En las sociedades primitivas, los hombres usaban barba para mantenerse cálidos en invierno e intimidar a sus enemigos. Con el paso del tiempo y el desarrollo, el vello facial fue adquiriendo otro significado asociado a la realeza y el estatus. Hoy, podríamos considerarla un elemento estético masculino, sinónimo de cuidado, salud y moda.

La barba en la Prehistoria y Edad Antigua

En tiempos de Prehistoria, la barba era un gran distintivo que ayudaba a los hombres a protegerse del frío y otros efectos ambientales. Además, robustecía su apariencia, hecho que los hacía más intimidantes ante cualquier adversario.

Durante las civilizaciones mesopotámicas, sin embargo, la barba alcanzó un valor estético. En aquel entonces se usaban productos varios para mantenerla saludable. Las modelaban con rizadores y hacían efectos escalonados tipo frizz. Los asirios se la teñían de negro y los persas de rojo anaranjado. En las antiguas Turquía e India la barba larga se consideraba símbolo de sabiduría y dignidad.

Del 3000 al 1580 a.C., la realeza egipcia, en gran parte lampiños,  usaba barba postiza de metal para vigorizar su apariencia y autoridad.

Siglos más tarde, en Grecia, la barba era un signo de honor, incluso las cortaban como castigo. Como curiosidad, alrededor del 345 a. C. Alejandro Magno decretó que los soldados no podían tener barba. Ya que tenía miedo a que los soldados enemigos las usaran contra ellos, agarrándolas durante la batalla.

De la cultura romana a la actualidad

Los romanos preferían que sus barbas estuvieran recortadas y arregladas. Un romano llamado Lucius Tarquinius Pricus alentó el uso de navajas de afeitar para guiar a la ciudad hacia la reforma higiénica en 616-578 a.C. Aunque Pricus trató de impulsar el afeitado, no fue aceptado en general hasta el 454 a.C.

Los anglosajones llevaban barba hasta la llegada del cristianismo en el siglo VII. Después, la ley exigió el afeitado tanto al clero como a la realeza para adaptarse a la moda normanda. Sin embargo, una vez que comenzaron las Cruzadas las barbas regresaron. Durante cuatro siglos se permitió todo tipo de vello facial, hasta que en la década de 1560 se puso de moda el almidonado.

A principios del siglo XVII, un pintor llamado Sir Anthony Vandyke comenzó a pintar a muchos aristócratas con barbas puntiagudas, un estilo llamado Vandyke.

Actualmente, alrededor del 33% de los hombres tienen vello facial de algún tipo. En diversos estudios, se ha descubierto que los hombres con barba completa son 2 veces más atractivos para las mujeres, en comparación a los lampiños o afeitados.

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