Nuestro planeta está plagado de lugares misteriosos y extraordinarios de los que apenas tenemos conocimiento. Muchos de los enigmas que se fueron encontrando alrededor del globo resultaron ser fenómenos de lo más singulares e interesantes. Es el caso de una curiosa montaña ubicada en Canadá, conocida como Magnetic Hill por la extrañeza de sus características.

El rompecabezas de Magnetic Hill

La curiosa historia de Magnetic Hill comenzó en el siglo XIX, cuando se construyó un camino para carruajes que comunicase la ciudad de Moncton, en la provincia de New Brunswick, con la cresta montañosa Lutes Mountain. Con el tiempo, el camino se amplió y pavimentó, acondicionándolo a los nuevos automóviles, a principios del siglo XX.

En el año 1931 se observó por primera vez que en un punto de la carretera en dirección al sur y cuesta abajo, los conductores debían acelerar más de lo normal para evitar rodar hacia atrás en lo que parecía ser cuesta arriba. Desde entonces se bautizó el lugar como Magnetic Hill y el fenómeno se popularizó, atrayendo a varias personas del lugar para experimentarlo por sí mismas.

Al término de la II Guerra Mundial, se construyeron nuevas vías alrededor de la montaña y se amplió el acceso al punto en cuestión. Poco a poco, Magnetic Hill pasó a convertirse en una de las principales atracciones turísticas de Moncton hasta considerarse propiedad histórica.

Para experimentar el fenómeno de Magnetic Hill, lo único que hay que hacer es dirigirse a la carretera, poner el coche en punto neutro y esperar. El vehículo comenzará a subir la cuesta, algo aparentemente imposible. Complementándose con el mismo ascenso del agua de las zanjas de drenaje de la zona.

Vídeo de un aficionado experimentando el fenómeno de Magnetic Hill
Fuente del vídeo: Youtube Our Earth

El resultado de una ilusión óptica

Durante mucho tiempo, las características de Magnetic Hill se relacionaron a supuestas fuerzas magnéticas que por alguna razón generaban el extraño fenómeno. Otros teorizaban con temas paranormales y sobrenaturales, pero nada más lejos de la realidad.

Se trata de una ilusión óptica que produce la sensación de que la carretera se encuentra en una pendiente cuesta arriba, cuando en realidad es cuesta abajo. Desde nuestro punto de vista y atendiendo a la forma en que comprendemos el espacio, es difícil identificar la pendiente de un plano, por lo que normalmente buscamos puntos de referencia que encuadren la perspectiva. En este sentido, los árboles y otros objetos perpendiculares al suelo suelen enmarcar la escena, y crear la ilusión de inclinación. Sin embargo, no todos los árboles crecen de forma vertical rectilínea, así que es muy fácil confundirse.

Este tipo de ilusiones ópticas son muy frecuentes en la geografía general, de hecho es un fenómeno común en algunas disciplinas deportivas de exterior como el ciclismo. Lo que se bautizó como un hecho insólito magnético y gravitacional, no es más que un engaño a la vista. Un lugar normal y corriente que aparenta ser lo que no es.

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