Según la Teoría de la Evolución de Charles Darwin, los seres vivos atraviesan una serie de transformaciones fisiológicas o anatómicas a lo largo de los años con el fin de adaptarse a su entorno y sobrevivir. Esta idea es la base del concepto de selección natural, en la que sobrevive el que mejor se acondiciona, y consta en su libro maestro El Origen de las Especies.

Para entender de manera más sencilla esta premisa podemos analizar las características del cuerpo humano y cómo ha ido evolucionando, dejando una serie de rastros y evidencias vestigiales de nuestros antepasados.

Residuos vestigiales de la evolución del cuerpo humano

El cuerpo humano ha experimentado varias transformaciones durante millones de años hasta convertirse en la anatomía que conocemos hoy. Indudablemente, el desarrollo de nuestra especie desde las etapas cazadoras y recolectoras causó cambios drásticos en la interacción del hombre con el entorno y el ecosistema, lo que favoreció esta evolución. Hay varios aspectos de nuestro cuerpo que evidencian este progreso y son, de hecho, algunas características que terminarán desapareciendo por su falta de utilidad o su inconveniencia biológica.

Las muelas del juicio

Las muelas del juicio o terceros molares aparecen normalmente entre los 17 y los 20 años. Como piezas dentales, no tienen ninguna utilidad dentro de nuestro proceso digestivo o el masticado de alimentos. Por lo tanto, no son útiles, pero tampoco representan un obstáculo para la supervivencia. Por ese motivo no han desaparecido aún.

En su momento tuvieron su utilidad, pero hoy sí representan problemas estéticos para algunas personas que terminan extrayéndolas mediante cirugía. Hay casos en los que ni siquiera llegan a salir, por lo que su evolución es desaparecer.

El apéndice

El apéndice es un vestigio de un órgano redundante que ancestralmente tenía funciones digestivas, sobre todo presente en seres vivos herbívoros. Nuestro apéndice pudiera ser un rastro de la evolución que dejó de tener utilidad cuando la dieta del ser humano empezó a incluir proteínas animales. Aunque una parte de la comunidad científica cree que no es así, sino que se trata de un órgano que ayuda a mantener sana la flora del sistema intestinal.

El coxis

El coxis es un conjunto de vértebras al final de la columna que tenemos como remanente de lo que anteriormente era una cola. De hecho, durante el proceso de gestación, todos los embriones presentan esta cola que se pierde durante el desarrollo del feto. Existen algunos casos, muy raros, en los que los niños nacen todavía con este vestigio que normalmente es corregido en quirófano.

Los músculos de la oreja

Muchos animales tienen la capacidad e mover sus orejas en varias direcciones para orientar su atención al ruido de posibles amenazas o depredadores.

Los músculos responsables de estos movimientos se han reducido y debilitado en el cuerpo humano, posiblemente por nuestra capacidad de girar la cabeza en planos horizontales y verticales, que reemplazó la habilidad anterior.

La forma y estructura de las orejas también muestran algunos aspectos vestigiales, como el llamado tubérculo de Darwin. Se trata del engrosamiento cartilaginoso del borde de la oreja, presente en el 10% de la población, y es el vestigio de la punta de oreja muy común en muchos mamíferos.

Vestigios fisiológicos y conductuales

Hay otros residuos vestigiales que no se presentan tanto en las características anatómicas del cuerpo humano, sino en la respuesta fisiológica ante diversos estímulos o la respuesta instintiva conductual.

La evolución de la piel de gallina

Todos los que tenemos gatos sabemos que cuando los felinos se sienten amenazados erizan el pelo de sus colas y su lomo con el objetivo de hacerse más grande y ahuyentar a los enemigos. Esto no solo sucede en algunos mamíferos, sino que también son prácticas habituales en aves y otras especies.

Piel de gallina

El fenómeno que sucede en el cuerpo humano ante el frío, el estrés o el miedo es el mismo. La piel de gallina es un rastro vestigial que perdió su función cuando nuestra especie perdió volumen de vello corporal. En su momento, la reacción del ser humano ante amenazas o para mantener el cuerpo caliente era muy similar a la de otros animales.

El instintivo reflejo de prensión

Una de las primeras reacciones de los bebés y recién nacidos es agarrar con relativa fuerza un dedo o cualquier objeto que se coloque cerca de sus manos. Según algunos estudios, un alto porcentaje de los bebés pueden incluso soportar su propio peso agarrándose de algunos elementos como varillas.

Este agarre instintivo, que incluso los bebés tratan de hacer con los dedos de los pies, es otro residuo vestigial de la necesidad de mantenerse adherido a la madre. Una conducta presente todavía en muchos mamíferos y primates.

La próxima evolución de nuestra especie

La principal diferencia entre la evolución vestigial que presentamos hoy con respecto a nuestros antepasados y la que presentaremos en el futuro, es la intervención de la tecnología.

Algunos investigadores ya han profundizado en cuáles serán nuestros siguientes cambios evolutivos. Uno de ellos, según el divulgador científico Robert Clarke, será el aumento de tamaño de nuestra masa cerebral y el consecuente crecimiento de la capacidad cognitiva.

Algunos de los residuos vestigiales que ya son inútiles hoy, como los mencionados anteriormente (muelas del juicio, apéndice o coxis), terminarán desapareciendo. A este grupo se sumarían las amígdalas, que en muchos casos representan un foco de infección periódico para muchas personas y ningún beneficio.

De forma paralela al aumento cognitivo, seguirá en alza la tendencia creciente de la esperanza de vida. Viviremos más años, tendremos menos hijos y los tendremos a una edad más adulta.

De hecho, este tema será uno de los más involucrados en nuestras futuras evoluciones. Cada vez desarrollamos tecnología más avanzada aplicada a los sistemas de gestación y reproducción.

Manipulación genética

Nuestro futuro estará envuelto en nuevas prácticas y técnicas como la clonación o la manipulación genética. A día de hoy es muy común que muchas personas sobrevivan con la ayuda de implantes, marcapasos, cirugías complejas, trasplantes y otras tecnologías.

Lo que antes determinaba la supervivencia de la especie, la selección natural, mutará en una selección artificial marcada por la ciencia.

Incluso existen proyectos en mayor o menor grado de desarrollo que plantean la transmisión de la consciencia neuronal a una máquina (la Iniciativa 2045), suponiendo avances todavía inimaginables para el ser humano.

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