Edgar Allan Poe murió a las 5 de la mañana de un domingo, 7 de octubre de 1849, en el Washington College Hospital de Baltimore, Maryland, en Estados Unidos. Pese a la concreción de estos datos, los acontecimientos que rodean su muerte permanecen todavía en el misterio. Así como los últimos días de vida del autor y su extraño comportamiento.

Envuelto en el halo de espanto y terror que él mismo creó durante su carrera, el fin de Edgar Allan Poe se relaciona inevitablemente con los enigmas y lo oculto. Aunque su muerte fue prematura, a los 40 años, Poe trascendió en la historia como uno de los escritores, poetas y periodistas románticos más importantes de la literatura. Reconocido por su relato corto, sus incursiones en la ciencia ficción y el género detectivesco, pero especialmente por sus novelas góticas y sus cuentos de terror.

La tumultuosa última etapa de Edgar Allan Poe

Los últimos años del poeta antes de su muerte fueron un cúmulo de desaires y desgracias. Su esposa Virginia sufría de tuberculosis y con ella decidió huir a Nueva York para refugiarse del acoso público al que estaba expuesto tras la quiebra de un negocio, su propia publicación, el Broadway Journal.

En el aspecto personal, su vida tampoco fue fácil. Su esposa no era otra que su prima, con la que contrajo matrimonio en secreto cuando ella tenía solamente 13 años. Según la historia, él tenía problemas de impotencia, por lo que eligió a una menor deliberadamente para evitar el contacto físico. A lo largo de los años, Poe sufrió diversas pérdidas familiares, y en este contexto de negatividad y desdicha, desarrolló su carrera como escritor, poeta y periodista, aún en un tiempo en que todo eran dificultades para ello. Edgar Allan Poe fue, de hecho, el primer estadounidense conocido por esforzarse en vivir exclusivamente de la escritura. En sus peores años de desesperación, angustia y vulnerabilidad fue cuando publicó sus mejores obras, aunque también tuvo algún intento de suicidio.

En 1847, Virginia falleció tras cinco años de enfermedad. Hecho que marcó al autor y que reflejó después en su escritura. Durante varios meses, Poe se dejó llevar por su propia inestabilidad emocional y la autodestrucción que siempre se le atribuyó. Tras ciertos encuentros y desencuentros con personas del pasado, decidió volver a casarse con una antigua novia de la juventud, Sarah Elmira Royster. Y en los entresijos de sus nuevos planes y ordenamientos, se le perdió la pista en Richmond hasta el día 3 de octubre de 1849.

La extraña aparición del autor en Baltimore en estado de delirio

Tal día se le encontró vagando por las calles de Baltimore, frente a un local llamado Ryan’s Tavern, en un supuesto estado de delirio. Quien se topó con él escribió una carta pidiendo ayuda a un conocido del autor, que decía: «Estimado señor. Hay un caballero, más bien mal vestido, en el 4º distrito de Ryan, que se hace llamar Edgar A. Poe, y que aparenta estar muy angustiado. Dice ser conocido de usted y le aseguro, está necesitado de ayuda inmediata. Suyo, apresuradamente, Jos. W. Walker».

El receptor de la carta era James E. Snodgrass, quien asistió inmediatamente a su amigo y lo llevó de urgencia al Washington College Hospital de Baltimore, donde falleció cuatro días después en la madrugada.

En ese lapso de tiempo, Edgar Allan Poe no fue capaz de encontrar momento de lucidez para explicar cómo había llegado allí, de quién era la ropa que vestía, ni el porqué de su estado delirante. La última información que se tiene al respecto constaba en los registros del doctor que lo atendió esos días, John Joseph Moran, que al parecer tenía dudosa credibilidad.

Las teorías alrededor de la muerte de Edgar Allan Poe

Con el tiempo se perdieron informes médicos e incluso los certificados de defunción. Y comenzaron las especulaciones. Según los medios de la época, se debió a una inflamación cerebral, un eufemismo común de entonces para ocultar causas de muerte vergonzantes. Otros apuntaron enfermedades como sífilis, meningitis, cólera, rabia, epilepsia o ataques cardíacos. También hay quien teoriza con el delírium tremens, un efecto habitual en el síndrome de abstinencia de alcohol. Y otros pensaron en el suicidio o el asesinato, especialmente tras la publicación de sus últimas palabras, que supuestamente repetían obsesivamente a un tal Reynolds, quien nunca se pudo identificar.

Esto último fue interpretado por varios autores, entre ellos Julio Cortázar, escritor que tradujo parte de la obra de Poe y cuyo título más famoso fue Rayuela.

Sumido en un estado de conciencia que solo él mismo podía comprender, Edgar Allan Poe dejó un legado de cartas y otras obras que reflejaban su deplorable estado mental. Una intermitencia incontrolable entre el desvarío y la sensatez que reflejaron sus últimos años de ansias por morir, de aflicción y desesperación. Entre tanto, su inolvidable huella en la literatura mundial sirvió como inspiración en prosa, poesía y ensayo. Como uno de los escritores más influyentes de la historia cuya herencia pesa todavía hoy y a pesar de los años.

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