Parece mentira que hace solo algunos años una minúscula pantalla blanco y negro y tres botones desataran el furor entre las masas, pero así fue. Antes de sofisticados videojuegos y aplicaciones de mascotas virtuales existió un curioso artilugio, el primero de su especie. El Tamagotchi. Un aparato electrónico que llegó fugazmente para acaparar la atención de todos los niños y pre adolescentes de su época y que sirvió de antecedente para muchos desarrollos posteriores. Su concepto era extremadamente sencillo y por eso mismo enganchó a más de uno, que estaba más pendiente del devenir de su juguete que de otras responsabilidades. Pero aunque el paso del tiempo lo hubiera dejado un poco en el olvido, tuvo su hueco en la historia y en la conciencia colectiva, que todavía lo recuerda con bastante minuciosidad.

El invento del «tiempo perdido»

Los creadores del Tamagotchi, comercializado por Bandai, fueron Akihiro Yokoi y Aki Maita. Desarrollaron el artilugio en 1996, distribuyéndolo por primera vez en Europa y Estados Unidos en 1997, momento de su gran esplendor en la industria de los juguetes.

Fue ese mismo año cuando ambos inventores recibieron el Premio Ig Nobel de Economía. Una parodia estadounidense del Nobel que reconoce logros científicos imaginativos, estimulantes y que antes que hacer pensar, hacen reír. En esta entrega anual, se les entregó el galardón «por convertir millones de horas de trabajo en tiempo perdido en cuidar mascotas virtuales«. Algo que no está desacertado, pero que de algún modo previó tendencias tecnológicas futuras.

El concepto del Tamagotchi

Como tal, Tamagotchi fusiona dos términos en japonés, tamago y wo’chi, que significan «huevo» y «reloj» respectivamente (wo’chi derivando de watch, en inglés). Teniendo en cuenta la raíz de su nombre, es fácil adivinar lo que es el dispositivo.

Se trata de un aparato electrónico con forma de huevo (qué sorpresa), con una pantalla en blanco y negro y tres botones: seleccionar, aceptar y cancelar. A partir de estos controles se maneja a la mascota virtual llevando en orden una serie de tareas y asegurándose de que todo fluye correctamente. Sí, todo tiene que ver con la salud de la mascota y su bienestar. Las labores posibles van desde alimentar a la criatura, jugar con ella, asearla, llevarla al baño, adiestrarla, curar alguna enfermedad, entretenerlo, etc. Y por supuesto conocer las estadísticas del suceso.

En total, existen 47 versiones de Tamagotchi que se han vendido desde el año de su lanzamiento hasta 2014. Cada una con sus novedades tecnológicas pero todas bajo el mismo concepto. Dentro del juego hay también diferentes personajes con sus personalidades y particularidades, todo para crear diferentes experiencias. Pero el éxito de la mascota virtual a finales de los 90 lo llevó mucho más allá del huevo e incluso otras consolas.

El Tamagotchi en la cultura popular

Probablemente no se sepa mucho acerca de los alcances del Tamagotchi, pero lo cierto es que llegó bastante lejos.

En 1997 se publicó una animación titulada Tamagotchi Video Adventures. Además, el artilugio apareció mencionado en otras series más o menos conocidas. En 2007 Bandai transmitió una serie animada que precedió a su salto a la gran pantalla en el mismo año. Una película estrenada en Japón basada íntegramente en el juguete, cinta que alcanzó el número 3 en taquilla el fin de semana de su lanzamiento. El año siguiente se vendieron los derechos para producir otra, pero no hay mucha información de qué sucedió después.

En la industria musical son incontables las apariciones del juguete huevo, especialmente en bandas japonesas, aunque también en otras europeas. Y regresando al mundo de los videojuegos, evidentemente tuvo sus adaptaciones para Game Boy, Nintendo DS y Wii, como no podía ser menos.

Actualmente el Tamagotchi es parte de la historia, pero sin él no hubiera habido nuevas modas y nuevas mascotas virtuales. Como el Pou, Eyepet y tantas otras que por muy extrañas que parezcan, siempre encontraron su pequeño público en el mercado.

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