Si elaborásemos una lista con los peores y más temidos asesinos en serie de la historia, escribiríamos el nombre de Harold Shipman en la parte superior. Este médico británico apodado Doctor Muerte recibió una cadena perpetua en condena por asesinar a 218 personas, según se le atribuyó tras las investigaciones pertinentes. Aunque en total, se sospecha que fueron más de 250.

Entre 1975 y 1998 perpetró una serie de asesinatos en el Reino Unido eligiendo a las víctimas entre sus pacientes, y de ahí su ignominioso apelativo.

La historia del Doctor Muerte terminó el 13 de enero de 2004 cuando Shipman se ahorcó en su celda a las 6.:20 de la mañana, un día antes de cumplir 58 años.

El modus operandi del Doctor Muerte

Harold Shipman empezó su carrera trabajando como médico general en una localidad llamada Todmorden, en el condado inglés de Yorkshire. Valiéndose de su profesión, desarrolló una adicción inusitada a la morfina, lo que más tarde usaría como arma mortífera.

Fue en esa localidad en donde comenzó su historial de crímenes. Su primera víctima fue Eva Lyons, una mujer a la que asesinó en 1975. Desde entonces y tras un traslado a Hyde, cerca de Manchester, continuó su inhumana faena terminando con nada menos que 71 personas más. Pasando inexplicablemente inadvertido, se consagró como médico respetado en la zona y estableció su propia consulta privada en el año 92, planeando allí otros 143 asesinatos. La concentración de víctimas en el área era tan alta, que incluso siete de ellas vivían en la misma manzana de edificios.

Harold Shipman
Harold Shipman

La investigación de los asesinatos y el juicio del Doctor Muerte

No fue hasta el año 1998 que el alto índice de mortalidad entre los pacientes de Shipman empezaron a levantar sospechas. De alguna forma, sus intentos por ocultar sus crímenes lo habían mantenido lejos de cualquier pretensión policial. El detonante de las investigaciones y la detención del asesino fue una herencia sospechosa hacia el médico de una de sus pacientes. Al parecer, el doctor había falsificado un testamento que le otorgaba más de 380,000 libras esterlinas. Cuando la hija de la fallecida se topó con este cambio, lo denunció inmediatamente en la policía.

El cuerpo de la anciana fue examinado y se le encontraron en la autopsia altísimos niveles de morfina. Tras esta exposición, el Doctor Muerte fue arrestado el 7 de septiembre del mismo año y se investigaron otras de sus muertes certificadas. Se logró elaborar una lista de 15 casos en los que también hubo sobredosis del fármaco.

La impunidad del asesino de la morfina

Con estos datos, la investigación no hizo más que comenzar. Se recopilaron informes que evidenciaban los flagrantes errores que permitieron al asesino actuar con impunidad durante tanto tiempo. En total, Shipman había certificado la muerte de 521 personas entre sus pacientes durante 25 años. Un número calamitoso y verdaderamente terrorífico.

Cuando comenzaron a indagar más profundamente en cada caso, se descubrió que el 80% de sus pacientes fallecieron en soledad, sin la presencia de un familiar o conocido. El médico registraba falsas causas de muerte y generaba certificados de defunción a su juicio e interés propio. Los procedimientos post mortem no eran vigilados y ni siquiera se realizaban autopsias, la mayoría de las veces practicaba la cremación de inmediato.

Estas irregularidades hicieron imposible constatar con certeza cuántas personas murieron en sus manos. Aunque el mismo Harold Shipman solamente confesó las 15 evidenciadas, el informe final consta de 218 crímenes, con la sospecha de más de 250.

En el año 2000 se le condenó a 15 cadenas perpetuas. Dos años más tarde fue expulsado del Registro Nacional de Médicos británicos. Pese a sus insistentes intentos por defender su inocencia, Shipman se convirtió en el único doctor en la historia de la medicina británica condenado por asesinar a sus pacientes.

Portada del diario The Mirror del 1 de febrero del año 2000
Portada del diario The Mirror del 1 de febrero del año 2000

El final de la historia del Doctor Muerte

El 13 de enero de 2004 y ya publicadas las cifras reales del asesino en serie más homicida de la historia, Shipman se ahorcó en su celda colgándose de las barras de la ventana usando sus sábanas.

Algunos tabloides ingleses celebraron incluso su muerte con titulares en portada, llegando a alentar a otros asesinos a correr la misma suerte. Las familias de las víctimas, por el contrario, lamentaron el suceso, quedándose sin las respuestas que buscaban y sin el castigo merecido para el verdugo.

Se especuló si su suicidio habría sido para garantizar la seguridad financiera de su esposa, que dependía de una pensión hasta que Shipman cumpliese los 60 años. Otras conjeturas, esta vez por parte de un experto en asesinos en serie del FBI, relacionan el suceso con la necesidad de control y manipulación de estos perfiles. El final del Doctor Muerte estuvo en sus propias manos, su último gesto perverso que lo libró de la condena y la penitencia del tiempo.

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