A fines de la década de 1980, un videojuego llegó de Japón a todo el mundo y se convirtió en un clásico casi instantáneo. Protagonizó a un niño llamado Link, en una búsqueda para salvar a una princesa llamada Zelda, en un misterioso y enorme mundo abierto llamado Hyrule. The Legend of Zelda para Nintendo Entertainment System se considera como uno de los mejores juegos de todos los tiempos, una obra maestra. Y parece que se ha superado a sí mismo en 2017 con The Legend of Zelda: Breath of the Wild.

El juego se lanzó exclusivamente en la consola Switch de Nintendo y recibió elogios casi universales. Pero hay buenas razones para ello.

La mecánica de prueba y error

Hyrule es un lugar inhóspito al principio de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Hay monstruos por todas partes, se empieza con muy poca salud y las armas no dejan de romperse.

La supervivencia en esta primera etapa se logra mediante prueba y error, y las soluciones suelen ir de la mano de la lógica. Este carácter de misterio y audacia, seguida del descubrimiento, llevó a millones de personas a amar el título original hace tantos años.

Aunque claramente no es el caso, Breath of the Wild da al jugador la sensación de ser el primero en descubrir sus tesoros. Es un mundo lleno de acertijos y retos en el que cada minuto es más difícil que el anterior.

El mundo abierto de Breath of the Wild

El mundo abierto de Breath of the Wild permite hacer prácticamente de todo. Las únicas limitaciones que existen son áreas en las que no se puede sobrevivir si no se cuenta con los aditamentos necesarios para ello. Aunque nada impide al jugador adentrarse en ellas y explorar las múltiples formas de morir del juego.

Escena del videojuego
Escena del videojuego
Fuente de la imagen: Nintendo

Sin embargo, este título no trata de frustrar al jugador más obstinado, sino de premiarlo. Las veces que se insista en superar cualquier prueba, pese a las adversidades, el gamer recibirá recompensas que premien su tenacidad y lo motiven a seguir adelante

A nivel visual, el mundo abierto de Breath of the Wild es poesía. Todos los elementos visuales se combinan y encajan como un todo perfectamente armado.

Personajes NPC’s memorables

Al igual que fomenta la exploración y el descubrimiento, el juego también multiplica el interés en sus personajes. El paisaje está lleno de pueblos densamente poblados con NPC’s dispuestos a crear conversación. Algunos tienen misiones, otros solo una historia tonta que contar o incluso una canción que cantar. Es una variable clásica en los juegos de Zelda, pero con nuevos niveles de interacción.

Además, cuentan con una gran variedad de reacciones de acuerdo a la hora del día, el presente del jugador protagonista y otros aspectos circunstanciales que le dan más realismo a la historia.

El viaje único de cada jugador

En esta entrega de Zelda no hay un «camino estándar», ni una única forma de llegar al objetivo. La experiencia para cada jugador es totalmente diferente y se fragmenta a medida que profundiza en los detalles. Especialmente al resolver los puzzles.

Todo ello se debe a la estructura del juego, no es solo un mundo abierto, sino también un mundo vivo. El desarrollo de la historia responde a muchas variables, por lo que cada experiencia es única e irrepetible.

Escena del juego
Escena del juego
Fuente de la imagen: Nintendo

Breath of the wild, un nuevo estándar para Nintendo

El resultado de todas estas innovaciones, tanto en diseño como en jugabilidad, se han convertido en un nuevo estándar por el que se miden todos los títulos de Nintendo. Es el tipo de impacto que un juego como Breath of the wild merece, al igual que otros como Red Dead Redemption o GTA lograron en su momento. Con este lanzamiento, Zelda consiguió mantenerse tan arriba como lo estuvo en algún momento, sin dejarse avasallar por los cambios y por las nuevas incorporaciones de esta industria, cada vez más competida.

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