Sophia es el robot humanoide más avanzado del mundo, creado por David Hanson de Hanson Robotics en Hong Kong en 2016. Encarna una combinación perfecta de ciencia, ingeniería y arte. Es a la vez un personaje de ciencia ficción, una plataforma para la tecnología moderna y un adelanto colosal para la investigación. Es la primera ciudadana robot de un país y la primera empleada robot de las Naciones Unidas.

El «nacimiento» de Sophia

Sophia se activó por primera vez el 14 de febrero de 2016. Esta androide recibió su apariencia en honor a la antigua reina egipcia Nefertiti, la actriz Audrey Hepburn y la esposa del inventor, Amanda Hanson. Es famosa por su apariencia y comportamiento humano en comparación con otras variantes robóticas anteriores y casi todos los días sigue evolucionando. Desde 2018, la arquitectura de Sophia incluye software de secuencias de comandos, un sistema de chat y el llamado OpenCog, un sistema de inteligencia artificial diseñado para el razonamiento general.

El robot imita los gestos humanos con sus vastas expresiones faciales, es capaz de responder a ciertas preguntas y de entablar conversaciones sencillas sobre temas predefinidos. También utiliza tecnología de reconocimiento de voz de Alphabet Inc., empresa matriz de Google, y está diseñada para evolucionar automáticamente con el tiempo. Su capacidad de síntesis de voz la proporciona el motor Text-to-Speech de Cereproc, que a su vez le permite cantar. El software de inteligencia de Sophia es único y está diseñado por Hanson Robotics. Analiza las conversaciones y extrae datos que le permiten mejorar las respuestas en el futuro.

Hanson diseñó a Sophia con el fin de acompañar en los asilos de ancianos o para ayudar a las multitudes en grandes eventos o espacios. Ha declarado que espera que el robot pueda finalmente interactuar con otros humanos lo suficiente como para adquirir ciertas habilidades sociales. De hecho, el androide se comercializa como un «robot social» y se presentó internacionalmente asumiendo una postura a favor de la concordia, la solidaridad, la paz y los derechos humanos.

Sophia en una conferencia del Global Summit AI
Sophia en una conferencia del Global Summit AI
Fuente de la imagen: Hanson Robotics

El primer androide en recibir ciudadanía

En 2017, Sophia recibió la ciudadanía de Arabia Saudita, algo que marcó un hito en la historia de la humanidad ya que es la primera máquina en recibir la personalidad jurídica en cualquier parte del mundo. Con este mérito, el robot se ha embarcado en una distinguida carrera en el marketing, llegando a aparecer en múltiples programas de televisión por todo el mundo.

Sophia en El Hormiguero, en España
Fuente del vídeo: Youtube Antena3

Sin embargo, las características sociopolíticas de este país no concuerdan del todo con el perfil humanista del androide. David Hanson sostiene que Sophia tenía una gran oportunidad para expresarse acerca de los derechos de las mujeres, una declaración que resulta un tanto incómoda en Arabia Saudita. En este lugar, la tutela masculina aún existe y las mujeres todavía no gozan de pleno derecho y libertad. Por estas razones, este trámite de ciudadanía ha sido duramente criticado, considerado más a una campaña de marketing para el país, que un alegato genuino sobre la humanidad, la dignidad o la personalidad.

Desde que obtuvo estos títulos, Sophia ha realizado una gira internacional sin interrupciones, ha utilizado su cuenta de Twitter para promover el turismo en Abu Dhabi, un teléfono inteligente, un programa de Channel 4 y un tarjeta de crédito.

Sophia y su propio autorretrato

En 2021 Sophia ha vuelto a estar en el foco de atención, pero esta vez por su aportación al mundo del arte. Ha pintado un cuadro, nada menos que un autorretrato, y se ha subastado por la cantidad de 688,000 dólares.

Autorretrato de Sophia
Autorretrato de Sophia
Fuente de la imagen: Hanson Robotics

La obra ha revolucionado el mercado del arte en los últimos meses por lo que significa en concepto y las preguntas que plantea. Titulada Sophia Instantiation, fue creada en colaboración con Andrea Bonaceto, artista y socia de la firma de inversión Blockchain Eterna Capital. Bonaceto comenzó el cuadro dibujando un retrato de colores brillantes de Sophia. El robot lo procesó después mediante sus redes neuronales para finalmente reproducir una nueva interpretación.

La pintura era solo parte de una selección más amplia de obras de arte de Sophia puestas a la venta. Entre las otras imágenes digitales disponibles se encontraban retratos de figuras involucradas en su desarrollo, incluido el fundador de Hanson Robotics, David Hanson y el investigador de inteligencia artificial Ben Goertzel. Aunque el autorretrato se vendió como una sola edición, otras creaciones se vendieron en ediciones de 30, por 2,500 o 3,000 dólares cada una. En total, la venta generó más de 1 millón de dólares.

Según varios medios y críticos de la industria, este fue un gran paso que unió a la humanidad con la tecnología de una manera más intima, jamás antes vista. Hizo cuestionar a muchos sobre lo que significa ser humano, la inspiración que caracteriza nuestra existencia y la relación entre la inteligencia artificial y el desarrollo de las emociones, la comunicación y el entendimiento de nuestra propia especie.

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