Cuphead se ha ganado la fama de ser un juego muy difícil y, después de verlo en todo su esplendor, puedo afirmar que la crítica es correcta. Anunciado en el verano de 2014, Cuphead cautivó a toda la comunidad de gamers gracias a su particular estilo artístico, un homenaje a los dibujos animados de la década de 1930 de Disney y Fleischer Studios.

Los hermanos Chad y Jared Moldenhauer, junto con el animador Jake Clark, combinaron el arte dibujado a mano con el género de run and shoot. Este último popularizado por juegos pixelados como Mario Bros o Megaman. El resultado, una obra de arte hecha videojuego, una entrega que ha dado mucho de qué hablar, pero más allá, nos ha dado una diversidad que no sabíamos que queríamos.

Atrás quedaron las limitaciones técnicas de los juegos clásicos y, lo que es más importante, la grotesca caricatura racista de los dibujos animados de antaño. Los creadores de Cuphead han emulado nuestros recuerdos más profundos, convirtiéndolos en algo actual con lo que podemos divertirnos.

El videojuego comparte una visión muy similar a los rompecabezas. Requiere reflejos saludables, paciencia y, sobre todo, una excelente disposición para aprender.

La historia de Cuphead

Cuphead nos relata la vida de una adorable taza que, al perseguir su instinto codicioso en un casino, pierde, y se ve obligada a hacer un trato con el diablo que la obliga a ceder su alma para toda la eternidad.

Para salvarse tendrá que emprender una peligrosa aventura y cobrar, uno a uno, los contratos de los demás deudores del diablo. Estas pobres almas condenadas ascienden a unas pocas docenas, que serán los jefes independientes con los que Cuphead arriesgará su vida.

Escena de Cuphead con el diablo, Cuphead y su hermano
Escena de Cuphead con el diablo, Cuphead y su hermano, en la modalidad de dos jugadores

Nuestro amigo tendrá que vencer los obstáculos si es que quiere recuperar su alma. Entre más camino avanza, más complejo y sinuoso se percibe el juego, hasta el punto de que algunas personas lo han descrito como imposible de pasar.

La jugabilidad

La pelea promedio contra jefes dura aproximadamente dos minutos de principio a fin. Lo suficientemente corto como para morir y poder intentarlo las veces que sean necesarias sin agotarte. Las luchas se dividen en unas pocas fases. Cada fase presenta un conjunto de desafíos nuevos, que inspiran pequeñas epifanías que tanto Cuphead como el jugador tendrán que experimentar. Estas lecciones autodidactas producen una verdadera sensación de logro.

Cuphead educa al jugador, en todo momento, sobre cómo superar cada obstáculo. Cada pelea de jefes tiene una estrategia ideal descubierta a través de la prueba y error. Para evitar el estrés, es útil pensar en el fracaso como una herramienta mayor que cualquier otra arma presentada. Cada enfrentamiento tiene su complicación, lo dificil radica en cambiar el ángulo de pensamiento en cada etapa. Habrá algunas donde tengas que memorizar todo el escenario de batalla, otras en las que tendrás que identificar todos los posibles ataques y secuencias de un jefe y otras más, donde nada de eso funciona por que el algoritmo para vencer al enemigo se soluciona al azar.

Personajes de Cuphead

La consistencia como base del juego

El juego no está diseñado para que los jugadores puedan competir solamente con habilidades brutas y la confianza que aún no han ganado. En todo caso, las peleas de jefes se enfocan en castigar tu orgullo, es un reto personal en el que tu ego entra en una curva de destrucción donde solo la humildad y la perseverancia podrán ayudarte a salir victorioso.

Es un juego que puede llegar a considerarse reflexivo. Cada vez que el desafío se siente imposible, puede encontrarse la solución considerando todas las variables antes de sumergirse nuevamente en la lucha. Cuphead, en resumen, no es un juego de gratificaciones. Se agregaron algunos momentos de compensación para darle sabor y no cansar del todo al jugador. Podría percibirse como una escuela de fortaleza mental, pero con métodos de aprendizaje definitivamente poco amigables. 

Las peleas de jefes de videojuegos clásicos han caído en desgracia en las últimas décadas y ya no suponen un verdadero reto mental. En algunos casos, lo único que se necesita es apretar una secuencia de botones y listo, te has pasado el juego. Este no es el caso de Cuphead, que viene a traernos un nuevo concepto.

Los complementos perfectos de Cuphead

Cuphead tiene una cohesión asombrosa y una impresionante banda sonora orquestal, que fácilmente puede competir contra cualquier película hollywoodense de alto presupuesto. Así como una fotografía visual impecable, que personalmente me recuerda a los dibujos animados que solía ver en la hora clásica de Cartoon Network cuando era niño. Pero no te dejes engañar ya que, en ocasiones, esos elementos artísticos pueden ocultar enemigos y proyectiles en primer plano. A veces, la pieza más vulnerable de un enemigo, se esconde detrás de alguno de estos artilugios llamativos. 

Trailer del videojuego Cuphead

Cuphead ha sido catalogado como una experiencia cómicamente difícil. Y eso es realmente una lástima, ya que la mayor parte de Cuphead es una fórmula especial que toma un género retro notoriamente desafiante y lo presenta con cuidado y cariño a la audiencia que más lo merece.

El trato de Cuphead con el diablo finalmente conduce al infierno, por lo que tal vez sea apropiado que la conclusión sea tan extremadamente tortuosa. En cualquier caso, todo dolor de cabeza fruto de la frustración llega a ser aliviado por la dulce medicina de la victoria.

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