Entre la inmensa cantidad de maravillas arquitectónicas y ancestrales de la India, la región de Kerala esconde uno de los misterios más apasionantes de toda su historia. Un lugar sagrado que se ganó el título del santuario más caro del mundo, cuyo valor sobrepasa toda moneda y trasciende como mito y leyenda. El templo hindú de Sree Padmanabhaswamy y el enigma de su séptima y última cámara sellada.

El templo hindú de Sree Padmanabhaswamy

El templo hindú de Padmanabhaswamy se encuentra en Thiruvananthapuram, Kerala, una provincia situada en la costa suroeste de la India. Como pieza de la arquitectura tradicional de la zona, representa un punto clave a todos los niveles. Aunque su verdadera importancia y, de hecho su propia cotización, se debe a los tesoros que albergó y todavía puede guardar en su interior.

Está dedicado al dios Vishnu en símbolo del sueño cósmico consciente. Fusiona varios estilos artísticos de la tradición regional con la arquitectura dravídica, muy popular en este tipo de construcciones en la parte sur del subcontinente Indio. Y está erigido a partir de 12,000 piedras sagradas extraídas del río Gandakí en Nepal, llamadas shalágrama shilá.

Al frente de su fachada hay un grabado que indica su construcción a partir del día 964 después de la Kaliyuga, un periodo de conflicto con el dios Kali que podría ubicarse en torno al año 3102 a.C. Pero ante la falta de documentación que concuerde con estas fechas, se estima que pudiera pertenecer a una etapa más tardía. Las primeras menciones del templo se encontraron en escritos de la literatura tamil del siglo VI, la segunda lengua drávida con el mayor número de hablantes en la India y otros países colindantes.

En conjunto y solo por su constitución, es uno de los edificios más peculiares y especiales de la India. Una singularidad que se multiplica debido a las leyendas que envuelven su historia.

El templo de Sree Padmanabhaswamy
El templo de Sree Padmanabhaswamy

El misterio de la Bóveda B, la última cámara sellada

El eminente templo de Padmanabhaswamy consta de siete bóvedas, seis de las cuales ya han sido abiertas. A principios de la década de 2010 la Corte Suprema de la India se dispuso a descubrir el contenido de todas las cámaras, sacando a la luz uno de los tesoros más valiosos de la historia.

Entre toda clase de piedras preciosas, joyas, diamantes, monedas y objetos de oro, se calculó un valor total en torno a los 22,000 millones de dólares. Sin ninguna duda una cantidad que convirtió inmediatamente al templo en el santuario más rico del mundo. Pero la abundante fortuna se correspondía solamente con seis de las siete cámaras. La Bóveda B todavía permanece sellada.

A diferencia de los otros espacios, la séptima bóveda no presenta ningún dispositivo de apertura. Ningún mecanismo de engranajes, tuercas o pulsadores. La puerta es un enorme tablero de acero del que no se conoce el grosor ni la densidad. Para los buscadores de tesoros, los exploradores y cualquier otro curioso, incluyendo el propio gobierno de la India, la Bóveda B es un gran puzzle por resolver.

Puerta de la Bóveda B del templo
Puerta de la Bóveda B del templo

El presagio fatalista del fin del mundo

La puerta de acero, hasta ahora indescifrable e inaccesible, está adornada por dos cobras enormes enfrentadas entre sí. Según dicta la mitología hindú, este símbolo es un presagio de cataclismo en caso de ser abierta. Un evento tan desastroso como el fin del mundo.

Tal y como afirman los monjes que custodian la cámara, nada ni nadie puede abrir la cúpula. Solamente un mantra sagrado que, según la cultura hindú, debe ser altamente poderoso. Como los conocidos por los antiguos Siddhapurshas, maestros del hinduísmo que alcanzaron un alto grado de perfección o la iluminación física y espiritual.

Según estos sabios, el uso de aparejos actuales y tecnología moderna para tratar de abrir el portón desataría terribles consecuencias, tanto para el profanador como para el mundo entero. Cualquier tesoro que pueda existir tras esos muros infranqueables del misterioso templo hindú se quedará oculto y aguardando, todavía por mucho tiempo.

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