años y convirtiendo a Monowi en el único pueblo de EE.UU. de estas características.

Siendo así, Eiler tiene una vida muy peculiar. Abre la taberna del pueblo a las 9 a.m. seis días a la semana, aunque después de una enfermedad en 2011 decidió concederse los lunes libres. Allí sirve hamburguesas, perritos calientes y la cerveza más fría de la ciudad, todo esto según el letrero que tiene colgado en la pared. Los turistas tienen mucha curiosidad por conocer su ciudad y, con ayuda de las redes sociales, su historia se ha vuelto bastante viral. Hasta ahora ha recibido visitantes de 47 estados y 41 países, por lo que el pueblo se encuentra contradictoriamente lleno de vida.

Eiler bromea diciendo que ser el único residente de una ciudad tiene sus ventajas. Por ejemplo, no tiene ninguna competencia cuando se postula para alcaldesa cada año. También administra la biblioteca de unos 5,000 libros que alguna vez formaron la colección privada de Rudy.

Elsie Eiler en su taberna
Elsie Eiler en su taberna
Fuente de la imagen: Wikipedia

El mantenimiento de Monowi

Si bien muchas de las comunidades más pequeñas de los EE.UU. Se han reducido hasta que se han disuelto, Eiler está decidida a mantener la vigencia legal de Monowi, completando diligentemente todo el papeleo necesario. Como única contribuyente en la ciudad, recauda 500 dólares de sí misma en impuestos para mantener las tres farolas de la ciudad encendidas y el agua fluyendo. También se le exige que cree un plan de carreteras municipal todos los años para asegurar la financiación del estado de Nebraska. Y cuando solicita al estado sus licencias de licor y tabaco cada año, las firma ella misma como secretaria de la ciudad y se las da a sí misma como propietaria del único bar.

Por supuesto, Monowi no siempre fue así. En su época más álgida era una ciudad ferroviaria relativamente bulliciosa de 150 habitantes, con varios negocios e incluso una prisión. Pero a medida que las condiciones agrícolas empeoraron y se perdieron puestos de trabajo por la automatización, la gente comenzó a mudarse en busca de mayores oportunidades.

De acuerdo a diversas declaraciones, Eiler no tiene interés en vivir en ningún otro lugar. Cuando le preguntan «¿qué pasará cuando te vayas?«, responde «esa no es mi preocupación. Creo en vivir cada día y no preocuparme por el futuro. Voy a disfrutarlo mientras viva.«

COMPARTIR: