En el año 2013 se estrenó en cines el thriller de ciencia ficción La Purga. La primera película de una saga de cuatro, próximamente cinco, que se desmarcó en su género por el controvertido concepto que plantea. Categorizada en suspense, muchos la consideran terror por los niveles de violencia explícita e implícita que contiene. Y sin lugar a dudas está considerada una de las mejores en el terreno de horror distópico futurista, acercándose mucho a temas apocalípticos y catastróficos. Como tal, La Purga cuenta con una de las tramas más interesantes de cara al estudio del comportamiento psicológico tanto del individuo como de la sociedad.

El planteamiento y la sinopsis de La Purga

Como muchas otras cintas de su tipo, La Purga presenta un tiempo entre el presente y futuro en que la sociedad y el sistema se recuperan de una decadencia sin precedentes. Ante esto, una serie de cambios proponen un orden radicalmente distinto que, a priori, funciona. Pero trae consigo ciertas situaciones fatales en todo sentido, que reflejan de un modo u otro el deterioro de la ética, el criterio y la conducta de los individuos.

La historia se centra en un Estados Unidos quebrado tras un colapso económico en todo el continente americano que llevó al hundimiento de los partidos Demócrata y Republicano. Tras esta crisis que afectó tanto política como social y financieramente al país, un gobierno totalitario asumió el poder tras vencer en las elecciones.

Después de severos cambios legislativos, la nueva administración establece una dictadura absolutista en la que toma el control de todas las áreas políticas y diluye cualquier otro movimiento opositor. El resultado de la transición es un régimen fascista del terror.

Sin embargo y pese a las muchas cualidades perniciosas de un sistema de este tipo, la economía logra recuperarse a niveles nunca antes vistos. Las tasas de desempleo y delincuencia son solo del 1% y la política de autoridad y control parecen mantener cierta estabilidad.

En este contexto de tiranía, el gobierno ratifica una enmienda constitucional y crea La Purga anual. Un periodo de doce horas en el que todo delito conocido es legal y los servicios públicos como hospitales, policía o bomberos, están cerrados.

Según la nueva ley, existen solamente dos condiciones a tener en cuenta durante La Purga bajo pena de muerte. Los funcionarios y altos mandos del gobierno tienen total inmunidad y el uso de armas de Clase 4 o superior (destrucción masiva) está prohibido.

Trailer oficial de La Purga
Fuente del vídeo: YouTube Movieclips Trailers

La Purga como infame método de control poblacional

Este radical y cuestionable planteamiento político es la base central de la película, a partir de la que se desarrollan varias sub tramas e historias que involucran a los personajes principales. Es fácil adivinar, hasta cierto punto, cuáles son los puntos de quiebre de la narrativa y los problemas que se pueden presentar. Pero al margen de todo ello, al margen incluso del éxito o fracaso de la propuesta en sí en la sociedad ficticia, La Purga resulta ser un caso de estudio sumamente interesante.

Tal y como la película lo plantea, el gobierno vende la idea de las doce horas sin ley como un tiempo de catarsis para los ciudadanos. Una especie de desahogo sin límites para que cada individuo haga y deshaga a su antojo con total impunidad. O al menos legalmente, otra cosa serían las consecuencias morales, el arrepentimiento y la acción de autocrítica.

Sin embargo, la película revela en algún punto que el objetivo real de la administración es el control poblacional. Utilizar La Purga como un método de reducción de habitantes, dando por sentado que los más vulnerables a las horas de violencia son las comunidades empobrecidas y marginales. De esta manera, es la propia demografía la que se auto regula, por decir así, saneándose a sí misma, si es que hay algún modo de comprender el concepto.

La purga
Fuente de la imagen: Pexels

Las preguntas lógicas que genera el concepto

Evidentemente estamos hablando de ciencia ficción, de una historia creada para las pantallas, una invención utópica que de ninguna manera podría parecerse a la realidad. O eso esperamos.

Pero no deja de ser una visión digna de análisis. Especialmente la respuesta de la sociedad ante tal posibilidad. Si nos imaginamos por un momento que La Purga fuese real (aunque haya que echarle mucha imaginación), lo más probable es que las especulaciones de cómo actuaría la gente fueran del todo pesimistas.

Más que nunca dudaríamos del criterio de las personas individuales, más aún del criterio de los grupos. ¿Quién se refugiaría en un búnker de su domicilio? ¿Quién saldría a las calles a resarcirse de sus frustraciones? ¿Aprovecharía alguien para vengarse de algún otro? ¿Habría iniciativas benévolas que ayudarían a otros a sobrevivir?

La debilidad moral de la sociedad está bastante demostrada. Quizás es solo la delgada línea de la ley la que evita que existan más delitos de los que ya hay, no la ética o la conciencia. Quizá una combinación de ambas pero muy endeble y corruptible. La pregunta que suscitan películas como ésta es qué pasaría si todo esto fuera cierto. La trama estaría exagerada o se quedaría corta. Qué haríamos con algo así en nuestras manos. Una reflexión que muchos no desearían hacer y que incluso puede hasta dar miedo.

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