La condesa Elizabeth Bathory, o Erzsébet Báthory, fue una noble húngara rica y poderosa con grandes relaciones de alcurnia, sobrina del rey de Polonia y tía del príncipe de Transilvania. En 1610 fue acusada de horribles actos de asesinato en serie y confinada en su casa, en el castillo de Čachtice, donde permaneció hasta su muerte. Se dice que Bathory mató al menos a seiscientas víctimas, lo que le valió un récord mundial Guinness como la asesina más prolífica de la historia. Sus acciones le dieron el apodo de la «Condesa de sangre» y pudo haber sido una fuente de inspiración para Drácula de Bram Stoker. Sin embargo, es posible que Bathory no fuera culpable de todos los crímenes que se le han imputado.

La vida temprana de la condesa

Bathory nació en el seno de una familia noble en Nyírbátor, Hungría, el 7 de agosto de 1560. A los 11 años se comprometió con el conde Ferenc Nadasdy, con quien se casó finalmente en mayo de 1575. Con él tuvo cinco hijos de los que solo vivieron tres. Aunque según algunos relatos, tuvo uno ilegítimo con otro hombre antes de la boda.

Nadasdy era soldado del ejército húngaro durante las guerras con los otomanos. El poco tiempo que pasaban juntos, se cree que lo invertían compartiendo conocimiento de batalla y técnicas de tortura. Después de la muerte de su esposo en 1604, Bathory tomó el control de sus extensas propiedades y su personalidad cambió por completo.

Los crímenes de Bathory

Tiempo después, Bathory fue acusada de una inquietante letanía de crímenes contra mujeres nobles y trabajadoras que habían acudido a ella por formación y educación. La mayoría de sus supuestos asaltos y asesinatos tuvieron lugar después de enviudar.

Algunos de sus actos comprobados más terribles pasaban por cubrir a sus víctimas con miel, dejándolas a la intemperie para que los insectos las devorasen. Durante el invierno, desnudaba a la fuerza a varias jóvenes y las obligaba a tomar baños mortales en el hielo. Torturaba a niñas clavándoles agujas en los dedos, cortándoles la nariz o los labios o azotándolas con ortigas. Mutilaciones, quemaduras, golpes… La naturaleza de los ataques de la condesa era desconocida, pero sumamente violenta y perturbadora.

Una de las costumbres más espeluznantes de Bathory era bañarse con la sangre de sus víctimas, todo con el afán de recuperar la juventud perdida y mantener vigente su belleza.

Ilustración de cómo se encontró el sótano de Bathory
Ilustración de cómo se encontró el sótano de Bathory
Fuente de la imagen: Wikipedia

Bathory como la asesina más prolífica de la historia

El 29 de diciembre de 1610, el conde György Thurzó, que supervisaba los asuntos judiciales de Hungría, llegó al castillo de la condesa para investigar los rumores de la desaparición de varias jóvenes de la nobleza. Según informes, el investigador sorprendió a Bathory en medio de una tortura y, en respuesta, la encarceló de inmediato.

En enero de 1611 comenzaron los procedimientos judiciales. Se interrogaron a cinco asistentes de la condesa, que negaron haber participado en los actos pero confirmaron el enterramiento de múltiples cuerpos. Según sus testimonios, entre 36 y 51.

Años más tarde, Thurzó reunió pruebas y declaraciones de más de 200 testigos que, en total, contaron 650 víctimas. Aunque se desconoce la cifra exacta.

Siendo parte de la nobleza, Bathory no podía ser juzgada. En cambio, la sentenciaron al aislamiento total en el castillo de Čachtice, donde estuvo encerrada hasta su muerte, el 21 de agosto de 1614. Poco después del entierro, su cuerpo desapareció y permanece en paradero desconocido.

Tras numerosas investigaciones de los Récords Guinness en la década de 1980, se le otorgó a la condesa el título de asesina más prolífica de la historia, mismo que conserva hasta el día de hoy.

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