Declaración de intenciones
La firme cotidianidad con sus idas y venidas, sus prisas y su puntualidad inexorable forman parte de un juego. Lo que sucede ahí afuera, las cosas buenas y las cosas malas. Lo que se escapa de control y lo que se rige por nuestras riendas. Así es como vemos el mundo, como un juego que no diseñamos nosotros, no lo regulamos, no lo gobernamos, pero podemos decidir exactamente qué rol jugar en él.
Nos planteamos este nimio e insignificante hueco entre el enorme océano de las arrobas y los ‘puntocom’ como un espejo endeble de nuestra férrea subjetividad. Es nuestra porque somos dos. Y este blog será una descripción del mundo a través de nuestros dedos. Un lugar sin ley para escupir lo que a diario salta barreras en nuestra psique. Un homenaje hedonista a nuestras noches de tertulia.
Podemos definir a estos autores como un bucle de introspección constante. Cadenas de infinitos momentos de conversación y silencio fragoroso, observación, escucha y reflexión. Un criticismo del que esperamos no despegarnos nunca. Del pensamiento analítico, del porqué de las cosas y los casos. Un bullicio de curiosidades y preguntas inconformistas, con tanto que decir que acabamos no diciendo nada.
Lo cierto es que no tenemos descripción distinta a la de cualquier otro. Somos dos más dentro de lo mundano. Lo único que nos distingue de ti, lector, es que ocupamos estas líneas. Nos gusta escribir, describir, exagerar, comparar y contradecir. Nos gusta el enredo, lo difícil y lo oculto. Rascar para ver la carne tras la piel. Y el hueso.
Este sitio es un péndulo oscilante entre lo rítmico y lo arrítmico que avanza y va de vuelta en una serie de pulsaciones y latidos mientras bombea tinta indómita.