Se ha hablado mucho de que al Universo de DC Comics no le ha ido tan bien como al de Marvel en lo que a la industria del cine respecta. De hecho, se ha extendido una opinión popular sobre la inmaculada planeación y construcción del universo de Stan Lee. Desde Iron Man en el año 2008, el MCU ha lanzado 23 películas, cada una de ellas éxito total en taquilla y con más de 15 proyectos en marcha.

En cambio, el universo de DC solo ha lanzado ocho títulos desde el estreno de Man of Steel, con un debut reciente, Wonder Woman 1984, y muy poca planeación en el horizonte. Pero la ventaja de Marvel no se trata solamente de una planificación inteligente, sino de una vasta serie de circunstancias que lo han llevado al trono en el género de superhéroes del cine.

La duración de los filmes

Uno de los mayores problemas de las películas de DC es la duración. Por supuesto, las películas de Marvel duran más de dos horas, pero algunas de las de DC han superado con creces este tiempo y sin justificación alguna. Batman Vs Superman: Dawn of Justice es el ejemplo perfecto, duró más de tres horas. Esta entrega tuvo un rating terrible, era tan larga como Avengers: Endgame, pero sin la calidad de base, sin la trascendencia de la historia y sin el momento de conclusión y cierre con respecto a la trayectoria del universo.

La construcción de los villanos de Marvel

El desarrollo de los villanos en el MCU tiene un gran trabajo de fondo. La mayoría de ellos tuvo un impacto relevante para el público, como Loki, Thanos o Killmonger, entre otros. En el Universo DC, sin embargo, no ha sido así. Incluso en Suicide Squad la construcción del Joker fue una decepción, a pesar de ser uno de los villanos más importantes a todos los niveles.

El tono de las películas

Después del éxito de la saga The Dark Knight de Christopher Nolan, parece que el Universo DC trató de imitar consistentemente ese tono oscuro y serio en todas sus películas. El resultado no ha sido positivo, ya que la audiencia se ha cansado con el tiempo y buscan un poco más de variedad. El MCU por su lado, supo balancear muy bien el cambio de tono según la franquicia, donde la comedia suele jugar mucho a su favor para quitarle hierro a escenas fastuosas, llenas de tensión y adrenalina. Ese equilibrio bien llevado ayudó a Marvel a posicionar todos sus lanzamientos, enfocándolos incluso a diferentes tipos de audiencia.  

Toni Stark en Avengers Endgame
Toni Stark en Avengers Endgame
Fuente de la imagen: Marvel

DC no tiene a un actor central carismático

Contar con un actor como Robert Downey Jr. es una gran ventaja para Marvel. Su perfil carismático y su personalidad arrolladora forman parte tanto de sí mismo como de su personaje, Tony Stark. Esta simbiosis tan perfecta entre intérprete y rol es muy difícil de alcanzar y, como protagonista, Iron Man funciona excelentemente como piedra angular del UCM.

En este sentido, DC no cuenta con ningún actor clave que empuje su universo del mismo modo. En cuanto a personajes, Batman sería probablemente la contraparte de Iron Man, pero nunca se ha logrado permear ese protagonismo, ni ese liderazgo nato ni dentro ni fuera de la pantalla.

La conexión entre las películas de Marvel

La forma en que DC entrelazó todas sus títulos fue terrible. No solo por la pésima historia de fondo que conectaba todo forzosamente, sino que también se equivocaron con las temporalidades para hacerlo. El orden natural de las cosas se supone que es presentar a los personajes por separado y después juntarlos en una gran historia concluyente. No al revés. Solamente Superman tuvo un lanzamiento en solitario antes de La Liga de la Justicia.

Sin embargo, previo al estreno de Los Vengadores, tanto Iron Man como Capitán América, Hulk y Thor protagonizaron sus propias películas y hasta alguna secuela, todas en sincronía y con una armonía casi perfecta.

Además, todavía a día de hoy, años después de muchos estrenos, se siguen encontrando detalles y conexiones perfectas entre varios de los filmes de Marvel. Fragmentos incluidos minuciosamente que evidencian el cuidado y la inteligencia con que se planeó el universo entero. Sin dejar nada al azar y teniendo previsto cada lanzamiento, cada fecha y cada giro argumental. Un trabajo bien hecho, con todo atado y sin necesidad de reediciones ni de segundas oportunidades.

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