Se le conoce como Laureada de San Fernando aunque su nombre original es la Real y Militar Orden de San Fernando. Es la máxima y más preciada condecoración militar en España, creada en 1811. Gracias a la cultura popular muchos saben de la existencia del Corazón Púrpura estadounidense entre otras distinciones castrenses que se dieron a conocer en el cine o la televisión. Y es que la solemnidad y el protocolo ceremonial de este ámbito, junto con la importancia de las jerarquías y el mérito individual, hacen de él un mundo muy complejo e interesante.

El decreto nº LXXXVIII de las Cortes de Cádiz

La Cruz Laureada de San Fernando se instauró por primera vez mediante el decreto nº LXXXVIII, del 31 de agosto de 1811, en las Cortes de Cádiz, la Asamblea Constituyente española de aquel entonces. Cuatro años más tarde, el rey Fernando VII la convalidó por real decreto el 10 de julio de 1815.

Se le llamó así en honor a Fernando II de Castilla, rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252.

La Laureada de San Fernando como condecoración

La medalla reconoce el valor heroico y el muy distinguido, como virtudes que, con abnegación, inducen a acometer acciones excepcionales o extraordinarias, individuales o colectivas, en servicio y beneficio de España.

Es la mayor recompensa militar española, cuyo mérito debe transcurrir durante conflictos armados u operaciones militares. Pueden recibirla tanto miembros del ejército, de la Guardia Civil o incluso civiles que presten servicio a las fuerzas armadas.

La concesión de este reconocimiento implica además el ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando, primera orden militar española y cuyo soberano es el Rey de España.

El prestigio y distinción de la Cruz vienen dados de las rigurosas exigencias y obligaciones requeridas para obtenerla. Expresas detalladamente en su reglamento.

La Laureada de San Fernando
La Laureada de San Fernando
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Los méritos para recibir la Laureada de San Fernando

Además del valor heroico, objeto de honor del reconocimiento, la Laureada de San Fernando exige que la acción, hecho o servicio realizado cumpla lo siguiente:

  • Que suponga significativos sacrificios y riesgos, incluso la pérdida de la vida.
  • Que no esté originado únicamente por el propósito de salvar la vida o ambición propia desmesurada, poniendo en riesgo inútil a las fuerzas de su mando.
  • Que se hayan tomado las medidas necesarias para resultar en el número mínimo de bajas, aunque implique el sacrificio deliberado propio o de sus fuerzas.
  • Que tenga lugar en momentos críticos.
  • Que produzca cambios favorables extraordinarios y suponga la ventaja táctica de sus fuerzas.
  • Que el autor se haya prestado voluntario a ejecutarlo pese a las dificultades o riesgos.
  • O, sin cumplir ninguna de las anteriores, la Cruz puede ser meritoria para quien haya realizado un hecho heroico cuya ejemplaridad constituya un incentivo para la moral en los ejércitos.

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