El Sistema Solar esconde una increíble diversidad entre sus planetas, composición y elementos. Tanto es así, que mientras en la Tierra se pagan cuantiosísimas cantidades por unos pequeños fragmentos de gemas y piedras preciosas, en otros planetas como Neptuno y Urano sucede la lluvia de diamantes.

Esta extraña comparación pueden darnos una perspectiva de lo valiosa que podría ser el agua para otras civilizaciones. Aunque en este caso lo es también para cualquier forma de vida terrestre.

De todos modos y sin dejar de sorprendernos todavía hoy por las cualidades salvajes de nuestro clima, las condiciones meteorológicas de los planetas vecinos son casi inimaginables.

Las características de Urano y Neptuno

Urano y Neptuno son dos de los tres planetas más alejados del Sol de todo el sistema. Nótese que estamos considerando de vuelta a Plutón, que por algún momento sufrió ciertas crisis de identidad planetaria.

Esta distancia con respecto a la estrella es el factor clave para entender las características de estos dos planetas. Ambos tienen una composición similar, muy diferente a los otros dos titanes del sistema Júpiter y Saturno, que llevó a la ciencia a identificarlos como los dos gigantes helados.

Urano tiene una masa 14,5 veces la de la Tierra. Su atmósfera se compone principalmente de hidrógeno, helio, agua, amoniaco, metano e hidrocarburos. Es la más fría de todo el Sistema Solar, alcanzando temperaturas inferiores a los -200º C. Según lo que se ha llegado a investigar, presenta una estructura de nubes bastante compleja distribuida por niveles, que envuelven la masa sólida del planeta compuesta por hielo y roca.

Neptuno, el siguiente en órbita, tiene una masa 17 veces la de la Tierra y más densidad que Urano. Su atmósfera se compone igualmente de hidrógeno, helio, hidrocarburos y posiblemente nitrógeno. Tiene una mayor proporción de agua, amoniaco y metano, y en su interior concentra también hielo y roca.

Los tonos azules vívidos de ambos planetas se deben al metano presente en la atmósfera, lo que refuerza el título de planetas helados dentro del Sistema Solar.

Esta serie de cualidades desencadenan uno de los fenómenos más inusuales de la astronomía, al menos para las personas curiosas, la lluvia de diamantes.

Urano y Neptuno
Urano y Neptuno

El porqué de la lluvia de diamantes

La formación masiva de los diamantes en estos planetas sucede como resultado de las presiones y las temperaturas con las que el metano se descompone entre los materiales y fluidos que lo rodean.

Bajo las capas atmosféricas de hidrógeno y helio se encuentran el agua, el metano y el amoniaco en estado fluido, a mucha temperatura y con altos niveles de densidad. Al agregar suficiente presión en estas condiciones, el metano se descompone en diamante, el material más duro conocido y la segunda forma más estable de carbono, después del grafito.

Cómo se llegó a descubrir la lluvia de diamantes

Evidentemente es imposible viajar las distancias que separan a Urano y Neptuno de la Tierra, por lo que estos descubrimientos científicos se sostienen en varias simulaciones de laboratorio.

Para comprender la magnitud del fenómeno de la lluvia de diamantes en estos planetas, un equipo liderado por Dominik Kraus realizó una serie de experimentos que emulaban las condiciones atmosféricas y materiales de los cuerpos celestes.

En primer lugar, calentaron y presurizaron los elementos que componen las atmósferas hasta unos 4,700º C. Para esto crearon una presión equivalente a la que ejerce el peso de 250 elefantes en la superficie de una uña.

Con esta manipulación lograron observar la conversión de carbono en diamante y, además, la división en hidrógeno del resto del material. Considerando la densidad y dureza de los diamantes, su precipitación en forma de lluvia hacia el núcleo del planeta podría liberar energía. Aumentaría la temperatura de la atmósfera como resultado de la fricción en caída.

Lluvia de diamantes

El valor de los diamantes

Teniendo en cuenta que en la Tierra los diamantes son el mineral más valioso de todos los conocidos, es imposible no dejarse llevar por la idea de que la lluvia de Urano y Neptuno se diese en nuestras circunstancias. Pero obviamente su valor radica en su escasez, como en cualquier otro elemento.

Bajo nuestros parámetros, las características que influyen en el coste de un diamante son su talla, peso, color y pureza. La más importante es el peso, lo que medimos en quilates. El conjunto de esta clasificación resulta en las tablas de precio más reguladas dentro de la industria de las gemas. Precios que pueden llegar hasta los cientos de miles de dólares fácilmente.

Definitivamente un enorme contraste con las condiciones climáticas de planetas lejanos.

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