Últimamente, todo el mundo ha estado hablando de El Juego del Calamar o Squid Game por su título original. El thriller se ha convertido en un gran éxito desde que se lanzó en Netflix en septiembre del 2021, volviéndose en pocas semanas en la serie más popular de la historia de la plataforma. Si bien el género del programa no es algo nuevo, su propuesta no dejó indiferente a nadie. Desde una premisa inquietante, sorprendentes escenas de tensión y hasta su acertada fusión entre lo infantil y lo adulto que refleja realidades de forma abrumadoramente honesta.

En El Juego del Calamar, un grupo de 456 personas endeudadas, desesperadas y con cierta adicción a las apuestas, entra en un lugar desconocido para enfrentarse a su propia naturaleza. Allí se les ofrece la la oportunidad de ganar 45 mil millones de wones coreanos, unos 39 millones de dólares. Pero para ello deberán superar una serie de seis juegos infantiles que esconden más que la mera competición. Si pierden, mueren.

Las etapas son bastante simples, pero la dificultad de los juegos aumenta cuando su propia vida está en peligro. La estrategia, la inteligencia y la mismísima supervivencia ganan relevancia en el asunto, y las cuestiones morales comienzan a tambalearse en un contexto literal de matar o morir. Esta yuxtaposición de contradicciones fue lo que enganchó a los espectadores. Todo bajo un evidente escenario de desigualdad social, de estratos de poder en los que una élite poderosa se entretiene con el sufrimiento de la clase trabajadora, víctima a su vez de sus propios errores.

El momento adecuado para lanzar ‘El Juego del Calamar’

El creador del programa, Hwang Dong-hyuk, desarrolló el guión originalmente en 2008, pero lo abandonó durante años considerándolo «demasiado grotesco y complejo» para aquel entonces. Según sus declaraciones, revivió la historia al observar que el mundo de hoy se ha convertido en un lugar para la supervivencia, por encima de cualquier otra cosa. Esta es una de las razones de ser de la serie, de su estética colorida y macabra y la mezcla de sus elementos. Netflix se enamoró inmediatamente del concepto y el resultado fue todo un éxito.

Escena de la serie
Escena de la serie
Fuente de la imagen: Netflix

Además, la serie cuenta con todas las cualidades de un blockbuster mundial. El realismo social, el suspense, la tensión, el componente emocional, la violencia y la moral, todo ello agrupado en nueve episodios. Suficiente como para trascender la distancia geográfica y las barreras del idioma. Como era de esperar, al poco tiempo del lanzamiento Netflix anunció que El Juego del Calamar se convertiría en su show más importante a nivel internacional.

La dolorosa representación social del show

A pesar de una promoción limitada, las redes sociales hicieron todos los esfuerzos por popularizar la serie. Pocos días después del lanzamiento se convirtió en tendencia en todo el mundo y llamó la atención de los pocos rezagados que todavía no sabían de su existencia.

Parte de este fenómeno es la manera en que El Juego del Calamar refleja las realidades sociales. De forma honesta y dolorosa. A partir de muchos elementos, la serie representa ingeniosamente el dominio del capitalismo, que influye no solo a las clases pudientes, sino a todas, en general. El dinero se vuelve en el protagonista principal del que dependen todas las variables, simbolizándolo incluso como una entidad superior en el cielo, como un ser supremo al que rendirle culto.

Cada decisión, cada muerte o cada supervivencia se desarrolló por y para ese dinero. Como una ilusión tangible que permanece observando hasta dónde es capaz de llegar cada uno por intentar alcanzarlo.

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