Uno de los enclaves turísticos más reconocidos de la capital de Francia no se caracteriza precisamente por su voluptuosidad, su elegancia o su estética vinculada al amor y al romanticismo. Se refiere un poco más al desarrollo y crecimiento de la ciudad a lo largo de los siglos, a su historia y a su legado cultural. Las Catacumbas de París son uno de los espacios más curiosos y a la vez macabros de todo el territorio europeo.

Una operación logística y de infraestructura bastante compleja, que sirvió para mejorar la salubridad de los parisinos a finales del siglo XVIII.

La historia y creación de las Catacumbas de París

Las Catacumbas de París son, en conjunto, un cementerio subterráneo ubicado bajo las calles de la capital francesa. Un complejo sistema de túneles laberínticos que albergan, en total, alrededor de seis millones de esqueletos humanos. En conjunto, es la mayor concentración de estas características en Europa y se conserva como un osario de alto valor histórico.

Entrada a las Catacumbas de París
Puerta de entrada a las Catacumbas de París con la inscripción en francés «¡Detente! Este es el imperio de la muerte»

La razón de ser de las Catacumbas de París se remonta a finales del siglo XVIII. La ciudad atravesaba una serie de problemas de salubridad como consecuencia de la superpoblación de sus cementerios. Ante esta situación, las autoridades buscaron un lugar al que trasladar los cuerpos y alejarlos lo máximo posible de las zonas urbanas y públicas.

Decidieron entonces darle uso a unas antiguas canteras de piedra caliza abandonadas desde el siglo XV. Estas minas estaban formadas por una serie de laberintos que se extienden bajo la ciudad, cubriendo una superficie aproximada de 800 hectáreas.

Fue Charles-Axel Guillaumot quien lideró el proyecto de traslado, un auditor del servicio de Inspección General de Canteras de París. Este organismo fue constituido por el Rey Luis XVI en abril de 1777, tras algunos hundimientos del suelo parisino durante el mismo siglo.

El traslado de los esqueletos a las criptas subterráneas

Debido a la naturaleza compleja del proceso por su logística y su carácter sensible, la operación duró varios años.

Inició entre 1785 y 1787 con los traslados del cementerio más importante de París, el de los Santos Inocentes. Los operarios vaciaron las sepulturas, las fosas comunes y los osarios para transportar los restos a través de dos pozos de servicio de la cantera. Una vez bajo tierra, se distribuyeron y se apilaron a lo largo de las galerías. Todo el traslado se realizaba por la noche para evitar el malestar de la población y de la Iglesia, quien pudiera estar disconforme con el tema.

Detalle de los huesos de las catacumbas

El 7 de abril de 1786 se declaró el Osario Municipal de París, continuando las labores de traslado después de la Revolución Francesa de 1789 hasta 1814. Durante las décadas posteriores, se sucedieron nuevas fases del proyecto interrumpidas por algunas obras urbanísticas.

Fue en aquel momento cuando se acuñó el término Catacumbas de París, en referencia a las descubiertas en Roma que datan del siglo III a.C.

Las características de los túneles

Los oscuros túneles de las Catacumbas de París se extienden por una longitud que supera los 2 kilómetros, a 20 metros de profundidad y en una superficie de 11,000 metros cuadrados.

Al formar parte de una antigua cantera, las galerías están entrelazadas formando complejos laberintos en los que es muy fácil perderse. En ellos, los huesos están acomodados en forma de muralla, acompañados en algunos puntos por placas identificativas que informan de la procedencia de los cuerpos.

La forma en que se apilaron los huesos, muchas veces agrupados por tipo y tamaño, termina siendo un elemento ornamental que envuelve la cripta en un aspecto tétrico y misterioso.

Los espacios, en muchas ocasiones, son angostos e intransitables, por ello solo puede visitarse un pequeño fragmento de no más de un kilómetro.

El osario más grande de Europa

El Osario Municipal de las Catacumbas de París es uno de los más importantes del mundo.

Hasta el año 1809 los huesos estaban esparcidos sin orden alguno a lo largo de los túneles de la cripta. Hecho que cambió ese mismo año bajo las órdenes del inspector Héricart de Thury, en un proceso de reorganización decorativa.

Con el paso del tiempo, el aspecto de los túneles fue transformándose en un estilo de museo y monumento. Se agregaron epitafios religiosos y poéticos con el objetivo de ofrecer a los visitantes una experiencia profunda, invitando a la reflexión sobre la muerte.

El aspecto de los túneles de las Catacumbas de París

Las leyendas de las Catacumbas de París

No son pocas las ocasiones en las que algunos curiosos y valientes se adentran en las profundidades de las Catacumbas de Parías, sin tener en cuenta los riesgos que ello supone.

Aunque las puertas de acceso oficiales están bastante controladas, así como los protocolos de seguridad y de visitas, existen entradas secretas a lo largo de la ciudad que mucha gente conoce. Esto da pie a que algunas personas se introduzcan clandestinamente, llegando a perderse por días y a sufrir algunos casos de hipotermia. Las condiciones de las catacumbas son bastante inhóspitas, llegando a temperaturas inferiores a los 15º, aire sin ventilación, ratas o algunas inundaciones.

El conjunto de elementos que componen la cripta, su estética macabra y el paso del tiempo, ayudaron a extender multitud de historias de fantasmas y leyendas urbanas.

Hay quien afirma que durante las visitas pueden oírse voces y gritos desgarradores. Algunos creen que, durante la oscuridad de la noche, los túneles laberínticos cambian de dirección, haciendo inevitable perderse para nunca encontrar la salida.

Lo cierto es que el frío bajo tierra, el silencio pavoroso, el olor a mina cerrada, la oscuridad más absoluta y los seis millones de esqueletos, son el escenario perfecto para todo tipo de pesadillas. Un lugar que probablemente esconde más de lo que vemos desde hace ya más de doscientos años.

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