Después de los lanzamientos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto de 1945, la ingeniería militar cobró un importante protagonismo durante la Guerra Fría. En la segunda mitad del siglo XX, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética se involucraron intensamente en superarse entre sí en términos de material de guerra y poder de destrucción masivo. Desde entonces, la tecnología enfocada en crear armas increíblemente destructoras evolucionó demasiado. Tanto que el temor por un conflicto nuclear devastador inminente se palpaba en cualquier parte del mundo. En esta carrera del terror, la Unión Soviética pudo haber tenido una gran ventaja de su lado, habiendo fabricado la mayor bomba conocida en la historia. La bomba del Zar, hasta el momento la más poderosa de todos los tiempos.

La fabricación de la Bomba del Zar

El artefacto fue desarrollado entre 1956 y 1961, en plena emergencia de la Guerra Fría, como un intento obstinado de los soviéticos de crear el arma más potente del planeta. En aquel momento, la necesidad de mostrar capacidad armamentística ante el mundo era primordial, muy por encima de otras funciones, por lo que parte de los recursos y financiamiento del estado se destinaba a estos asuntos. De hecho, la fabricación de esta bomba responde más a una necesidad propagandística que bélica, ya que en cierto modo sirvió como parte de investigación científica.

La bomba tenía un aspecto similar a las detonadas por Estados Unidos en 1945, Little Boy y Fat Man. Tenía un diámetro de casi 2,6 metros y un peso que superaba las 27 toneladas, lo que la hacía muy poco práctica para ser transportada. Pero en potencia y poder de destrucción, era enormemente superior.

Bomba del Zar
Aspecto de la Bomba del Zar

La Bomba del Zar es la mayor bomba de hidrógeno jamás construida, alrededor de 3,100 veces más poderosa que la lanzada sobre Hiroshima y con una fuerza de 50 millones de toneladas de explosivos.

Su nombre se debe a la Tsar Kólokol, una enorme campana exhibida en el Kremlin de Moscú, la más grande del mundo, y al cañón imperial Tsar Pushka. Ambos monumentos creados con el mismo fin de alardear de superioridad tecnológica a lo largo de la historia del país.

La bomba de hidrógeno frente a la nuclear

La Bomba del Zar era una bomba de hidrógeno, también conocida como bomba H, bomba de fusión o bomba termonuclear.

La bomba atómica o nuclear se basa en la fisión de núcleos atómicos pesados en elementos más ligeros, mediante el bombardeo de neutrones que generan una reacción nuclear en cadena. Las lanzadas por Estados Unidos en 1945 eran de este tipo, de uranio la primera, Little Boy, sobre Hiroshima; de plutonio la segunda, Fat Man, sobre Nagasaki.

Por el contrario, la bomba de hidrógeno obtiene su energía de la fusión de átomos ligeros en átomos más pesados. Su funcionamiento se basa en una combinación fisión-fusión-fisión, ya que para iniciar la reacción en cadena requiere una gran fuente de energía derivada de la fisión que produce la detonación inicial. Este primer efecto desencadena la fusión, la liberación de energía, cuyo objetivo es generar neutrones de alta velocidad que finalmente producen una segunda fisión.

Comparativa de poder de destrucción entre la Bomba del Zar y otras bombas nucleares
Comparativa de poder de destrucción entre la Bomba del Zar y otras bombas nucleares

La detonación de la Bomba del Zar el 30 de octubre de 1961

Con motivo del 75 aniversario de su industria nuclear, la agencia estatal rusa de la energía atómica desclasificó y publicó imágenes de la detonación de la Bomba del Zar, llevando a un gran impacto a cualquiera que las hubiera visto.

Imágenes desclasificadas por la agencia estatal rusa de la energía atómica de la detonación de la Bomba del Zar en 1096, emitidas por la agencia Reuters

La explosión tuvo lugar el 30 de octubre de 1961 a las 11.32 hora de Moscú, en el Círculo Ártico, a 4 km sobre el archipiélago Novaya Zemlya. Como resultado, se formó un hongo visible de alrededor de 60 km de altura que se extendió casi 100 km. El resplandor de la detonación pudo verse desde una distancia superior a los 1000 km y los daños físicos alcanzaron poblaciones situadas a cientos de km de la zona cero.

Al haber sido una detonación en el aire y sin tocar tierra, la cantidad de radiación emitida fue muy inferior a la esperada, por lo que no hubo daños posteriores. No obstante, la respuesta internacional fue altamente crítica.

Una vez más, la capacidad para crear armamento con enorme potencial destructivo queda patente con ejemplos increíblemente poderosos, incluso de hace 60 años. Es estremecedor pensar en qué tipo de artefactos pudieran existir hoy en día, cuando la tensión internacional se mantiene y los avances en la ciencia son cada vez más significativos.

COMPARTIR: