Te despiertas, pero no puedes moverte. Sientes una presión física sobre el pecho y que tu cuerpo se hunde en el colchón. Alucinas con seres acechando en la oscuridad de tu habitación y no sabes discernir entre lo que es real y lo que no. Esto se llama parálisis del sueño y, para tranquilidad de los que la sufren, hay una explicación científica que además ayuda a comprender los episodios y calmar la ansiedad y angustia que generan.

La descripción de la parasomnia según la ciencia

La parálisis del sueño es una afección que se identifica por una breve pérdida del control muscular, conocida como atonía, que ocurre justo después de quedarse dormido o al despertarse. Además de la falta de movimiento, las personas que la sufren suelen tener alucinaciones, en su mayoría espeluznantes.

Esta parálisis se clasifica como un tipo de parasomnia, un comportamiento anormal durante el sueño, y está relacionada con el ciclo de movimiento ocular rápido (REM). Durante el sueño normal en esta etapa, la persona experimenta sueños vívidos y atonía, lo que ayuda al cuerpo a descansar realmente y regenerarse. En circunstancias normales, la parálisis muscular se termina justo antes de despertar, así que el soñador nunca se da cuenta de esta inhabilidad para moverse.

Según la ciencia, la parálisis del sueño implica, en cambio, un estado mixto de consciencia con las imágenes mentales y la atonía del ciclo del sueño REM. En resumen, la persona está soñando despierta sin poder moverse.

Tipos de parálisis del sueño

En la literatura médica, se utilizan comúnmente dos términos para categorizar los casos de parálisis del sueño.

  • La parálisis aislada: ocurre cuando los episodios no están relacionados con un diagnóstico subyacente y solamente son eventos aleatorios sin complicaciones.
  • La parálisis del sueño recurrente: implica múltiples episodios a lo largo del tiempo, generalmente relacionado con narcolepsia, un trastorno neurológico que impide que el cerebro controle adecuadamente el sueño y, a menudo, conduce a sufrir un desequilibrio físico.
Representación de cómo se siente la parálisis del sueño
Representación de cómo se siente la parálisis del sueño
Fuente de la imagen: Pixabay

Las sensaciones al sufrir parálisis del sueño

Se estima que al momento de sufrir atonía, el 75% de los episodios de parálisis del sueño involucran alucinaciones que son distintas de los sueños típicos. Estos delirios se dividen en tres categorías:

  • Alucinaciones de intrusos, que implican la percepción de una persona peligrosa o presencia en la habitación.
  • Por presión en el pecho, también llamadas alucinaciones de íncubo, que pueden provocar una sensación de asfixia. Ocurren con frecuencia, al igual que el punto anterior.
  • Con motor vestibular (V-M), que pueden incluir sensaciones de movimiento como volar o sensaciones fuera del cuerpo.

La atonía suele ser angustiosa y las alucinaciones preocupantes pueden hacer que los episodios de parálisis del sueño sean aún más molestos. Por esta razón, alrededor del 90% de los eventos están asociados con el pánico. Se ha descubierto que la percepción de estos incidentes varía significativamente según el contexto cultural y mental de la persona.

Los sucesos pueden durar desde unos pocos segundos hasta unos 20 minutos, con un promedio entre seis y siete minutos. En la mayoría de los casos terminan por sí solos, pero el proceso puede acelerarse al ser interrumpido por el contacto físico o la voz de otra persona. Incluso por un esfuerzo intenso por moverse.

El tratamiento para reducir los episodios

Un primer paso para tratar la parálisis del sueño es hablar con un médico especializado. Así, identificar y abordar los problemas profundos que pueden estar contribuyendo a la frecuencia o gravedad de los episodios. Por ejemplo, esto podría implicar un tratamiento para la narcolepsia o la apnea del sueño.

En general, existe evidencia científica sobre el tratamiento óptimo para la parálisis del sueño. Muchas personas no saben que la afección es relativamente común y, por lo tanto, se ven a sí mismas como locas y se avergüenzan después de los eventos. Como resultado, el simple reconocimiento y normalización de sus síntomas por parte de un médico puede ser beneficioso.

Debido a la conexión entre la parálisis del sueño y problemas generales de insomnio, mejorar el entorno es un enfoque común para prevenir el padecimiento. Es decir, la adaptación del dormitorio y los hábitos diarios que influyen en la calidad del sueño. Estos son algunos ejemplos que pueden contribuir a una mayor higiene del sueño y mejor descanso nocturno:

  • Seguir el mismo horario para acostarse y despertarse todos los días, incluso los fines de semana.
  • Mantener una rutina establecida antes de acostarse que le ayude a sentirse cómodo y relajado.
  • Equipar la cama con un colchón y una almohada cómodos.
  • Adaptar el dormitorio para reducir la luz y el ruido.
  • Reducir el consumo de alcohol y cafeína, especialmente por la noche.
  • Guardar los dispositivos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles, durante al menos media hora antes de acostarse.

Se sabe que algunos medicamentos suprimen el sueño REM y pueden ayudar a detener la parálisis del sueño. Sin embargo, tienen algunos efectos secundarios y tienden a provocar un rebote cuando el paciente deja de tomarlos. Por estas razones, es importante hablar con un médico antes de tomar cualquier decisión.

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